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J. G. P.
Viernes, 19 de enero 2007, 03:40
Dicen que el salbutamol es para algunos deportistas como mascar chicle. Un fármaco para niños. Una llave para los pulmones al alcance en todas las farmacias. Oxígeno para los asmáticos. Su uso se convirtió pronto en frecuente entre los deportistas. Tanto que los organismos oficiales establecieron unos límites. A partir de una concentración superior a 1.000 nanogramos por mililitro d e orina, su uso dejaba de tener carácter broncodilatador y pasaba a considerarse como efecto anabolizante. Prohibido, por tanto. Esa barrera de los 1.000 nanogramos amargó el Tour 2002 a Igor González de Galdeano, que llegó a los 1.360. Al parecer, la tasa detectada a Pereiro sería muy inferior a 1.000. También Induráin, Zulle y Ullrich dieron falsos positivos con salbutamol. Para algunos especialistas, esa barrera no sirve: se trata de un antiasmático de rescate, para salir de una crisis respiratoria. No hay dosis establecida. Polémica científica. Para otros, un nivel superior a mil nanogramos sólo puede alcanzarse con administración oral, algo ilegal en el deporte, o por dosis de aerosol que nada tienen que ver con las prescripciones terapéuticas.
El salbutamol es un dilatador de efecto rápido que actúa sobre los músculos lisos de los bronquios. Llegó a las farmacias de Gran Bretaña en 1969, ya con su apodo más conocido: 'Ventolín'. En el deporte se habla de asma inducida por el esfuerzo. Casi uno de cada tres ciclistas profesionales dice sufrir ese asma inducida, por lo que recurre al salbutamol. Lo malo es que tiene un efecto estimulante. Por eso aparece en la lista de productos prohibidos. Sólo se puede usar si no hay más remedio. Está reservado para los asmáticos, es decir, para un tercio del pelotón. En el Tour 2002, mientras el pelotón descansaba en Burdeos, Galdeano supo que no bastaba con padecer esa enfermedad respiratoria. El Consejo de lucha antidopaje francés le acusó de recurrir a ese fármaco para mejorar su rendimiento. Como si fuera un anabolizante. Y le sancionó con un año de suspensión en Francia.
La UCI salió en su defensa. Dijo que todos los análisis del alavés eran negativos. Nada que objetar. El salbutamol estaba en su cartilla sanitaria, el documento que todos los corredores presentan antes del Tour. Aun así, en Francia le abrieron un expediente y le condenaron. Antes, en 1988, Pedro Delgado había sufrido también la contradicción entre dos normativas. En su orina aparecieron restos de 'probenecid', un fármaco que no figuraba en la lista negra de la UCI, pero sí en la del Comité Olímpico Internacional. Al final, el segoviano, apoyado por las autoridades españolas, pudo subirse al primer cajón del podio de París.
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