Borrar
Urgente Alex Aranburu es descalificado y se queda sin triunfo de etapa en la Itzulia
Carlos Pauner criticó el comportamiento de la coreana. :: AP
La insolidaridad de Miss Oh
Tragedia en el Annapurna

La insolidaridad de Miss Oh

La coreana retiró la única cuerda que colocó en el Annapurna, aunque había alpinistas agarrados a ella

FERNANDO J. PÉREZ ENVIADO ESPECIAL

Sábado, 1 de mayo 2010, 11:40

La coreana Oh Eun-Sun ha acumulado algunas de las principales críticas por la actitud de sus sherpas en el fallido rescate de Tolo Calafat en el Annapurna. La negativa de sus trabajadores a ayudar y su pasividad ante tal decisión exasperaron a Juanito Oiarzabal, aunque ayer su compañero Carlos Pauner puso el contrapunto al asegurar que, en esas situaciones, la solidaridad «se puede pedir, pero no comprar y exigir. A esas altitudes tiene que salir de cada uno».

Sin embargo, el aragonés descubrió otro comportamiento de la asiática que atenta contra las más elementales normas de ética y compañerismo en la montaña. El grupo de Miss Oh retiró la cuerda que había puesto justo antes de llegar a la cumbre -unos 60 metros, que además fueron los únicos que colocaron en la ascensión-, cuando todavía había alpinistas o que no habían comenzado a bajar o aún estaban subiendo. Los coreanos incluso retiraron durante el descenso una cuerda que había colocado el grupo de españoles en la subida en una zona expuesta del corredor que da acceso a la cumbre.

Según relataba ayer desde el campo base, él llegó a la cumbre justo por detrás de la coreana. «Estaba haciendo los últimos metros cuando sus sherpas empezaron a quitarla. En ese momento iba agarrado a ella y tuve que soltarla», explica. Sin embargo, «lo más increíble» vino después, cuando en el descenso «llegamos al corredor y la cuerda que habíamos puesto durante la subida ya no estaba. ¡También se la habían llevado! Y esa desde luego no era suya», exclama. Aunque en este caso, y dado que él no fue testigo del hecho, prefería dar a la situación un toque de ironía y aventurar que esa cuerda «igual se cayó», algo por otra parte casi imposible al estar anclada en roca o hielo.

En este punto se suma a las críticas de Oiarzabal sobre el nulo trabajo de equipamiento de la montaña que ha realizado Oh Eun-Sun. «No han trabajado nada. La ruta la ha equipado principalmente el grupo de Pasaban, además de 200 metros que nosotros pusimos cerca del cono». Y vuelve a acusar a los coreanos de ir a lo suyo. «Han ido a aprovecharse de todo el mundo que había por aquí, no han puesto ni un metro de cuerda y encima lo han manipulado todo. Eso no es normal, cuando no has puesto ni un metro de cuerda, cuando tienes un equipo de sherpas tremendo y con una expedición de 5 millones, no es normal ese comportamiento».

La hidratación

Pauner recuerda incluso cómo él sufrió un resbalón que a punto estuvo de costarle la vida. «Como habían quitado la cuerda tuvimos que destrepar la bajada de la cima y yo me resbalé y caí cinco o seis metros. Menos mal que pude parar, si no... no estaría aquí». La consecuencia de la retirada de esas cuerdas es que ralentizaron el descenso a todos. «Cuando salimos del corredor y llegamos a la travesía ahí no hay dificultades técnicas, así que cada uno fuimos a nuestro ritmo. Juanito iba por delante, yo con mi sherpa por detrás y por último Tolo con el suyo. Vimos que se estaba quedando un poco rezagado, pero seguía andando y como estaba con Dawa no nos preocupamos. Hasta que se hizo de noche. Entonces paramos a esperarle y estuvimos dos horas hasta que empezamos a notar las congelaciones. Entonces decidimos seguir hasta el campo 4». Apenas pudieron hacer un poco de agua para hidratarse antes de caer rendidos. Al día siguiente su sorpresa fue ver llegar al sherpa sin el mallorquín.

Luego vendría la comunicación con Tolo Calafat, tanto desde el campo base como desde el C-4, intentando convencerle para que reanudase la marcha, pero no lo lograron. La doctora María Antonia Negrín, miembro del equipo de Pauner en labores de médico, fue una de las personas que intentó por todos los medios que siguiera descendiendo, según explica en el relato de los hechos que hace en barrabes.com. «Le dijimos de todo para que lo intentase, todo el rato insistiéndole, que venga, que sal de ahí como sea, que aunque sea a rastras».

Incluso la llamada de su esposa fue un último intento desesperado, «pero sólo nos pedía que fuese a buscarle Jorge Egocheaga», el asturiano que también hizo cumbre el mismo día, pero al que su fortaleza física le permitió bajar de un tirón hasta el campo 2 ese mismo día. Llegado a este punto, la doctora quiere dejar bien claro que Calafat en ningún momento sufrió edema. «Hablábamos continuamente con él y siempre nos respondía con coherencia. Incluso le pedimos que buscase las coordenadas GPS en su satélite, y eso, que es complejo, lo hizo perfectamente. Tolo tuvo agotamiento, deshidratación e hipopotasemia (falta de potasio)».

Y luego, tras el intento fallido del rescate con el helicóptero, llegó la segunda noche, que el alpinista mallorquín no soportó. «El tiempo se tornó terrible: viento, nieve, mucho frío y Tolo empezó a sufrir la hipotermia. Se fue apagando poco a poco, tuvo una muerte dulce. En la última comunicación, ya con sólo un hilo de voz, nos dijo que la nieve le empezaba a cubrir. Le dije que hiciera un hueco para protegerse del frío. Ya no pudimos hablar más con él, ya no volvió a contestar».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo La insolidaridad de Miss Oh