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MARÍA JOSÉ TOMÉ mjtome@diario-elcorreo.com
Jueves, 29 de abril 2010, 09:58
Para los escépticos, sus beneficios son los mismos que proporcionaría recortar un holograma de una vieja tarjeta de crédito y pegarlo a una goma del pelo. Para sus defensores, generan un campo electromagnético al que atribuyen prodigiosas cualidades: lo mismo mejoran la estabilidad y la flexibilidad que atenúan los achaques propios de una artrosis avanzada. ¿Timo, milagro o bombazo de marketing? Facua-Consumidores en Acción ha sido el primer organismo que se ha atrevido a denunciar formalmente ante las autoridades sanitarias a Power Balance, la principal empresa comercializadora de estas pulseras de silicona que lucen en las muñecas de millones de personas en todo el mundo. El argumento: atribuir propiedades «pseudomilagrosas» al holograma incrustado en su parte central que, supuestamente, emitiría una radiación con poderes terapéuticos. Un burdo engaño, en su opinión.
Las denuncias de Facua han sido remitidas, entre otros organismos, a la dirección general de Salud Pública y Sanidad Exterior del Ministerio de Sanidad. La empresa, con sede social en la localidad malagueña de Marbella, asegura en su publicidad que «brindan al cuerpo un estado de armonía y equilibro como lo tuvo antes de su contaminación por sustancias químicas, comidas rápidas, la falta de ejercicio y el estrés». Power Balance garantiza a quien la lleve en su muñeca «un aumento de su equilibrio, fuerza, flexibilidad, resistencia, enfoque, coordinación y ritmo».
Facua argumenta en sus denuncias que la compañía vulnera el Real Decreto 1.907/96 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria. Según esta norma, estaría prohibido anunciar cualquier objeto «que sugiera o indique que su uso o consumo potencia el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual, sin ajustarse a los requisitos o exigencias previstos en la Ley del Medicamento».
Lo cierto es que sobre los supuestos beneficios de las pulseras no hay más evidencias que los testimonios de algunas personas anónimas y de varios famosos que dan fe de sus virtudes; algunos tras suscribir un jugoso contrato publicitario, como es el caso de Belén Esteban. Desde el 'crack' Cristiano Ronaldo a la Infanta Elena, el piloto de Fórmula 1 Rubens Barrichello, el tenista Manolo Santana o la duquesa de Alba, el brazalete se ha popularizado entre las estrellas del deporte y entre los habituales del papel 'couché'. El propio lehendakari, Patxi López, aparecía con una de ellas en la entrevista publicada el pasado domingo en el XL Semanal.
Y es precisamente en este punto donde, según Facua, los comercializadores de las pulseras incurren en otra práctica prohibida por el citado decreto: valerse de «testimonios de personas famosas o conocidas por el público» como señuelo y aval de sus supuestas propiedades. El Instituto Nacional del Consumo, por su parte, ya se ha puesto en contacto con las comunidades autónomas para recordarles que las empresas que comercializan este tipo de productos recurren a la publicidad engañosa.
Portavoces de Power Balance España se defienden y aseguran que no se trata de un medicamento «ni pretende serlo», y que nunca han recomendado el producto con fines sanitarios, por lo que no se rigen por la Ley del Medicamento. Así, han subrayado que la denuncia de Facua se refiere a las prácticas publicitarias y no al uso del producto en sí. La empresa ha advertido de que emprenderá medidas legales y comerciales «para proteger su marca y prestigio», y lamenta que la asociación de consumidores no se haya puesto en contacto con ellos de forma previa para «aclarar las discrepancias demandadas».
«Un mero placebo»
Esta denuncia se suma a la que Facua hizo hace apenas una semana contra Ion Balance, firma que comercializa otras pulseras similares que aportan beneficios tan dispares como «reducir el dolor, ayudar a la curación de lesiones, combatir las células cancerosas o mantener la juventud», mediante un reajuste del «equilibrio energético corporal». También la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha alertado sobre estos productos. «¿Está dispuesto a pagar 35 euros por un mero placebo?», se preguntan.
Los responsables de la OCU aseguran que atribuir propiedades a un holograma «es una afirmación absurda en sí misma». «La holografía no es más que una técnica fotográfica que permite recrear imágenes tridimensionales, que no genera ni puede almacenar frecuencias naturales halladas en la naturaleza», como aseguran en su publicidad. Según la OCU, las famosas pulseras son «simple y llanamente» otro 'producto milagro', que se comercializa tanto en centros comerciales, como en tiendas de artículos deportivos e incluso farmacias. Se venden a una cantidad que ronda los 35 o 40 euros, aunque los que se empeñan en desmontar el supuesto fraude aseguran que su coste real apenas supera un euro.
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