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OLATZ BARRIUSO o.barriuso@diario-elcorreo.com
Domingo, 21 de febrero 2010, 13:43
En la vacía sala de reuniones del Gipuzko buru batzar (GBB), Joseba Egibar parece a veces a la defensiva, otras francamente bienhumorado y, casi siempre, muy efusivo. Gesticula, entra al toma y daca y hace que a ratos la entrevista parezca más una charla. Sabe que su opinión sobre los movimientos en el seno de la izquierda abertzale es siempre escuchada con especial atención. Evoca en varias ocasiones el proceso irlandés. En su opinión, Batasuna ha hecho una apuesta inequívoca y novedosa que busca la desaparición de ETA y ha advertido que no contempla seguir sometida a su «tutela» en el futuro.
- ¿Es posible un proceso de paz como consecuencia del documento de la izquierda abertzale?
- De ese documento se desprenden dos conclusiones. La principal y la gran novedad: la unilateralidad. Las decisiones las toman como organización y sin que sean consecuencia de proceso de ningún tipo. Además, la apuesta por vías políticas y democráticas es inequívoca, así que sobraría ETA en un escenario futuro. A partir de ahora, nada va a ser igual.
- ¿A qué se refiere?
- A que nunca se ha producido una decisión unilateral en la izquierda abertzale. Nunca. A diferencia de Argel, Lizarra o el proceso de 2006, ahora quien exige la desaparición de la violencia no es ya la mayoría social, es la propia izquierda abertzale. El interrogante es si estas conclusiones vinculan a ETA. Ojalá fuera así.
- ¿Cabe esperar eso cuando, a raíz de las últimas detenciones, se revela una ETA lista para atentar?
- No tengo datos. La pregunta es si ETA se siente vinculada por estas decisiones porque, si no fuera así, a quien ha reflexionado le tocaría marcar una distancia. Y sobre lo que se dice habrá cosas ciertas, pero también una recreación policíaco-mediática impresionante.
- Iñigo Urkullu, el presidente de su partido, ha exigido avales para dar crédito al texto. ¿Usted le concede credibilidad?
- Los textos dicen lo que dicen. Le puedo conceder la misma credibilidad que usted. Dice Xabier Gurrutxaga que no hay que ver lo que no existe, pero tampoco dejar de ver lo que sí es cierto. Y en ese sentido la unilateralidad es relevante. ¿Que luego hagan falta garantías y verificaciones? Evidente. Nosotros desde la política no hemos conseguido que la violencia desaparezca. Ahora hay una parte de la izquierda abertzale, la mayoritaria al parecer, que desde la política pretende que acabe ETA. Tampoco hay que observarlo como una anécdota porque es la primera vez que la parte política responde así. Es una respuesta al fiasco de ETA al esquema de Anoeta.
- ¿Cree en su capacidad para desmarcarse de ETA si la banda comete un atentado?
- Parece que estamos deseando que haya un atentado...
- ¿No es una posibilidad?
- Puede pasar, sí, pero veremos entonces. Parece que se quiere exigir una especie de prueba a quien con absoluta determinación le ha dicho a ETA 'esto se ha acabado'. En el objetivo de esta reflexión está que ETA desaparezca y no cometa atentados. Si alguien piensa que esconde una estrategia político-militar, eso es absolutamente injusto. No es así.
- Las mismas ideas ya estaban en el pacto de legislatura firmado por ustedes con EA y EH en 1999, en Anoeta... ¿Comprende que haya quien no vea novedad alguna?
- Sí, porque la izquierda abertzale tiene un déficit de credibilidad en este país, y ellos lo saben. Vamos a dejarles que desarrollen el trabajo y que pongan cara y ojos a esta apuesta, porque se supone que pretenden irrumpir con una ficha política, un partido legal. No hay que ser entusiasta y confundir los deseos con la realidad, pero tampoco decir que aquí no pasa nada porque es evidente que está pasando.
- Urkullu decía que no dudaba que haya en ese mundo quien apueste por la política, pero también otros que están en la mera táctica. ¿Lo comparte?
