Borrar
Urgente Retenciones en la A-8 en Barakaldo: un camión pierde su carga de botellas y obliga a cortar dos carriles
«No me siento en la cima, porque cuando llegas sólo queda bajar»
«No me siento en la cima, porque  cuando llegas sólo queda bajar»
ENTRE MUJERES<br><br>AMAYA URANGA | CANTANTE

«No me siento en la cima, porque cuando llegas sólo queda bajar»

La música le ha dado todo menos una gran fortuna: «Yo tengo un vivir decente»

LUCÍA MARTÍNEZ ODRIOZOLA

Domingo, 28 de mayo 2006, 02:00

Los Uranga componen una gran familia en la que ninguno de los hijos es ajeno al mundo de la música. Amaya, la voz de Mocedades, la de El Consorcio, ha llegado hace unas semanas de una gira por México, y se sabe los números: 100.000 kilómetros de carretera. Sin embargo, debe sacar las cuentas para inventariar los discos: más de una veintena, primero con Mocedades, después en solitario y con El Consorcio. Y sin contar los recopilatorios: «Eso es cosa de la compañía y no te enteras, porque son ediciones especiales. Los contratos son leoninos, y se firma todo. Por nuestra parte hay falta de previsión. Habría que dárselo a un abogado, pero da una pereza...».

-Ha cantado con María Dolores Pradera, Kraus, Serrat...

-Sí, con mucha gente y con todos he disfrutado mucho. Salvo en el disco de Pablo (Milanés), que sí lo hicimos juntos, normalmente se graba por separado. Especial fue con Serrat, por quien era, porque era mi primer disco en solitario, porque 'Palabras de amor' es una canción que hemos cantado mucho, porque era la primera vez que la cantaba en castellano. Varió poco la letra al pasar de hombre a mujer.

-¿Es importante adaptar el género?

-Si soy chica, me gusta cantarla como chica, me gusta hacerme con las canciones. Es como si las robara, me hago la ilusión de que podría haberlas escrito yo. En el fondo es envidia podrida. Por otro lado, aunque sea una canción escrita de un hombre para una mujer, ¿por qué no se la puedo cantar yo a un hombre?

-¿Ha hecho fortuna?

-No, porque en Estados Unidos no cobramos nada a pesar del gran éxito allí de 'Eres tú', y siempre hemos sido mucha gente. Yo tengo un vivir decente

-¿De dónde le viene lo de cantar?

-En mi casa se ha cantado siempre. Somos nueve hijos y todos hemos tenido relación con la música. Mis padres no querían que nos dedicáramos a esto. Hubo pelea al principio, porque el mundo del espectáculo tenía mala fama: ellas eran putas y ellos maricones. Pero se dieron cuenta de que podía ser una vida digna y formal.

-¿Le resultó fácil hacerse un hueco en la música?

-Llevo muchos años peleando y no soy una estrella del firmamento. Me siento considerada, respetada, pero no en la cima, porque cuando llegas sólo queda bajar.

-¿Hoy sería más difícil?

-Sí, porque cuando salimos, un disco duraba un año y se escuchaba entero en la radio. Ahora la saturación es tal que no hay tiempo material para escucharlo todo. Pero también graba cualquiera.

-Una canción de su último disco dice: «En cuanto me descuido me atropella algún recuerdo en el pasillo».

-A mí me atropellan en los sitios más inverosímiles. Hay situaciones que me provocan auténticos atropellos de recuerdos: al pasear por la calle, al entrar en una charcutería

-¿Cómo ve el mundo de la música?

-Es difícil vivir de ella. Estamos en un momento complicado por el 'top manta', Internet Tenemos que ponernos las pilas, nosotros y las casas discográficas. Entiendo que la gente quiera hacerse su disco eligiendo canciones, bajándoselas de la Red. La música es un producto de consumo, aunque esa idea no me haga mucha ilusión.

-¿Qué se siente al lograr el objetivo de ser reconocida como una voz?

-No he sido consciente y no es ni falsa modestia ni gaitas. No sé hasta qué punto me he puesto yo metas. Ir a Eurovisión, quedar los segundos... fueron sorpresas. Y los triunfos producen una sensación de alivio.

-¿Tiene alguna desventaja perder el anonimato?

-Con él se va la independencia, el ir a tu aire, pero si cantas es porque quieres que te escuchen. A mí me agobia bastante, pero si no lo hicieran, quizá pensara que no me ven. No lo sé.

-¿Cómo se blinda un artista de éxito frente a la adulación?

-Es muy difícil y puede llegar a transformarse en neurosis.

-¿Crea desconfianza?

-Sí, mucha, pero también hay a quien le encanta y se lo cree. El no querer creérselo se confunde a veces con la soberbia.

-¿Es inevitable la vanidad?

-No creo que haga falta. Conozco a gente muy poco vanidosa y fuera de este mundo también los hay. Pero se necesita un punto de ambición, de afán de superación.

-¿Qué canción le habría gustado cantar?

-'Ne me quitez pas', pero no se puede. Soy consciente de que esas cosas que me han gustado tanto es mejor no tocarlas.

-¿Y qué se siente al oír la versión de una canción propia?

-No se han versionado mucho nuestros temas. Es distinto. En ese sentido no soy de colgarme medallas.

-¿Qué opinión le merece 'OT'?

-A ellos les habrá venido bien. El problema que se planteaba es que estaban ocupando una cuota de pantalla en una televisión pública, y yo también tengo ese derecho. Ha salido gente interesante y otra que no. Dentro de un tiempo hablaremos. Sacar un disco o dos es fácil, pero mantenerte tiene su misterio.

-Ha muerto su hermano hace nada.

-Fue un palo, porque nadie lo esperaba. Fue en un mes. En el fondo, nos hemos alegrado mucho porque era un sufrimiento. A mí me da miedo la enfermedad, no la muerte. Y ojalá me toque de repente.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo «No me siento en la cima, porque cuando llegas sólo queda bajar»