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ÓSCAR B. DE OTÁLORA
Viernes, 6 de agosto 2010, 10:16
La consejería de Interior pondrá en marcha en septiembre la segunda promoción interna de comisarios en la historia de la Policía vasca, en lo que supone el primer intento de romper el histórico control nacionalista en los mandos de la Ertzaintza. La intención del Departamento es contar con treinta nuevos jefes de comisaría, lo que supone en la práctica duplicar el número de agentes de alto rango.
En la actualidad, la Ertzaintza dispone de 30 comisaríos, nombrados todos ellos en 2004 -tras formarse en un curso durante 2003- y procedentes de las escalas de mando que se crearon en las primeras promociones del Cuerpo. Su selección, además, estuvo marcada por una denuncia de enchufismo en la Academia de Arkaute, que se archivó de inmediato. La investigación por esta denuncia empezó después de que llegara un anónimo a los sindicatos en el que se detallaban los aspirantes que debían superar las pruebas y que, al parecer, había sido encontrada en una papelera de Arkaute.
Según los datos a los que ha tenido acceso EL CORREO, el segundo curso comenzará alrededor del próximo 3 de septiembre. Los aspirantes podrán ser agentes con el rango de subcomisario u oficiales y suboficiales con titulación. Asimismo, se exigirá llevar al menos ocho años en el cargo.
El puesto de comisario es clave en el funcionamiento de la Policía vasca, ya que, además de ocuparse de dirigir las bases, pueden ejercer la dirección de puestos claves y especializados como la Policía Científica o la Investigación Criminal o las jefaturas territoriales.
En el caso de los 30 comisarios ya existentes, su situación es cuando menos anómala. Dado que eran los únicos ertzainas con el rango reconocido, a 18 de ellos se les tuvo que habilitar por encima de su puesto para que pudiesen ocupar plazas de intendente y superintendente. Fueron designados libremente por la dirección política de la consejería de Interior. Para cubrir las vacantes dejadas por estos ascensos, los departamentos nacionalistas utilizaron también la libre designación y nombraron a oficiales y suboficiales, a los que habilitaron por encima de su rango.
Esta práctica ha sido siempre criticada por los sindicatos de la Policía vasca y por las formaciones políticas no nacionalistas. Para ello argumentan que, al tratarse de agentes que no ocupan la plaza en propiedad, están al albur de las presiones políticas y en sus decisiones pueden pesar más la obediencia que la profesionalidad, ya que se arriesgan a ser depuestos en cualquier momento. Muchos de los mandos, además, están visiblemente vinculados al PNV e incluso forman parte activa en la vida del partido.
El socialista Rodolfo Ares, nada más llegar a la consejería, anunció que durante su mandato no tendría en cuenta las simpatías políticas de los miembros de la Policía vasca y apostó por la profesionalización como criterio a la hora de realizar nombramientos. Como muestra de ello, nombró director de la Ertzaintza al comisario José Antonio Varela, en lo que suponía la primera ocasión en la historia del Cuerpo en que ese puesto no lo ocupaba un cargo político, sino que se elegía a un profesional surgido de las filas de la propia Policía autónoma.
Asimismo, ascendió a algunos cargos a los que todo el mundo situaba en el entorno nacionalista. Esta política fue acompañada del relevo de los principales cargos que habían asumido la gestión en la etapa de Javier Balza al frente del departamento. En esos años, las principales divisiones habían estado en manos de tres personas, que se rotaron en los puestos, sin que otros ertzainas accedieran a las jefaturas de división.
Esta política de Ares, sin embargo, no evitó que se produjesen roces con algunos mandos con una vinculación nacionalista evidente. El caso más significativo fue el del jefe territorial de Guipúzcoa, que fue cesado por pérdida de confianza de los responsables de la cúpula de Interior. Su destitución coincidió con la filtración de documentos internos de la gestión de la Ertzaintza, lo que causó un fuerte malestar en los responsables del departamento.
Superintendentes
Dentro de la apuesta por la profesionalización, la consejería socialista de Interior también tiene pendiente la preparación de los cursos para nombrar a los intendentes y los superintendentes de la Ertzaitnza, para los que aún no existe fecha. Esta oposición significaría que los máximos mandos de la Policía autónoma ya podrían ocupar su plaza en propiedad, por lo que un cambio en la dirección política de Interior no afectaría a su trabajo. Desde la creación de la Policía vasca nunca se ha llevado a cabo una oposición de este tipo en el seno del Cuerpo.
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