- ¿La entrevista es para ver si comparto sus opiniones? Ya he centrado el tema. Por supuesto que hay componentes tácticos y estratégicos. Intentar entender a la primera un comunicado de la izquierda abertzale no resulta fácil. Te surgen preguntas. ¿Cuándo se inicia el 'proceso democrático'? ¿Los 'principios Mitchell' cuándo se activan? ¿En el contexto de las conversaciones multipartitas o antes? En el proceso de paz en Irlanda, que también suscitaba dudas, se estableció un diálogo público y directo entre el Sinn Fein y el SDLP porque la ciudadanía no llegaba a entender o compartir. Aquí pasa algo de eso. Pero subrayo: no contemplan a ETA en el escenario. Se dice que no citan a ETA, pero es que a uno le pueden citar por acción y por omisión. Si para un escenario futuro contemplan sólo vías políticas y democráticas, es evidente que la tutela político-militar desaparece.
- Se habla de un posible «repudio» a la violencia. ¿Para usted qué importancia tienen las palabras?
- El artículo sexto de los estatutos de ANV hablaba del repudio a la violencia y no lo activaron. Todo esto depende de la voluntad. Y yo sí creo que tienen voluntad de hacer desaparecer la violencia.
- ¿Le asusta, por las consecuencias en términos de achique de espacios, la disposición de EA a colaborar con ese mundo?
- Al PNV eso no le preocupa, desea que podamos abrazar nuestra libertad. El movimiento de los espacios electorales es absolutamente secundario. Lo prioritario es la paz.
- ¿Podríamos estar ante un Lizarra bis sin el PNV?
- Ellos ya dejan claro que al PNV ni le quieren ni le esperan. Una estrategia soberanista en este país desde luego no se puede hacer con ETA, pero tampoco sin el PNV.
- ¿Y estarían dipuestos a participar en ese 'proceso democrático'?
- No. El PNV tiene su propio camino. No se puede caer en la equivocación, y no me quiero meter con EA, de que te lleven a una toma de decisiones para que puedas convencer a alguien de que deje la estrategia político-militar. No. Los ritmos se establecen desde la política, no desde una supraestructura político-militar.
- ¿Cree entonces que EA podría estar poniendo en riesgo la legalidad de sus siglas?
- No. Creo que el posicionamiento es sincero, pero que se equivocan. Se equivocan al entrar a dar satisfacción política a alguien. EA tiene sus propias raíces y hemos compartido y seguimos compartiendo, por mucho que se niegue, espacios políticos y electorales.
- ¿Puede acabar fagocitada?
- Hace unos días lo escribía Floren Aoiz en un artículo que titulaba 'El quitanieves'. Basta leerlo. Ya se sabe cuál es la función del quitanieves. Hay gente a la que quieren en la sala de máquinas, pero no en el puente de mando. Y el puente de mando en la izquierda abertzale es siempre la izquierda abertzale.
- Al mismo tiempo, el PNV busca su vía. ¿El anuncio del EBB de que liderará por su cuenta una reforma del marco político es un espaldarazo interno a sus tesis?
- No. El Gobierno vasco tiene una misión, que es la de meter todo al congelador: aquí no hay problema político, nadie tiene intención de un escenario a futuro ni siquiera de completar el Estatuto o en su caso reformarlo. No se toca nada porque no toca. Eso no significa que el PNV no intente conseguir, más allá de su posición, concertar con otras formaciones líneas de avance.
- ¿Saben ya cómo y cuándo van a iniciar esos contactos?
- Ya lo sabemos, pero de momento no lo vamos a decir. Sin prisa, pero sin pausa. El PNV cree que para dar solución al conflicto político hay que abordar una serie de reflexiones. Como sucedió en Irlanda, donde partidos muy diferentes llegaron a la conclusión de que el derecho a decidir era la llave. El motor es el derecho a decidir. La apuesta y el desafío será ponernos de acuerdo en su ejercicio. Eso significa preservar la personalidad del pueblo vasco.
- Sabiendo que no hay consenso necesario para eso, ¿hasta qué punto este paso es un brindis al sol o una táctica electoral?
