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OIHANE ISEQUILLA
Viernes, 1 de junio 2007, 05:32
La figura de la Escarabillera está íntimamente unida a la historia reciente de Basauri. En las primeras décadas del siglo pasado, numerosas mujeres del municipio se dedicaban a la tarea de recogida de residuos de carbón quemado, también conocido como escarabilla, en la antigua fábrica de La Basconia, una de las empresas más importantes de la época.
La escarabilla se obtenía de los hornos de fundición y, posteriormente, se usaba como combustible para poder cocinar. Además del uso doméstico, las virutas de carbón también servían para recubrir los caminos «y evitar que se embarrasen cuando llovía o que se levantara mucho polvo en verano y en los días de viento». Todo esto viene en los libros, pero está también guardado en un rincón de la memoria de los pobladores más mayores.
Y es una historia que Basauri no quiere olvidar. Especialmente porque aquella tarea ardua e ingrata que desempeñaron las mujeres, único sustento de muchas familias en algunos casos, forjó su personalidad y la de un pueblo tradicionalmente obrero. Los sucesores de aquellas vecinas se sintieron, en alguna medida, en deuda con ellas. Por eso, hace treinta años nació una figura, 'La Escarabillera', que se ha convertido, desde entonces, en símbolo y rostro de los festejos de los 'Sanfaustos'. Esta popular dama recoge cada año, allá por octubre, el cariño de todos los basauritarras.
Desde ayer, otra escarabillera, ésta de bronce, luce en uno de los rincones emblemáticos de Basauri. Por segunda vez, el pueblo de Basauri rinde homenaje a estas vecinas. Y lo hace de la mano del escultor local Víctor Sarriugarte, que ha creado la escultura 'Escarabillera'. A sus 62 años, el autor todavía conserva en su retina la imagen de las mujeres portando los pesados baldes por los caminos de Basauri. Y ha captado la instantánea para hacerla perdurar en el tiempo.
«De perenne actualidad»
La obra, elaborada en bronce y sujeta sobre una peana del mismo material, muestra a una madre ataviada con delantal y pañuelo a la cabeza que, acompañada de su hija, transporta en una mano un balde repleto de trozos de escarabilla, mientras con la otra agarra a su pequeña. Ambas prosiguen su camino «charlando». «Mi intención era darles vida y que no parecieran meras estatuas», explica Sarriurgarte, quien se decantó por el bronce «porque es un material que tiene muy buena vejez y va cambiando de colores a medida que pasa el tiempo».
El todavía alcalde en funciones, Rafa Ibargüen, inauguró ayer por la tarde la escultura, que se erige en la céntrica plaza de la iglesia de San Pedro, y que ya forma parte del paisaje urbano de la localidad. Sarriugarte explica que fue el propio Ibargüen quien le pidió que diera vida a una figura de estas características para que quedara un recuerdo «físico» de lo que en aquella época supuso el esfuerzo de las escarabilleras. Tras varios meses de intensa dedicación al boceto de la obra, una empresa de Eibar ha dado forma a la mujer de bronce.
Para Sarriugarte ha supuesto «un reto personal muy especial», ya que es «una obra de perenne actualidad». «Hoy en día no se recicla carbón como en aquellos años, pero la sociedad actual ha entendido la importancia del reciclaje de otras materias por razones económicas y ecológicas. Por eso considero que la actividad de las escarabilleras en su día fue muy innovadora», concluye.
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