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EL CORREO
Martes, 9 de marzo 2010, 08:45
El Departamento de Interior tiene previsto poner en marcha en abril una línea directa con los ciudadanos para que éstos puedan colaborar con la Ertzaintza y facilitarle cualquier información o sospecha que tengan sobre ETA y la kale borroka. El dispositivo constará de una línea telefónica y una dirección de correo electrónico, recogidos en una página 'web', cuyos destinatarios serán expertos en la lucha antiterrorista que analizarán y evaluarán la validez de cada dato aportado por los comunicantes. Tanto el teléfono como el 'e-mail' serán sistemas seguros, protegidos tecnológicamente, que garantizarán el anonimato de los comunicantes.
Este sistema pretende ser una aplicación práctica de la filosofía defendida por el lehendakari Patxi López y el propio consejero de Interior, Rodolfo Ares, en el sentido de impulsar una mayor implicación de la sociedad vasca en el final del terrorismo. En especial, en un momento en el que la banda terrorista se encuentra en un momento de gran debilidad.
En la actualidad, la Ertzaintza dispone de una 'web' creada en la anterior legislatura donde se muestran las fotos de media docena de etarras y, de una forma escueta, se informa a la ciudadanía la posibilidad de telefonear a las comisarías si ha detectado alguna circunstancia extraña o de utilizar un servicio de correo electrónico. No se ofrecen números de teléfonos -excepto el 112 para casos de urgencia- ni se detalla el tipo de colaboración que puede ofrecer la población.
La intención de la consejería ahora es potenciar ese vínculo y desarrollar todas las posibilidades que ofrece la colaboración ciudadana en este campo. Además de teléfonos que garanticen la máxima discreción, Interior pretende contar con direcciones seguras de correo electrónico a las que enviar informaciones que pueden servir a la Ertzaintza. En este sentido, los datos que la Policía vasca pretende recoger no están limitados a la banda terrorista, sino también a cualquier pista relacionada con la violencia callejera e denuncias relativas a la colocación de fotos de etarras o cárteles que enaltezcan el terrorismo. En este último caso, se trata de reforzar la política de 'tolerancia cero' puesta en marcha este verano por el Gobierno para retirar de las calles del País Vasco todo tipo de iconografía violenta.
Contra la «indiferencia»
La recogida de información a través de este sistema estará en sintonía con la recientemente creada División Antiterrorista de la Policía vasca, en la que se centralizan todas las investigaciones relacionadas con la organización armada. Así, ese caudal de datos no dependerá de comisarías como hasta ahora, sino que será asumido directamente por los expertos en la lucha contra ETA. Ellos se encargarán de discernir posteriormente la validez de la información.
El lehendakari y su consejero de Interior están persuadidos de que, para buscar el fin definitivo de la violencia, es necesaria la máxima implicación de la sociedad. La propia campaña contra la simbología terrorista iniciada el pasado verano estaba influenciada por este principio. Rodolfo Ares llegó a pedir a los ciudadanos que no visitasen txosnas donde se exhibieran imágenes de presos de ETA. «Los ciudadanos no deben dejarse vencer por la resignación y la apatía. Deben pasar de largo, no entrar ni consumir en locales que exhiben carteles o imágenes que enaltecen a los asesinos», recalcó.
En las mismas fechas, Ares solicitó a los ayuntamientos que impidieran la instalación de casetas festivas si sus responsables no mostraban de manera clara que no iban a llevar a cabo ninguna acción que pudiera implicar un delito de enaltecimiento del terrorismo. El consejero defendía que esa mayor implicación de los poderes públicos en la lucha contra ETA debía ir acompañada de un cambio en la actitud ciudadana hacia los violentos. «No se puede pensar que es mejor mirar para otro lado para evitar males mayores», afirmó en septiembre.
También el lehendakari indicó en octubre, durante la reinauguración de la comisaría de Ondarroa -destruida en un atentado-, que la ciudadanía debía ««abandonar la tentación del silencio y la indiferencia» frente a los terroristas.
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