-No existe consenso necesario porque se niegan principios básicos. Si la soberanía es buena para España, ¿por qué va a ser mala para Euskadi? Si en el orden social y económico pudiéramos gestionar una serie de materias que estatutariamente están reconocidas, afrontaríamos mejor y con más garantía de éxito los problemas. Esa capacidad de decisión no tiene nada que ver con algo evanescente o romántico, es el día a día, para poder aplicar sobre políticas públicas una posición propia como país. Me hace mucha gracia cuando me dicen que contrapongo derechos colectivos y nacionales a los de la ciudadanía.
- Dijo que Patxi López quería uniformar a los vascos como a truchas.
- ¡Precisamente diciendo lo contrario! ¿Cómo quienes dicen que todos sus proyectos políticos se basan en los derechos de la ciudadanía le niegan a la ciudadanía el derecho a constituirse en comunidad política? ¿Todos los derechos menos uno? Lo que quieren ocultar es esa condición que tienen, y yo también, de nacionalidad española. Lo que pasa es que yo no la quiero, quiero la nacionalidad vasca que me reconoce el Estatuto. La diversidad y el respeto a las identidades son las fórmulas de futuro. Pero para respetarnos tenemos que estar en igualdad de condiciones.
- Cuando hablan de liderar también el cumplimiento estatutario, ¿no intentan apropiarse de una función propia del Gobierno?
- No negamos que sea función del Gobierno en la respuesta del EBB. Espere, que lo tengo por ahí.
Egibar, meticuloso y preciso, sale de la sala para buscar el posicionamiento que la dirección jeltzale envió al lehendakari para acotar su oferta de pactos. Se coloca las gafas y lee. Hace una pausa y recuerda que este periódico habla del veto del PNV a la transferencia de empleo. Puntualiza. Sólo pretende, dice, que el traspaso no se limite «al cartel de Inem» y que se haga «en condiciones». «Ése es el papel que queremos, no el de sustitución del Gobierno, que a efectos de interlocución es insustituible».
- A la vista del fiasco de la reunión entre Urkullu y el lehendakari, ¿quiso de verdad el PNV alguna vez alcanzar acuerdos de tú a tú con el Gobierno vasco?
- ¿Me quiere creer que todavía no ha habido ni un solo consejero que haya acudido a tiempo a hablar con los grupos parlamentarios? Han ido a hacer su exposición, pero ya es hora de bajar a la Cámara. En el trámite de enmiendas del debate presupuestario, Carlos Aguirre no sabía que tenía que hablar con los grupos. No voy a negar su buena voluntad, será bisoñez, pero López y Ares ya saben lo que es un Parlamento. Se valen de que tienen la mayoría garantizada y no necesitan a nadie. ¿Para qué van a hablar con el primer grupo de la oposición? ¡De la oposición no, de la Cámara! Y cree que resuelve el tema hablando con Urkullu, que le dijo que se pongan a trabajar.
- Y el Gobierno le respondió con un plan que han rechazado.
- ¡Si era medio folio! No, no. Hay un ámbito institucional que respetar. ¿Cuántas reuniones ha habido de las comisiones interinstitucionales que dijeron que iban a convocar? López ha querido coger un atajo, llamar a Urkulllu y que Urkullu le ordene la casa.
-¿No será que no se pueden permitir cederle la iniciativa?
- No, no. Tenemos un interés muy claro: que causen el menor destrozo posible, porque volveremos a gobernar y vamos a tener que reconstruirlo. Y el destrozo se puede causar de mil maneras, no gobernando también. Un líder o tiene capacidad de anticipación o no lo es.
- ¿Su reacción no ha sido por lo menos tan teatral como dicen que es el comportamiento de López?
-No sabemos hacer teatro. Aunque lo hayamos hecho en Carnavales. Las encuestas les llevan a pensar que el problema no está en su inacción sino en la sociedad vasca.
-Por cierto, ¿entiende el malestar del Gobierno por la parodia de carnavales?
-(Risas) Mientras el virus no se convierta en epidemia.. Ortuzar, con humor, ya le dijo a Idoia Mendia que le iba a invitar el año que viene. Hay que tomarlo en su contexto. Y hay que valer, también.
- No le veo a usted en eso.
- Yo a usted tampoco. (Carcajada).
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