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Pello Urizar (EA) en la rueda de prensa de ayer. :: EFE
Falta de credibilidad
POLÍTICA

Falta de credibilidad

La primera respuesta de ETA a las reiteradas demandas de la izquierda abertzale y EA provoca decepción

ALBERTO AYALA

Lunes, 6 de septiembre 2010, 04:31

El esperado comunicado de ETA ya está aquí. La izquierda abertzale ilegalizada y su socio de aventura soberanista, Eusko Alkartasuna, hace semanas que lo venían reclamando con insistencia. El resto de la clase política también lo esperaba, con expectación pero con bastante más escepticismo. ¿El contenido concreto? Toda una decepción que ha dejado una perceptible frialdad en los estados mayores de los partidos -con independencia de que ayer lo admitieran o no en público- y en otros agentes sociales.

Hace ya siete meses que Rufi Etxeberria, Rafa Díez Usabiaga y el encarcelado Arnaldo Otegi lograron, tras una encarnizada batalla interna, que las bases de ese mundo aprobaran la ponencia 'Zutik Euskal Herria' y respaldaran así la apuesta por las vías exclusivamente políticas y democráticas. Con ese aval, la antigua Batasuna ha trabajado para alumbrar un polo soberanista al que sólo ha atraído a la Eusko Alkartasuna más débil de su historia. Aralar apenas si acaba de aceptar abrir algunos contactos desde el escepticismo más extremo, consciente de que es la primera presa que desean engullir sus antiguos compañeros de militancia. Y el PNV no quiere saber nada del experimento que protagoniza quien sueña con ser un día su gran adversario por liderar el nacionalismo vasco.

Es evidente, pues, que la izquierda abertzale tradicional, y más todavía EA, necesitaban un comunicado de la última organización terrorista que opera en Europa. No ya porque dentro de siete meses se celebran unas determinantes elecciones municipales y forales. Unos comicios en los que la izquierda abertzale tradicional previsiblemente no estará, por lo que tendrá que considerar pedir el voto para las listas del partido que fundara el ex lehendakari Garaikoetxea. Sino porque precisaba y precisa que la banda acceda, de entrada, a su exigencia de un alto el fuego permanente y verificable, como le han reclamado sus apoyos (mediadores) sudafricanos e irlandeses.

Incomunicación

ETA ha accedido a hablar. Pero no lo ha hecho en los términos que se le exigían desde el incipiente polo soberanista. Y menos desde el resto del espectro democrático. En su pronunciamiento sólo habla de suspender las «acciones armadas ofensivas». Nada de una tregua permanente, y menos definitiva y verificable internacionalmente. Ni una palabra de si seguirá la extorsión económica a través del mal llamado 'impuesto revolucionario'.

Además, resulta cuando menos curioso que en el texto se asegure que se trata de una decisión adoptada hace meses, y que desde la antigua Batasuna se le hayan reclamado pasos hasta anteayer. ¿Incomunicación? ¿Abierto desencuentro? Lo primero parece evidente, aunque lo segundo sea, sin duda, lo más grave.

Nadie esperaba que la banda armada anunciara el fin de su negra trayectoria de cinco décadas y pidiera cita para lo único que esperan de ella los ciudadanos: lugar y fecha para entregar las armas. Pero su 'oferta' resulta abiertamente insuficiente, raquítica. Desde luego no aporta argumentos para evitar la sospecha de que pueda tratarse de una nueva trampa que, por una parte, buscaría acallar las insistentes demandas del mundo de Batasuna y a la vez recuperar aliento orgánico tras los continuos golpes policiales.

Algunos medios del PNV consultados ayer aseguran ver en el documento no pocas dosis de arrogancia. A su juicio, el texto, además de un cierto aire forzado de escasa sinceridad, cuestiona los planteamientos de Anoeta y en él la banda exhibe de nuevo su deseo de detentar el liderazgo político-militar de su mundo al permitirse instar de igual a igual a un Gobierno democrático.

ETA, pues, sigue sin dar los pasos que se esperan de ella y tan sólo mantiene intacta su absoluta falta de credibilidad. Aun así, parece aconsejable no cerrar por ahora esta carpeta. Siquiera hasta verificar si el de ayer es el primer movimiento de otros más esperanzadores. EA así prefiere verlo, sin duda por devoción, pero también por obligación. Y hasta la ilegalizada Batasuna así pareció reclamarlo con su moderada y escasamente triunfalista valoración de ayer. Su prioridad por evitar descuelgues se mantiene. Pero a la vez es plenamente consciente de que el tiempo de la falta de claridad está definitivamente a punto de caducar. Y es un hecho que la derrota policial de ETA aparece cada vez más cercana.

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