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J. GÓMEZ PEÑA
Miércoles, 7 de abril 2010, 10:35
¿Cuántos años pasarán hasta que otro español gane tres Milán-San Remo? ¿Habrá otro Freire? Cuando escucha estas preguntas, el tricampeón del mundo sonríe y encoge los hombros. Al nacer, su talento se equivocó de geografía. Conducido por las circunstancias a vivir lejos, Óscar Freire (Torrelavega, 33 años) es el mejor ciclista del mundo a su manera. Como Alberto Contador lo es a la suya. Doble lujo.
- ¿Ya ha digerido su descalificación en el sprint de Zierbena?
- Bueno, fue decisión de sólo un juez. He visto la llegada en vídeo y, mira, el 99% de los sprinters hacemos lo mismo cuando pega el viento de la derecha. Te vas a la izquierda. Si se aplicara la misma regla en todas las metas, la mayoría de los sprints quedarían anulados.
- ¿Es la primera vez que le pasa?
- Sí, mi primera descalificación. Lo que sí me ha pasado muchas veces es que me han cerrado otros y no les han descalificado. Da rabia. Valverde no tenía espacio para rebasarme. Y lo que no entiendo es que luego me hayan clasificado segundo. Las normas dicen que tendría que ser el último. Que se aprenda las reglas el juez.
- Tres Milán-San Remo, tres mundiales... Maestro del sprint.
- Sé dónde tengo que estar. La experiencia lo da todo, no sólo en el sprint. Saber dónde hay que reservarse. Eso hay que aprenderlo. Y ahora los corredores van pendientes de lo que les dice el director por la radio. No ven la situación de la carrera. Nunca he tenido un equipo que me llevara hasta los 200 últimos metros, pero me he buscado la vida.
- ¿Por qué anunció que este año iba a retirarse?
- Dije que probablemente iba a ser 2010 mi último año. No estaba en un gran momento. Luego, lo pensé y decidí seguir hasta 2011. Aunque, también probablemente. Llevo ya muchos años y cuando miro el póster de Vitalicio -su primer equipo (1998)- veo que soy el único que sigue. He ganado muchas carreras, más de lo que pensaba, y no es cuestión de seguir más años sólo para ganar más dinero. Lo puedo hacer, pero no quiero.
- ¿Qué hará después de retirarse?
- No lo he pensado. Económicamente, no tengo problemas. Si quiero montar un negocio, lo haré, pero sin complicarme la vida. Mi negocio ha sido el ciclismo. Ha sido mi inversión. Lo mejor para mi futuro ha sido este presente.
Mejor sprint, sin premio
- ¿Y qué le gustaría hacer?
- Conocer lugares, hacer vida familiar y también deporte. Cosas que no he podido hacer, como esquiar, ir a conciertos... Muchos corredores me dicen que aproveche para seguir más años, que luego me arrepentiré, pero no suelo arrepentirme de mis decisiones.
- Acaba de imponerse en su tercera Milán-San Remo. Se le vio muy sólido, dominador.
- Bueno, la Milán-San Remo en la que más fuerte he estado la ganó Cipollini. Me cerraron en las dos últimas curvas y acabé cuarto. Fue mi mejor sprint y no gané. Con un equipo a mi disposición, habría ganado más ediciones.
- De todas sus victorias, ninguna como el primer Mundial.
- Claro. Porque fue un año de lesiones y porque no esperaba ganar una carrera así con 23 años.
- ¿Y lograr el cuarto Mundial, algo único, es más una obsesión de la Prensa que suya?
- En parte, sí. Pero esa obsesión de la Prensa acaba siendo mía. Si no lo logro, no me sentiré frustrado.
- Tras sumar los tres oros, las lesiones le apartaron de la selección. Al regresar, ya no fue lo mismo.
- Eso es. Cuando volví al Mundial había muchos líderes. Pero los datos dicen que luego no lo ha ganado nadie. Yo respondí bien cuando era el líder único. Creo que pude haber ganado el Mundial de Varese.
«No me valoran»
- ¿Qué siente cuando en su país las televisiones no emiten su tercer triunfo en la Milán-San Remo?
- Es triste. En la rueda de prensa posterior a la carrera no había ningún periodista español. Ahí te das cuenta de que no te valoran. El ciclismo ha perdido mucho en España. Tenemos los mejores corredores del mundo y no salen patrocinadores. En Holanda o Bélgica, el ciclismo ocupa las portadas de los periódicos. Por eso estoy en un equipo extranjero.
- ¿Serán sus hijos ciclistas?
- Los críos hacen lo que ven. El mayor se viste con mi ropa, mis zapatillas. Lo vive. El año pasado, cuando no podía con Cavendish, me preguntó: 'Papá, ¿y tú nunca ganas?'. Se mosqueaba. Un día me lo encontré llorando porque había ganado Cavendish. Es bonito que se aficione al deporte. Con eso me basta. Y si elige otro deporte más llevadero, pues mejor.
- ¿Qué consejo le daría en un sprint?
- Es una tontería decirle dónde colocarse. Mejor que lo aprenda solo, en carrera. Así aprendí yo. Más que a las piernas, yo tengo que agradecerle mi éxito a la cabeza.
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