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O. BARRIUSO
Lunes, 19 de abril 2010, 09:48
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PNV, Iñigo Urkullu, se reunieron hace algo menos de dos semanas en el Palacio de La Moncloa, a petición del jefe del Ejecutivo central. Según ha podido saber este periódico, la cita, celebrada justo tras las vacaciones de Semana Santa, se centró sobre todo en las medidas que pretende impulsar el Gabinete socialista para acelerar la recuperación económica. Ambos interlocutores también abordaron, aunque de manera «general», la situación política vasca.
El pasado 6 de abril, cuando Iñigo Urkullu viajó a Madrid para entrevistarse durante tres horas con el presidente, Zapatero atravesaba horas amargas tras el relativo fracaso del llamado pacto de Zurbano, el gran acuerdo anticrisis que pretendía sacar adelante con la aquiescencia de todos los grupos del Congreso y que finalmente se ha quedado en un decreto ley de mínimos, que recoge algo menos de la mitad de las medidas que originalmente presentó el Ejecutivo a los partidos.
Precisamente, el PNV se había mostrado muy crítico, días antes del encuentro, con un presidente «a la deriva» al que dijo ver «incapaz» de liderar un proceso para sobreponerse a la crisis.Y en Sabin Etxea se recibió la llamada de La Moncloa. En todo caso, fuentes peneuvistas apuntaron que la larga charla no sirvió para convencer de las bondades del plan anticrisis a un Urkullu que salió de la reunión con una actitud de «total escepticismo».
De hecho, los jeltzales han guardado silencio sobre su postura cuando esta misma semana se someta a votación en la Cámara Baja la convalidación del decreto ley, si bien también han descartado que vayan a votar en contra. En los tiempos que corren, no arrimar el hombro contra la recesión -incluso el PP ha apoyado algunas medidas del paquete- resulta sumamente impopular.
En todo caso, las relaciones entre el PNV y Zapatero se van enrareciendo por momentos, después de que los jeltzales proporcionaran un balón de oxígeno al Gobierno al permitirle aprobar con su apoyo los Presupuestos de este año a cambio del derecho de veto efectivo sobre cualquier acuerdo con la Administración vasca para transferir las políticas activas de empleo, un asunto que también se abordó en la cita.
Pero el supuesto incumplimiento de este acuerdo que denuncian los jeltzales -se quejan de la opacidad del Gobierno a la hora de ponerles al corriente de la marcha de las negociaciones, pese a haberse comprometido a ello- y la posibilidad de que la transferencia llegue a Euskadi en septiembre «mutilada» han enfriado considerablemente el clima. Es más, los peneuvistas se esfuerzan en subrayar que CiU o los nacionalistas canarios han apoyado al Ejecutivo en más ocasiones. La gota que colmó el vaso fue lo que Urkullu llama 'enmienda Zapatero', que podría provocar en el futuro, según denuncia el PNV, la deslocalización de importantes empresas vascas y que elimina las limitaciones de voto en los consejos de administración.
La única cita anterior entre Zapatero y Urkullu que trascendió -también tras haberse mantenido en secreto en principio- fue la que celebraron en mayo de 2008, una semana antes de que el presidente recibiera al lehendakari Ibarretxe con su 'hoja de ruta' bajo el brazo. El líder peneuvista acudió a sondear a Zapatero y se encontró con lo que ya sabía, una tajante negativa a aceptar la consulta soberanista.
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