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Este enorme harrijasotzaile es una de las principales atracciones del museo.
Peru Harri, el museo donde las piedras cobran vida
Planes con niños

Peru Harri, el museo donde las piedras cobran vida

El harrijasotzaile Iñaki Perurena ha creado en Leitza un lugar mágico donde contagia a los visitantes la pasión por su deporte

IGOR BARCIA

Viernes, 18 de octubre 2013, 09:12

El plan de este fin de semana propone una visita a un museo diferente a casi todos. Una excursión donde los más pequeños pueden conocer historias de boca de uno de los grandes forzudos vascos, asombrarse a los pies de estatuas como la del gigante de ocho metros que levanta una piedra en mitad de una campa, rodeado de ovejas, y disfrutar de un entorno rural, en pleno monte y a un paso de Leitza. Porque el museo de la piedra 'Peru-Harri' es algo más que eso, que un museo. Es el lugar donde Iñaki Perurena homenajea a su pasión, el levantamiento de piedras, y donde ofrece a los visitantes un paseo inolvidable por este tradicional deporte y por las costumbres de los vascos.

Aviso previo. Para acudir a Peru-Harri hay que concertar la visita. Es un requisito fundamental, que a cambio ofrece la posibilidad de tener al mejor guía posible, el propio Iñaki Perurena, que se desvive por ofrece a los visitantes la mejor estancia posible en un caserio que tomó forma en 2010, fruto de las preocupaciones del harrijasotzaile navarro, temeroso de que su especialidad sufriera la amenaza del olvido. Hay que recordar que el forzudo de Leitza es el levantador de piedras más conocido, el que revolucionó este deporte rural, modernizándolo a base de récords y exhibiciones en todos los rincones a los que pudiera llegar.

Así, el museo se abrió en 2010 en terrenos de la familia y abre sus puertas generalmente los fines de semana. Está situado a 2 kilómetros del núcleo urbano de Leitza, por la carretera NA-1700 dirección Uitzi, y el dedo índice de una mano indica el cruce hacia este espacio. Un lugar en pleno monte donde confluyen piedra, reto, mito e historia y al que se accede por un arco de piedra caliza.

Iñaki y su hijo Inaxio narran la historia y la cultura a través de la piedra. Por una parte se encuentran las esculturas exteriores de gran tamaño. Por otro, un caserío de piedra y madera de tres plantas en el que se distribuyen fotografías, ropa usada en competiciones, recuerdos y sobre todo, piedras de distintas formas, tamaños, pesos...

La visita arranca en la planta baja del caserío familiar Gorrittenea. La piedra y la madera moldean un espacio abierto; como si de una plaza de pueblo se tratase. En medio, piedras de distintas formas y pesos para exhibiciones de deporte rural. En las paredes, fotografías de cómo se inició el proyecto y dos pantallas de plasma que proyectan imágenes de competiciones de levantamientos de piedra.

Fuera, Perurena suele mostrar a los visitantes una catapulta con la que se divierte y con la que demuestra el punto de vista de la física del lanzamiento de piedras. Después, paseo por bosques y senderos donde se encuentran las esculturas cinceladas por Iñaki e Inaxio, que también ha ayudado a levantar este museo. Entre ellas destacan la gran mano que crece desde el suelo o el antes citado gigante harrijasotzaile con una piedra en torno al cuello. De vuelta al caserío se puede ver la evolución del deporte que hizo famoso a Perurena, así como fotos de familia, eventos, competiciones y muchos recuerdos personales.

Una visita que permanecerá en la memoria de mayores y pequeños, y que puede ser completada con un recorrido por Leitza, una localidad que merece la pena. Cuna de deportistas de renombre como los pelotaris Abel Barriola y Oinatz Bengoetxea, además de Perurena u otro levantador de prestigio como Saralegi, se encuentra situada en un ensanchamiento del valle de Leitzaran, atravesada por la vía verde del Plazaola, por el que se puede transitar a pie o en bicicleta -el escenario es espectacular- y rodeada de montañas. En ella, lo fundamental es descubrir su casco urbano, en torno a la iglesia de San Miguel, y perderse por sus calles.

Para rematar la excursión, hay diferentes opciones, como visitar el cercano pueblo de Lekumberri y subir a San Miguel de Aralar, o acercarse a descubrir paisajes encantados como Leitzalarrea. Un bosque de árboles viejos a 13 kilómetros de Leitza donde, como dicen las páginas turísticas del entorno, "es fácil evocar la sombra de brujas o lamias entre los espectaculares abetos del paraje de Izaieta".

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