Borrar
Escalera de los Museos Vaticanos.
Diez escaleras que no te costará nada subir
Escalinatas extraordinarias

Diez escaleras que no te costará nada subir

Son obras maestras de la arquitectura mundial, mucha de ellas arriesgadas en su tiempo. Estas espirales compensan el esfuerzo

NIEVES FERNÁNDEZ

Martes, 11 de febrero 2014, 14:12

Las escaleras plantean una pregunta esencial en cualquier viaje: ¿subimos al mirador?, ¿merece la pena el esfuerzo? Ese planteamiento nos lleva a menudo a despreciar vistas asombrosas o bien a perdernos la belleza del camino, de la escalera en sí misma. Hemos recopilado diez de la escaleras más bellas y originales del mundo.

1. Castillo de Chambord: Valle del Loira, Francia

La escalera de doble hélice del Castillo de Chambord (15191539), en el Valle del Loira, es una de las obras maestras del Renacimiento francés. La escalinata consta de dos hélices idénticas entrelazadas, cada una de ellas con una entrada distinta al mismo nivel, y un hueco común que distribuye la luz que entra por la linterna superior. Dos personas pueden subir por las hélices opuestas sin encontrarse, aunque sí verse en algunos tramos.

Se cree que la escalera fue diseñada por Leonardo da Vinci, que estuvo al servicio del rey que mandó iniciar la construcción del castillo, y realizó para él varios proyectos arquitectónicos, incluido uno para Chambord. Sin embargo, hay muy poca documentación acerca de la construcción del castillo, y nada es seguro acerca del autor de esta obra de arte.

2. Edificio Reina Victoria, Sidney

Este edificio del siglo XIX, creado por George McRae y ahora convertido en centro comercial, además de cientos de tiendas, alberga una escalera bella y peculiar donde las haya. La construcción, de estilo renacentista románico, es una de las más emblemáticas y tradicionales de la ciudad australiana, y a pesar de ser utilizado como zona comercial, se realizan visitas guiadas para que los turistas puedan descubrir todos los rincones del simbólico lugar.

3. Mirador del Tirol (Austria)

Estas peculiares escaleras se caracterizan por dar a un mirador en un glacial. Está formada a partir de una estructura de acero que se asoma nueve metros al vacío, y lo único que te separa de la caída es una pequeña barandilla. Al mirador en sí se le conoce como 'Top of Tirol', y se encuentra a 3.165 metros sobre el nivel del mar por encima del glaciar de Stubai.

4. Convento de Santo Domingo de Bonaval, Santiago de Compostela

La iglesia, del S. XIV, es de estilo gótico con reminiscencias románicas. Consta de tres naves separadas por arcos de medio punto y una estilizada capilla mayor con altas ventanas y bóveda de crucería. El convento, del siglo XIII, tiene diferentes estilos. Fundado según la tradición en 1220 por Santo Domingo de Guzmán, el edificio actual data del siglo XIV en sus partes más antiguas, con reformas y ampliaciones realizadas en el siglo XVII por Domingo de Andrade, que deja su huella barroca en el convento. En 1912 fue declarado Monumento Nacional. Sus dependencias albergan el Museo do Pobo Galego, en donde se conserva la memoria etnográfica de Galicia. A las distintas salas -dedicadas al mar, la agricultura, los oficios artesanales o el traje gallego- se accede a través de la sorprendente triple escalera de caracol de Domingo de Andrade, obra emblemática del barroco compostelano.

5. The Monument, Londres

El Monumento al Gran Incendio de Londres (The Monument) fue construido entre 1671 y 1677 para recordar el Gran Incendio de Londres (1666) y celebrar la reconstrucción de la ciudad. A través de una estrecha escalera de caracol de 311 escalones se puede llegar hasta la cima para disfrutar de las vistas de la zona de Tower Bridge. La entrada cuesta 3 libras, aunque forma parte de las visitas incluidas en el London Pass.

6. Umeda Sky Building, Osaka

Este edificio, el séptimo más alto de Osaka, tiene como elemento más llamativo su escalera mecánica, la más larga del mundo, que permite subir y bajar a través de todo el complejo por su atrio central, recorriendo así los 173 metros de altura que mide la construcción con sus 40 pisos. El diseñador, Hiroshi Hara, quiso dar al edificio en conjunto la apariencia de ciudad flotante.

7. Abadía de Melk, Austria

La Abadía de Melk es uno de los monasterios cristianos más famosos del mundo, una abadía benedictina situada en Melk, Austria. En su interior se encuentra una de las escaleras más famosas del mundo. La ideó y construyó el arquitecto austriaco Jakob Prandtaauer. La espiral conduce hasta la sala del Emperador y la biblioteca, donde se guardan incunables y ejemplares de gran belleza y valor. Por esta escalera paseó Adso de Melk, uno de los personajes centrales de la novela 'El nombre de la rosa' de Umberto Eco. Precio de la entrada: 10 euros.

8. Librería Lello, Oporto

Situada en el centro histórico de la ciudad de Oporto, esta librería neogótica, construída en 1906, es considerada la más bella de Europa. En su interior, multitud de detalles llaman la atención del visitante: el yeso pintado imitando madera, las preciosas vidrieras del techo, y cómo no, la escalera ornamental de acceso a la planta superior. Es de caracol, y de madera labrada, y reina en el centro de la estancia, dando un toque de espectacularidad que deja al visitante boquiabierto.

9. Palacio Barberini, Roma

El Palazzo Barberini, en Roma, lo construyó en el siglo XVII la familia Barberini. Es una de las dos sedes de la Galería Nacional de Arte Antiguo y el Istituto Italiano di Numismatica. Están representados Rafael, Tiziano, el Greco, Caravaggio, Tintoretto, Holbein el Joven, Guido Reni y muchos otros artistas de primera fila. Es uno de los palacios más imponentes del período barroco. Lo inició en 1625 Carlo Maderno, ayudado por Borromini, y lo terminó en 1633 Gian Lorenzo Bernini. De Bernini es la escalinata, y de Borromini la escalera elíptica bajo el pórtico.

10. Escalera de los Museos Vaticanos, Roma

Aunque a la sombra de la Capilla Sixtina, es una de las obras más famosas de los Museos Vaticanos, y es que la escalera helicoidal de entrada a los mismos no pasa desapercibida. Diseñada por Bramante, pintor y escultor que introdujo el Renacimiento en Milán, es uno de los símbolos del museo. Se trata de una escalera de caracol en rampa en la que Bramante consiguió lograr el efecto infinito gracias a la doble hélice enrollada hacia la derecha, por lo que da la sensación de que no acaba nunca.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Diez escaleras que no te costará nada subir