

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
DAVID GUADILLA
Martes, 22 de junio 2010, 09:17
El PSE hizo ayer un ejercicio de urgente pragmatismo para intentar tapar la vía de agua que se le había abierto tras hacerse pública la última reflexión elaborada por su presidente, Jesús Eguiguren. El texto -en el que pedía a los partidos que incentivasen el debate abierto en la izquierda abertzale y pactasen su legalización- fue criticado por el propio Patxi López, secretario general del partido, y por los principales responsables de las fuerzas de seguridad, Alfredo Pérez Rubalcaba y Rodolfo Ares, además de por el PP. La fractura amenazaba con quebrar la unidad de un partido que vive en la calma desde hace unos años.
El escenario no era sencillo. La dirección de los socialistas vascos no podía respaldar el documento, no sólo porque ya lo había rechazado López, sino porque podía poner en peligro el pacto con el PP de Antonio Basagoiti y, para muchos, porque podía mandar un «mensaje equivocado» a los radicales.
Sin embargo, tampoco podía desautorizar a Eguiguren, referencia en materia de pacificación y respetado por la mayoría de los miembros del PSE, incluso por los que han criticado su actitud durante las últimas semanas. De hecho, y a pesar de que algunos dirigentes de la dirección nacional del PP habían pedido a los socialistas su cabeza, nadie se había planteado pedir la dimisión de su 'jefe' o la apertura de un simple expediente disciplinario. Además, existía el peligro de que se resquebrajase la sintonía mantenida durante la última década entre López y Eguiguren.
Con este panorama por delante, la ejecutiva del PSE estaba citada a las 16.30 horas en la sede central del partido en Bilbao. Sin embargo, la reunión llegó 'cocinada' y con el incendio bastante sofocado. A mediodía, la plana mayor del partido se había encerrado de manera discreta en un céntrico restaurante de la capital vizcaína para intentar acercar posturas. López, Eguiguren, los tres secretarios territoriales -José Antonio Pastor, Txarli Prieto e Iñaki Arriola- y Rodolfo Ares, secretario de Política del PSE y consejero de Interior, se esforzaron en salir con un mensaje unitario.
Al parecer, a Eguiguren se le habría pedido que, sin renunciar a sus principios, bajase el 'pistón' para evitar más polémicas. El presidente, por su parte, trasladó su malestar por algunas críticas que considera injustas y desproporcionadas.
La comida sirvió para encauzar en parte el debate abierto. De hecho, los seis protagonistas fueron caminando hasta la sede del PSE y se esforzaron por escenificar ante la nube de periodistas presentes una gran cordialidad.
Una vez dentro, el debate fue prolongado pero poco intenso, según varios de los presentes. Tomaron la palabra buena parte de los miembros de la dirección -son 38-, aunque la mayoría de ellos en un mismo sentido: cerrando filas en torno a las figuras de López y Eguiguren y obviando el contenido del texto elaborado por su presidente.
Una solución de urgencia para superar la polémica abierta desde que el viernes se hiciese público el documento del presidente del PSE, en el que pedía a los partidos vascos que se preparasen para un posible escenario de ausencia de violencia. A su juicio, las formaciones tienen que empezar a hablar sobre qué hacer con los presos y buscar fórmulas para que la izquierda abertzale vuelva a las instituciones una vez que ETA deje las armas.
Posibles errores
Sus reflexiones se toparon con un muro. El primero en reaccionar fue el lehendakari, quien el mismo viernes advirtió en el Parlamento que quien lidera la lucha antiterrorista es él y que no tiene intención de crear «una pista de aterrizaje» para los violentos. Casi de forma simultánea, Rubalcaba afirmaba desde Madrid que el presidente del PSE estaba «profundamente equivocado». «Sus ideas siempre me parecen interesantes, pero ésta no lo es», señalaba. Dos días después, Ares ahondaba en la misma línea y decía que «la política contra ETA no cambiará por Eguiguren».
A ellos se sumaron otros altos cargos del PSE, como José Antonio Pastor e Iñaki Arriola. Ambos apostaron por el discurso más ortodoxo y rechazaron los planteamientos de su presidente, aunque evitaron cargar contra su figura. Sin embargo, durante los últimos días Eguiguren había encontrado más apoyos de los que tenía al principio de la polémica.
Algunos dirigentes sostienen que quizá pudo equivocarse en las formas al hacer público un documento de reflexión antes de abordarlo ante los órganos internos del partido. Aun así, creen que su presidente tiene una trayectoria política que merece un respeto y que no se le puede dejar a los pies de los caballos. «Puede cometer errores, pero creo que se está siendo injusto con él», afirma un miembro de peso de la ejecutiva.
El propio Eguiguren insistió ayer en Onda Cero en que no hay ninguna negociación abierta entre el Gobierno y ETA, remarcó que no está preparando «una pista de aterrizaje» para Batasuna, pero también subrayó que, a veces, «parece que uno ha dicho una barbaridad» y pasado el tiempo se demuestra que «lleva razón». Si el arreglo logrado ayer es temporal o definitivo, se sabrá a lo largo de los próximos días.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La segunda temporada de Memento Mori se estrenará este mes de abril
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.