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Estíbaliz Gorostiaga (a la derecha), hija del ex alcalde de HB de Llodio, junto Marina Adámez. :: JOSÉ MONTES
Dos mujeres acceden por primera vez a la comida de la Cofradía de Llodio
SOCIEDAD

Dos mujeres acceden por primera vez a la comida de la Cofradía de Llodio

El debate sobre su apertura a la presencia femenina ha durado dos años y se ha saldado con la baja de dos socios Su entrada rompe con una tradición que se ha mantenido durante 411 años

MARTA PECIÑA

Lunes, 30 de agosto 2010, 10:16

La cofradía de Llodio rompió ayer con una tradición de 411 años. Por primera vez, dos mujeres se sentaron a una mesa en la que participaron 370 comensales. La hermandad las acogió después de un áspero proceso de reflexión que ha durado dos años y que se ha saldado con el levantamiento del veto a su presencia.

La polémica se inició en julio de 2008 cuando un vecino de la localidad alavesa presentó una denuncia ante el Ararteko acusando a la entidad de «discriminación». Tras estudiar el caso, el Defensor del Pueblo Vasco emitió una recomendación al Ayuntamiento llodiano para que no prestara apoyo a la celebración de la comida de hermandad. El pasado junio, después de tres encendidas asambleas, los cofrades decidieron eliminar la cláusula que impedía la participación de las mujeres. El debate se cobró las bajas de dos socios. «Una de ellas, derivada de la insoportable presión institucional sobre nuestra capacidad de decisión», explicó el mayordomo, José Luis Navarro.

El almuerzo de ayer ofreció una estampa inédita con la entrada de dos mujeres. Por un lado, la hermana de la Caridad Marina Adámez Martínez y, por otro, Estíbaliz Gorostiaga, quien ocupó el lugar de su padre, el ex alcalde y miembro de HB, Pablo Gorostiaga. La joven solicitó su ingreso en la hermandad en la asamblea del 1 de agosto y reclamó participar en la comida por expreso deseo de su progenitor, que le cedió el puesto por encontrarse encarcelado por el sumario 18/98 contra varias organizaciones cercanas a ETA. Pablo Gorostiaga tiene un puesto fijo en la mesa, dado que ostenta la condición de cofrade desde hace décadas. De hecho, el año pasado fue su hija la encargada de recoger la jarra que le entregó la agrupación por su vinculación a la misma.

Los compañeros de mesa de Estíbaliz estaban ayer encantados con su presencia. Lo mismo que los que flanquearon a Marina Adámez Martínez, quien presidió la mesa junto al mayordomo, José Luis Navarro, y el capellán, Antonio Ruiz de Vergara.

El ágape se desarrolló en un ambiente cordial. Se degustó el centenario menú de sopa de pan de pistola, guiso de carne con garbanzos, berza y vainas, y pollo asado, de reciente incorporación. Destacó la presencia de numerosos medios de comunicación que se agolparon en torno a las dos convidadas.

Ausencia de Ibarretxe

La religiosa se mostró muy agradecida con el reconocimiento que ha realizado la cofradía a su labor durante 38 años al frente de Cáritas en Llodio, ayudando a los más necesitados. De hecho, según explicaron el mayordomo y el párroco durante la misa previa que se celebró en la ermita, «la cofradía va a trabajar para convertirse en un vehículo de cohesión social y de atención a la gente necesitada».

Sor Marina acudió como invitada del mayordomo, quien cursó una carta para solicitar su asistencia a la comida. La remitió a Ricardo de Ángel, el abogado que el año pasado redactó un informe, a petición de la cofradía, en el que aseguraba que la hermandad no incumplía la legalidad al vetar el acceso de mujeres, si bien otorgaba al obispo la última palabra al respecto por tratarse de un colectivo religioso.

En el almuerzo participaron, entre otros, el alcalde, Jon Karla Menoyo (PNV), el ex regidor también jeltzale Toño Aiz o el parlamentario popular Carlos Urquijo. No asistió, sin embargo, el ex lehendakari y cofrade Juan José Ibarretxe, pese a haber asistido a la procesión y a la misa previas.

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