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Se cumplen cincuenta años del comienzo de la 'Beatlemania'.
El día que la Policía descubrió a los Beatles
"comisario, mande refuerzos"

El día que la Policía descubrió a los Beatles

Un programa de televisión grabado en el London Palladium el 13 de octubre de 1963 constituyó la primera muestra del poder de atracción del cuarteto de Liverpool. Desde entonces sus fans resultaron incontrolables.

ANJE RIBERA

Lunes, 14 de octubre 2013, 08:54

Un día como ayer, domingo, de hace cincuenta años los 'bobby' los conocidos policías locales londinenses destinados en el área del West End colapsaron la centralita de la vieja sede de Scotland Yard en Victoria Embankment. Solicitaban refuerzos porque una masa incontrolable de adolescentes había tomado los alrededores del London Palladium y saturaban las calles interrumpiendo la circulación, al tiempo que generaban un grave riesgo de avalancha humana.

La alarma llegó incluso al comisario jefe Sir Joseph Simpson, que se puso en contacto con los distintos directores de su equipo para preguntar qué es lo que pasaba. Le explicaron que en el histórico teatro de la capital británica se grababa un programa de la cadena de televisión ATV en el que actuaba un joven conjunto musical que emergía como un fenómeno de masas. "¿Cómo se llama?" , demandó. "The Beatles", le respondieron. "¿Cómo?". Ese nombre, derivado de beetle (escarabajo), pensaba Simpson, no hacía presagiar nada bueno.

Se amplió el contingente policial para controlar a las miles de fans que lucharon durante horas por ocupar unas de las alrededor de 2.000 butacas disponibles para ver a esos cuatro chicos melenudos de Liverpool que un mes antes habían alcanzado lo más alto de las listas de éxitos con una canción simple y efectiva titulada She loves you, génesis del movimiento ye-ye que casi inmediatamente se extendió por todo el planeta. Ya saben aquello de "she loves you, yeah, yeah, yeah...".

Las entradas eran muy escasas para presenciar en directo la gala Sunday night at The Palladium, de Val Parnell, que también se ofrecía a través de las 625 líneas televisivas. Los enfrentamientos fueron inevitables. Lágrimas y crisis de ansiedad se extendieron por toda la zona del exterior del London Palladium, en el número 8 de Argyll Street, y las arterias adyacentes, donde las sirenas de las ambulancias y de las patrullas policiales se convirtieron en banda sonora de un frío y lluvioso domingo.

La falta de previsión policial fue evidente, a pesar de que para entonces en Scotland Yard existía una amplia carpeta que recogía incidentes vinculados a The Beatles. Como la detención de aquellas tres chicas que treparon por una escalera metálica más de treinta metros para llegar a la ventana de su camerino cuando actuaron en el Gaumont Cinema.

¿Y qué ocurría dentro del teatro en esos momentos? John, Paul, George y Ringo tuvieron serios problemas para iniciar su actuación. Los gritos ensordecedores de sus seguidoras al ver aparecer a sus ídolos retrasaron las notas musicales de sus guitarras y batería. Además, eclipsaron su interpretación hasta el punto de que algunas canciones como From me to you, Ill get you, la referida She loves you o Twist and shout apenas pudieron ser percibidas. Los chillidos apagaban las voces del cuarteto cada vez que ellos movían sus flequillos. Ya nunca más pudieron tocar en directo sin ese coro de fans fuera de control.

Sin hablar de que también eran blanco del lanzamiento de unos dulces conocidos como jelly babies, que en una entrevista Harrison dijo inocentemente que eran sus preferidos. Sus seguidoras tomaron buena nota de su condición de goloso.

15 millones de espectadoresPeor fue la salida. Afortunadamente los cuerpos de seguridad colocaron el Austin Princess de The Beatles a la entrada del teatro. Los músicos saltaron a trancas y barrancas por los escalones hasta introducirse en el coche, que tuvo grandes dificultades para avanzar porque eran muchas las jóvenes que se lanzaban sobre su capó, mientras otras caían desmayadas y los cascos de los bobbys volaban.

Los Beatles salen perseguidos por sus fans a la salida del teatro.

El programa fue visto por televisión por quince millones de espectadores, en un tiempo en el que todavía los aparatos receptores constituían un lujo al que no podía acceder la mayoría de la población.

Había nacido la Beatlemanía, una obsesión inicialmente nacional y finalmente mundial. El término fue acuñado por el periodista Vincent Mulchrone, del Daily Mirror, un día más tarde de la actuación. Ese medio fue el primero en salirse de la tendencia general de la prensa británica, que daba la espalda al fenómeno, hablando sólo de sus melenas o limitándose a contabilizar los destrozos que provocaban sus admiradoras en las actuaciones en lugar de profundizar en su música y en la rebeldía social que personificaban.

Poco después se invitó a The Beatles a participar junto a otros artistas en el Royal Command Performance del 4 de noviembre, una gala anual que contaba con la asistencia de la Reina Madre, la princesa Margarita y Lord Snowdon. Su actuación es recordada por la famosa frase de John Lennon antes de abordar Twist and shout. Se dirigió al público diciendo: "Que nos aplaudan los que ocupan las plazas más baratas, el resto puede hacer sonar sus joyas".

Actuación de Los Beatles entre los gritos de sus fans.

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