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Zapatero y el peneuvista Josu Erkoreka intercambian impresiones durante la sesión de ayer en el Congreso. :: EFE
El PNV se hace fuerte en Madrid y emplaza a Zapatero para septiembre
VOTARON EN CONTRA DEL 'TECHO DE GASTO'

El PNV se hace fuerte en Madrid y emplaza a Zapatero para septiembre

Desdeña la oferta del PSOE y avisa de que, si les quiere como socios, tendrá que demostrar «más voluntad»

OLATZ BARRIUSO o.barriuso@diario-elcorreo.com

Miércoles, 21 de julio 2010, 10:26

«Con la postura que están manteniendo los únicos votos que han ganado son los del PSE. Los nuestros, desde luego, no». Desde Sabin Etxea se recurre a la ironía para descalificar la respuesta de José Luis Rodríguez Zapatero y el PSOE al órdago que el PNV lanzó el pasado viernes, un catálogo de máximos con sus principales reivindicaciones de los últimos treinta años como termómetro para medir la «voluntad real» del Gobierno central de alcanzar acuerdos con su partido. Consumadas las votaciones de ayer en el Congreso, donde sólo dos de las quince propuestas de resolución registradas por los peneuvistas prosperaron, la reacción fue exactamente la esperada. La voluntad de pacto del PSOE está más que en entredicho y lo ofrecido es un precio exiguo, casi ridículo, para lograr una sociedad estable con el PNV, vinieron a decir los jeltzales. En definitiva, un suspenso en toda regla a Zapatero, a quien emplazaron para septiembre, donde, como en el colegio, tendrá que demostrar, en una última y definitiva reválida, si está en condiciones de satisfacer las exigencias que finalmente ponga sobre la mesa la formación de Iñigo Urkullu.

El partido jeltzale se hace así fuerte en Madrid, siguiendo paso a paso la estrategia que se temían los socialistas. En el día de ayer tocó escenificar la decepción por lo que el PNV interpretó como escasa capacidad de compromiso con Euskadi del presidente del Gobierno, a quien envió un recado diáfano. «Si lo que de verdad quieren es pactar con nosotros los Presupuestos Generales del Estado y una legislatura razonablemente estable por el período que resta, tendrán que mostrar más, mucha más voluntad que la exhibida en estas circunstancias», avisó el diputado del grupo vasco Aitor Esteban, que negó tajantemente que su partido vaya 'de farol'. «Espero que les quede claro que el PNV no hace juegos florales en política».

Los jeltzales subrayaron la advertencia con su voto en contra del denominado 'techo de gasto' de los Presupuestos para 2011, un trámite que el Gobierno logró salvar gracias a las abstenciones de CiU, Coalición Canaria y UPN. No obstante, esas mismas abstenciones no le valdrían para sacar adelante las Cuentas. Tampoco el rechazo de los peneuvistas al límite presupuestario fijado por el Ejecutivo permite aventurar su posición final en la negociación: el año pasado ya votó en contra de las previsiones gubernamentales y acabó de bastón del Ejecutivo a cambio de pingües réditos políticos.

La posición de fuerza del PNV sólo podría verse amenazada por un quiebro de CiU, con cuyos principales líderes, Artur Mas y Josep Antoni Duran i Lleida, cenó Urkullu en Madrid el lunes por la noche. Pese a que Duran insistió ayer en dar por «acabada» la etapa socialista, los peneuvistas no se fían y en sus cálculos entra un posible capote 'in extremis' de los convergentes, en función de la fecha de las elecciones en Cataluña. Si se celebrasen más bien al principio del otoño, a CiU aún le quedaría margen de maniobra en Madrid una vez solventada la papeleta electoral y teniendo en cuenta que, aunque las enmiendas a las Cuentas se votan en octubre, el trámite definitivo debe esperar hasta diciembre.

Aun así, el PNV sigue firme en su estrategia, que consiste básicamente en venderse caro y mostrarse inflexible y extremadamente duro con Zapatero, a pesar de que entraña sus riesgos. Los jeltzales no aceptaron ninguna de las enmiendas del PSOE, que presentó alegaciones a nueve de las quince propuestas de resolución que registraron para ponerle a prueba. Casi todas hacían referencia a materias estatutarias pendientes -salvo el traspaso del régimen económico de la Seguridad Social y de las cuotas de formación, rechazados sin ambages por el PSOE- y postergaban la discusión hasta una eventual reunión de la comisión mixta de transferencias «antes de fin de año». Los jeltzales rechazaron ese camino intermedio porque, según las fuentes consultadas, dejar las transferencias en el aire hasta después de la eventual aprobación de las Cuentas no ofrece ninguna garantía. «No es serio», denunció Aitor Esteban, en línea con lo que creen en la sede central jeltzale: que el asunto no se arregla a base de enmiendas sino con una oferta suficientemente generosa discutida en torno a una mesa.

Dependencia del PP

El reflejo de esa estrategia en la sesión de ayer fue el deseado por los jeltzales: la imagen de PSOE y PP tumbando juntos la inmensa mayoría de sus iniciativas y, según la nota oficial del grupo vasco, «impidiendo el desarrollo estatutario de Euskadi» y poniendo en evidencia la «dependencia» de los socialistas respecto del principal partido de la oposición. Descartado el bloque de desarrollo del autogobierno vasco, la exigencia de oficialidad de las selecciones deportivas, la denominación exclusiva en euskera de los territorios históricos y los referendos en Treviño y Villaverde de Trucíos para su hipotética incorporación a Euskadi, sólo pasaron el filtro dos exigencias de escaso calado político. Una en apoyo del centro de neutrones por espalación, que contó con la abstención popular, y otra para respaldar el sector de la máquina herramienta. Para más inri, Zapatero se equivocó al pulsar el botón y votó en contra de esta última propuesta.

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