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POLÍTICA

La abstención no otorga

TONIA ETXARRI

Miércoles, 23 de junio 2010, 05:18

Se equivocaría el presidente Zapatero si creyera, tras la sesión plenaria de ayer, que el Congreso ha dado el visto bueno a la convalidación de la reforma laboral porque a la oposición no se le ocurran mejores propuestas que las que él ha presentado. No. En este caso, y después del trago que tuvo que pasar el mes pasado, cuando el diputado más duro e implacable, Durán i Lleida, le pidió elecciones anticipadas mientras salvaba, sin embargo, su plan de ajuste con la abstención de CiU, debería evitar la tentación de comparar la abstención a un silencio condescendiente.

La reforma de Zapatero sale adelante sin un solo voto de otro grupo que no sea el suyo. Las abstenciones pueden parecerse al silencio, pero, como ocurre ante una faena cuestionada en una corrida de toros, el silencio no otorga; todo lo contrario. Tras los debates en los que toda la oposición está exhibiendo su descontento, la abstención denota falta de entusiasmo, voluntad de no asimilarse al Gobierno, pero, como ya pasó el tiempo de la bronca, opta por la responsabilidad que aquí se ha traducido en facilitar el trámite de una reforma que muchos estaban reclamando desde hace dos años, aunque no fuera ésta la que se aprobó ayer en el Congreso.

El escepticismo sobre la eficacia del plan del presidente es una actitud generalizada entre todos los grupos de la oposición que, conscientes del hartazgo de los ciudadanos de este país ante la situación de bloqueo político frente a la crisis, prefirieron ayer poner en marcha el contador para comprobar en qué queda la reforma después de la negociación de un reajuste de quien los ministros, según sea quien lo cuente, tienen muy diversas interpretaciones. Las últimas declaraciones de la vicepresidenta Elena Salgado, reconociendo que no se pueden descartar más subidas de impuestos, venía a añadir más incertidumbre aún a la sensación de falta de liderazgo de la que se hacen eco los sondeos de opinión desde que Europa y Estados Unidos le marcan el camino a nuestro país para que corrijamos de una vez nuestro déficit público.

A Zapatero le apoyan ahora Angela Merkel y Barack Obama. Pero ningún grupo político en su propio país opta por acompañarlo. Incluso entre los suyos hay quienes se están resistiendo a la tentación de abandonar el barco en plena tormenta. Seguir los pasos del ex secretario de CC OO, en una palabra, pero, por si acaso, el portavoz del grupo socialista, José Antonio Alonso, tocó a retreta al referirse a la «deserción» de voto de Antonio Gutiérrez. La libertad de opinión es libre, pero la lealtad al grupo es obligada, dijo, sin mirar a los diputados de Izquierda Socialista que no ocultan sus críticas a los planes económicos del presidente del Gobierno.

Con la convalidación de la reforma ayer, ha quedado abierto el concurso de lealtades. El ministro Blanco, el pasado mes, elogió el sentido de lealtad «de los nacionalistas frente al del PP». Después de ayer sería de justicia que reconociese el grado de aportación a la estabilidad de su principal adversario, el Partido Popular. Como también va siendo hora de que el partido de Mariano Rajoy abandone ya sus tactismos y no haga depender sus votaciones de las llamadas telefónicas del Gobierno. Dicen que el presidente de los populares presentará su alternativa mañana. Aunque hasta ahora le haya ido tan bien en las encuestas limitarse a decir que no a las propuestas de Zapatero.

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