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ÓSCAR B. DE OTÁLORA
Miércoles, 8 de septiembre 2010, 09:22
ETA no ha cesado el chantaje a los empresarios vascos durante los últimos meses, incluido el periodo en el que, presuntamente y según propia confesión, ya había detenido las «acciones armadas ofensivas». Según datos a los que ha tenido acceso este periódico, incluso en agosto hubo industriales que recibieron cartas amenazantes en las que la banda les exigía el pago de fuertes cantidades de dinero. Algunas reclamaban más de 400.000 euros. En la mayoría de los casos detectados, los mensajes recordaban anteriores peticiones del 'impuesto revolucionario'.
Esta dato confirma las sospechas que ya tenían las fuerzas de seguridad. El documento hecho público por la organización el domingo no tenía en cuenta para nada la extorsión, que, según todas las hipótesis, se mantendrá durante los próximos meses, tal y como ha sucedido en anteriores parones de ETA. En la última tregua la del año 2006, la banda modificó el texto amenazante que utiliza de forma habitual y empleó expresiones en las que reclamaba aportaciones voluntarias. Pero el chantaje continuó.
El hecho de que las cartas hayan llegado en agosto confirma la información publicada ayer por EL CORREO, en la que las autoridades francesas no dudaban en señalar que el aparato de extorsión de la banda «funciona alegremente» y la organización «está forrada de pasta». Las fuerzas de seguridad a ambos lados de la frontera mantienen sus recelos hacia la actitud de la dirección etarra y creen que utilizará su declaración del alto el fuego para intentar reorganizarse y superar la actual situación de máxima debilidad en la que se encuentra.
Críticas
El pasado mes de mayo, los distintos cuerpos policiales ya detectaron una oleada sin precedentes en el envío de cartas de chantaje. En ese caso, no sólo eran recordatorios a industriales que ya habían recibido con anterioridad misivas de los terroristas, sino que se incluyeron también nuevos nombres.
Según los analistas de las fuerzas de seguridad, uno d elos flancos débiles de ETA es precisamente el aparato de extorsión, ya que las sucesivas operaciones policiales han desmantelado algunas de las redes creadas por los terroristas para cobrar el chantaje a los empresarios. En abril de este año, la Policía detuvo a diez personas en Vizcaya y Guipúzcoa -entre las que se encontraban abogados de la izquierda abertzale y ex etarras- en una investigación que se extendió a las estrcuturas de cobro de la extorsión.
El pasado lunes, la patronal vasca (Confebask) ya criticó que el mensaje de la banda no incluyera ninguna referencia a que su parón fuese definitivo, «ni una renuncia expresa al mantenimiento de cualquier amenaza chantaje o extorsión». En anteriores treguas de la banda, uno de los puntos de tensión ha sido siempre el mantenimiento de las amenazas a empresarios, al poner en entredicho las intenciones de ETA.
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