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J. G. P.
Domingo, 4 de julio 2010, 04:26
A veces, la publicidad televisiva atina. En el anuncio de 'Hemoal', una pomada para reducir el picor y el dolor de las almorranas, una señora comenta: «Hace tiempo que sufro en silencio las hemorroides». La dilatación de las venas del ano. Y eso, claro, da 'nosequé' contarlo. Tras la pasada Vuelta a Suiza, al ciclista Xavier Florencio le atacó la enfermedad. Andaba por Andorra y bajó a una farmacia. Le dieron 'Hemoal', el producto de la tele. El silencioso. No lo contó en el equipo (Cervélo) hasta este viernes, día previo de un Tour en el que estaba inscrito. El 'Hemoal' tiene efedrina, una sustancia dopante. Así que el Cervélo, para evitar problemas en los controles, le sacó del Tour. Correrá con uno menos. Sin el silencioso Florencio.
«Miré el prospecto y no vi ninguna contraindicación para deportistas», alegó el corredor catalán. El ciclismo es un deporte asustado, desconfiado. Siempre al borde de otro escándalo. «Hasta el viernes por la tarde no le comenté al médico del equipo el problema, y él lo puso en conocimiento de la UCI porque los restos del producto tardan dos o tres días en desaparecer y cabía el riesgo de dar positivo», contó Florencio. Con eso no se juega. Sobre una pomada puede patinar el proyecto de todo un equipo. Hemorroides asesinas.
Florencio reconoció su error. Y ya lo paga con su exclusión del Tour. Es nieto, hijo y hermano de ciclistas. A él le gustan las clásicas y el pavés. Pero no llegará a la etapa del martes, la de los adoquines. Le ha echado una pomada, el mal silencioso.
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