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JORGE SAINZ
Viernes, 20 de agosto 2010, 10:59
Los últimos contactos entre el PNV y la izquierda abertzale ilegalizada, celebrados recientemente de forma discreta, no han servido para acabar con el escepticismo con el que la formación jeltzale observa la evolución del mundo de Batasuna hacia las vías exclusivamente políticas y el final de ETA, según fuentes nacionalistas consultadas por este periódico. Unas dudas que se han acrecentado con el rebrote de los ataques incendiarios de estos días, que la consejería de Interior atribuye a la kale borroka.
El escepticismo se ha visto corroborado por las insinuaciones efectuadas el miércoles por el presidente del partido, Iñigo Urkullu, y el líder en Vizcaya, Andoni Ortuzar, de posibles disensiones internas en el seno del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV). Por contra, el presidente del Gipuzko Buru Batzar, Joseba Egibar, sí consideró positivo el comunicado del miércoles de la izquierda abertzale, aunque cree que «lo relevante sería saber si vincula a ETA».
Pese a la expectación levantada cuando se conoció, a principios de este mes, que PNV y Batasuna se iban a reunir, lo cierto es que ambas formaciones han guardado un mutismo absoluto sobre el tema y, en el caso de Egibar, han jugado al despiste: hace escasos días, el dirigente guipuzcoano ya declaró, a preguntas de un periodista, que la reunión «igual ya se ha celebrado», antes de agregar que no tenía intención de confirmar nada al respecto. Una actitud que induce a pensar que la foto con la coalición proscrita incomoda en Sabin Etxea, la sede central del PNV.
Fuentes nacionalistas explican que, efectivamente, en fechas recientes se han producido contactos entre representantes jeltzales y de la izquierda abertzale, sin que hayan trascendido en público aunque sí a nivel interno del partido. No obstante, las fuentes consultadas aseguran que, después de estos encuentros, se mantienen los recelos sobre la capacidad de Batasuna de arrastrar a ETA hacia el final de la violencia.
El PNV sigue viendo también con distancia el acuerdo soberanista entre Batasuna y EA, que busca extenderse al resto del espectro nacionalista, por lo que los jeltzales han optado por no hacer demasiado ruido con este asunto. Se da la circunstancia, además, de que la formación liderada por Urkullu y Eusko Alkartasuna pasan por el nivel de relación más bajo de la historia, ahondado por la apuesta de las siglas de Pello Urizar de trabajar estratégicamente con la izquierda abertzale. No se han producido grandes enfrentamientos públicos entre sus dirigentes, pero actualmente la relación oficial es prácticamente inexistente, limitada a contactos esporádicos en temas sectoriales, reconocen fuentes peneuvistas y de EA.
Kale borroka
Al escepticismo que el PNV conserva tras sus contactos con Batasuna no ha ayudado tampoco la proliferación de ataques de kale borroka de los últimos días en localidades como Zarautz, Azkoitia y Vitoria. Unas acciones que Urkullu, en su blog, no dudó en atribuir a «una estrategia de ETA». Su compañero Andoni Ortuzar fue más lejos y sostuvo que, tras los episodios de violencia callejera, «parece que alguien está echándole un pulso y cuestionando el liderazgo» de la izquierda abertzale. «Les ha pillado por sorpresa y ahora no saben cómo reaccionar», agregó.
El dirigente vizcaíno cree que vuelve a evidenciarse el «talón de Aquiles» que siempre ha tenido, a su juicio, Batasuna. «Nunca han controlado a los grupos que ejercían la violencia callejera y eso les hace vulnerables».
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