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SANTIAGO DE PABLO
Sábado, 14 de abril 2007, 04:27
El 30 de noviembre de 1930 nacía en Bilbao Acción Nacionalista Vasca (ANV), el primer partido nacionalista vasco de izquierdas con una incidencia real. Las escisiones de las primeras décadas de historia del nacionalismo no tuvieron que ver con el binomio izquierda-derecha, sino con la tensión entre independentistas y moderados, separados en dos partidos desde 1921. Tras la dictadura de Primo de Rivera, el proceso de fusión de estas dos ramas culminó en noviembre de 1930 con la reunificación del PNV, que mantuvo su carácter sabiniano y católico. En ese proceso, algunos habían propuesto modificar la ideología nacionalista, en un sentido democrático y aconfesional. Al fracasar su intento de romper el inmovilismo doctrinal del PNV, los renovadores procedieron a crear un nuevo partido, que adoptó el nombre de ANV y expuso su ideología en el Manifiesto de San Andrés. Entre sus dirigentes cabe destacar a José Ignacio y José Domingo Arana, Anacleto Ortueta, Luis Urrengoechea, Juan Carlos Basterra, Luis Areitioaurtena, José Olivares y Andrés Perea.
La ideología de ANV se basó en la defensa de la democracia y de la República, el autonomismo, el derecho de autodeterminación gradual, no basado en la restauración foral, el unitarismo intra-vasco (frente al confederalismo interno del PNV), la apertura a los inmigrantes y la aconfesionalidad. En este último campo, ANV fue un partido laico pero no anticlerical, como se demostró cuando sus concejales votaron en contra de la propuesta de sus aliados republicano-socialistas de derribar el monumento al Sagrado Corazón en Bilbao. La ideología inicial de ANV era, por tanto, de centro-izquierda y su carácter moderado sólo se transformó en junio de 1936, al asumir un nuevo programa social anticapitalista, situado claramente en la izquierda.
La expansión de ANV fue muy lenta y nunca pasó de ser un partido minoritario, ligado sobre todo a las clases medias urbanas, que no puso en cuestión la hegemonía del PNV. De hecho, ANV logró sus mayores cotas de poder cuando se presentó a las elecciones con otras fuerzas de izquierda: la coalición republicano-socialista en 1931 (con la que obtuvo bastantes concejales, sobre todo en Bilbao) y el Frente Popular en 1936, aunque no llegó a conseguir ni un solo diputado a Cortes en todo el período republicano. Sin embargo, ANV adelantó en parte la estrategia política -autonomista y de cooperación con la izquierda- que el PNV adoptaría en la etapa final de la República.
En la Guerra Civil, ANV participó en el esfuerzo bélico republicano con la creación de cuatro batallones y formó parte del primer Gobierno vasco, de coalición entre el PNV y el Frente Popular, con Gonzalo Nárdiz como consejero de Agricultura. Además, otro miembro del partido, Tomás Bilbao, fue nombrado ministro sin cartera del Gobierno de Negrín, en agosto de 1938. Durante el exilio, ANV mantuvo sin interrupción a Nárdiz en el Gobierno vasco, presidido sucesivamente por Aguirre y Leizaola, y editó algunos periódicos, pero apenas tuvo más actividad. Tras la muerte de Franco, ANV reapareció y se inscribió en el recién estrenado registro de partidos políticos del Ministerio de Gobernación el 14 de abril de 1977. No obstante, seguía siendo un partido minúsculo y dividido, que, a veces dando tumbos, trataba de hacerse un hueco en la sopa de siglas de los partidos de la Transición.
Así, en las conversaciones de Txiberta de 1977, ANV se opuso a las exigencias de ETA-Militar de boicotear las primeras elecciones democráticas si no se conseguía la amnistía. Finalmente, se presentó a los comicios en solitario en Vizcaya y Guipúzcoa, obteniendo el 0,64 % de los votos, y en coalición con el PNV y ESB en Navarra. Sin embargo, enseguida se acercó a KAS, formando parte como fundador (junto a HASI, ESB y LAIA) de la coalición Herri Batasuna en abril de 1978. La existencia de luchas internas en el seno de ANV se reflejó en su intento de que Leizaola cesara a Nárdiz como consejero del Gobierno vasco en el exilio y lo sustituyera por Josu Aizpurua.
Desde entonces, ANV ha sido casi un partido hibernado, apareciendo a veces en relación con actividades de la izquierda abertzale (aunque en 2001 decidió no integrarse en Batasuna) y manteniendo su homenaje anual a sus «gudaris de hoy y de ayer» en el monte Albertia, un lugar emblemático para ANV en la Guerra Civil. Es posible que a partir de ahora se abra una nueva etapa en su larga historia, pero en cualquier caso parece claro que la herencia de la ANV histórica -como partido nacionalista democrático de izquierdas y no foral-historicista- la han recogido en las últimas décadas, mucho más que Batasuna, la desaparecida Euskadiko Ezkerra o Eusko Alkartasuna.
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