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TXEMA SORIA
Viernes, 9 de julio 2010, 04:31
Nació en la bilbaína calle Bailén el 8 de julio del año 1910. Ayer, el arquitecto Hilario Apraiz cumplió cien años. Y, a pesar de la edad, sigue con la misma vitalidad de toda la vida. Llegó a la cafetería Toledo, donde sus amigos y familiares le tributaron un merecido homenaje, apoyado en una muleta, ya que hace poco más de un mes se rompió la cadera, lo cual no le impide dar sus paseos habituales. Allí recibió el cariño de todas las personas, que son muchas, que le quieren. Tras estudiar en la villa se trasladó a Barcelona, donde cursó los estudios de Arquitectura. Lo hizo mientras pudo, ya que allí tuvo que pasar la Guerra Civil, el acontecimiento más horrible que recuerda en su larga vida. En 1942 volvió a Bilbao. Fue arquitecto en el Ayuntamiento de Bermeo. Sus obras, su firma, forman parte de la geografía de localidades como Bermeo, Amorebieta, Arteaga, Gernika, Bilbao y Orozko, donde la iglesia de este municipio lleva su rúbrica.
Es un hombre vital. Siempre ha sido aficionado a los deportes. En Kanala patroneaba un barco, Arbei, con el que habitualmente se le veía navegando por la ría. Con 60 años, contumaz y constante, aprendió a esquiar con un instructor. Y lo practicó hasta que su mujer, Carmen Inchausti, tuvo un accidente y sus hijos, cuando él ya había cumplido los 80 años, le conminaron a que dejara de practicar el esquí, ya era muy probable que no llegara a ser campeón olímpico de la especialidad. Lo dejó. Cambió los esquís por el taco de billar, deporte más plácido para su edad, que todavía practica cuando puede en los salones de la Sociedad Bilbaína.
A su homenaje quisieron sumarse los amigos de su hijo Josu Apraiz, fallecido hace siete años, una desgracia que ha empañado este último tramo de su vida. En el festejo estuvieron su hija Karmele Apraiz, Ema Oyarzabal, Julián Presa 'Neo', José Miguel Bonilla, Marisa Fernández, el arquitecto Ignacio Intxausti, Janire Zarandona, Javier Arenaza, Ana Barrios, Chema Ibarra, María José Latorre, que lucía un precioso vestido blanco, Jaime Arenaza y los arquitectos Gloria Iriarte y Eduardo Múgica, ganadores del primer premio de Colegio de Arquitectos Vasco Navarro, autores, entre otros edificios, de la Biblioteca Foral y la ampliación del Ayuntamiento de Bilbao.
Asimismo, estuvieron el navegante Unai Basurko, Javier y Alberto Alonso, Iñaki Dopazo, Inés Intxausti, Melanie Lemaire, recién llegada de París, Asier Arrate, Patxi San Pedro, Leire Itza, Arraiz y Oiane Alonso, las únicas nietas del homenajeado, Celia Álvarez, Javier Bengoa, Mirian Apraiz, Andrés Santamaría, Miren Inchausti, Ibon Etxebarria, Esteban Delgado, Ana Alonso, José Cruz Erice, Marien Serrano, Esteban Ruiz de Gauna, Maite Ugarte, Rosa María y Meritxell Itza.
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