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ARTÍCULOS

El milenarista de la crisis

Apocalípticos y moralistas de tres al cuarto te echan la culpa de lo que ellos han hecho

IÑAKI EZKERRA

Lunes, 29 de marzo 2010, 04:32

Lo hemos oído decir mucho en estos últimos tiempos y de boca de los propios culpables de la mala situación económica que atravesamos: 'La crisis económica responde a una crisis más profunda de valores'. Aunque se presenta como nuevo y muy sesudo, el argumento que lleva a esas conclusiones autoflagelantes es muy viejo y más simple que el mecanismo de un globo. Es el mismo que producía profetas e inquisidores en las pestes y las hambrunas medievales o renacentistas para decirles a los desgraciados que las padecían que la culpa la tenían ellos mismos por los pecados cometidos. El milenarista de la crisis lo que viene a decirnos es lo que decía Savonarola: que la Morgan Stanley quebró en Estados Unidos y la burbuja inmobiliaria estalló en España porque Dios nos ha castigado, porque 'hemos vivido todos en la abundancia (¿todos?) y porque hemos olvidado los valores morales mientras nos beneficiábamos de las hipotecas basura o del boom del ladrillo'. Uno oye estas cosas y se pregunta qué acciones tendría en la Morgan Stanley y de qué hipotecas basura se habrá beneficiado si ya tiene bastante con pagar la hipoteca del Banco de Santander que de basura no tiene nada porque le limpia la cuenta corriente todos los meses. Uno oye este tipo de arengas e intenta recordar de qué dichoso ladrillo le están hablando y de cuál ha podido sacar provecho cuando vive en un país en el que los albañiles le sacan los ojos por colocar un puto azulejo. Aquí el único ladrillo que hay es el de estos apocalípticos y moralistas de tres al cuarto que te echan la culpa de lo que ellos han hecho mientras gobernaban o chupaban de los que gobernaban, que viene a ser lo mismo.

Los savonarolas no tienen partido. Profetizan el fin del mundo desde la izquierda y la derecha. Cuando no auguran la desaparición de la familia, la invasión musulmana o la muerte de Occidente, anuncian la quiebra del sistema financiero, la guerra nuclear o el calentamiento de la Tierra. Pueden ser reaccionarios y revolucionarios, integristas o ecologistas. La cosa es darte la brasa y decirte que tú, indefenso ciudadano que sobrevives como puedes hasta final de mes, eres un cabrón con pintas sin valores ni principios y el verdadero responsable de que los tiburones y la clase política y la clase de tipos a los que pertenece el propio milenarista de la crisis se entreguen con fervor a la corrupción para mejorar las cosas. Como si la corrupción fuera algo nuevo y no hubiera atravesado impune el franquismo, el suarismo, el felipismo, el aznarismo y el zapaterismo. Como si no se fuera a perpetuar como una especie protegida. Encima de que eres su víctima, el milenarista de la crisis pretende ser tu líder espiritual y que te pongas para seguirle los harapos de la cofradía de los flagelantes que recorren 'El Séptimo Sello' de Bergman. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

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