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IGOR BARCIA
Domingo, 29 de diciembre 2013, 18:35
De seis en seis. La Euskal Selekzioa le ha tomado gusto a eso de golear y destrozar al rival de turno en cada presencia ante su entregada afición, que este sábado celebró por todo lo alto el repaso a Perú en San Mamés. Doce goles en dos partidos es el aplastante balance de la 'tricolor' en sus dos últimos compromisos frente a combinados sudamericanos, lo que refleja la superioridad de la selección vasca hoy en día frente a enemigos como Bolivia o Perú. Media docena para cada uno, un buen regalo para los seguidores, pero quizá demasiada diferencia para dotar de toda la seriedad que merecen las presencias anuales de Euskadi, que ayer volvió a reclamar la oficialidad con una pancarta que portaron los jugadores al saltar al campo.
Nadie discute el potencial de un equipo entre los que hay 18 futbolistas del cuarto y quinto clasificado de la Liga, además de uno del Real Madrid. Pero esta noche, al igual que hace un año en Anoeta frente a Bolivia, el rival se quedó muy corto en cuanto a entidad. Perú apenas puso resistencia a una Euskal Selekzioa que jugó a placer, y que echó en falta esa competitividad que busca cada vez que salta al terreno de juego para medir su talento y su nivel real.
El estreno de la Euskal Selekzioa en el nuevo San Mamés ofreció una mezcla de sentimientos. La goleada a Perú sirvió para que el estadio rojiblanco viviera su primera fiesta con el combinado vasco como titular y que los aficionados celebraran por todo lo alto el carrusel de goles. Pero también dejó un poso de nostalgia con los duelos que Euskadi vivió hasta hace dos años en la vieja Catedral. Duelos cargados de intensidad, tanto en el campo como en la grada, donde el tremendo esfuerzo de los jugadores por derrotar al invitado de turno contagiaba a unas gradas con 40.000 seguidores empujando a sus colores. Eso se pudo ver hace dos años, cuando en una demostración de seriedad, Túnez doblegó a la Euskal Selekzioa por 0-2 dentro de su preparación para la Copa de África de 2012.
La intensidad de aquel encuentro ha quedado en un recuerdo lejano con la llegada de los conjuntos sudamericanos. Ni Bolivia ni Perú están a día de hoy a la altura del combinado vasco lo reflejó esta semana Esait al criticar «el bajo perfil de la selección contrincante» y esa falta de tirón se dejó notar en la presencia de público, aunque los cerca de 25.000 que acudieron a San Mamés empujaron y celebraron una fiesta con sus futbolistas.
Estos salieron desde el primer minuto enchufados, como siempre en cada presencia de la selección, y pronto quedó claro que el encuentro sólo iba a tener una dirección, la de la portería del guardameta peruano. Situada en el puesto 39º en la clasificación mundial de selecciones, el conjunto blanquirrojo atraviesa por un momento complidado de su historia, algo que se pudo constatar anoche. Roberto Mosquera, seleccionador interino entre las críticas que recibe de sectores de su país, trató de armar un grupo competitivo, pero llegó a Bilbao sin sus grandes estrellas. Jefferson Farfán (Schalke 04), Claudio Pizarro (Bayern), Juan Manuel Vargas (Fiorentina) o José Paolo Guerrero (Corinthians) se quedaron en casa, lo que afectó de forma notable al nivel competitivo de Perú.
Pero de los males de los sudamericanos no tiene la culpa la Euskal Selekzioa, que se tomó el partido con toda la seriedad que requería. El problema fue que se quedó sin rival en apenas 20 minutos. Para entonces, la calidad de Iraola, Xabi Prieto, Beñat, Iturraspe y compañía había destrozado a la defensa peruana. Aduriz y Roberto Torres colocaron el 2-0 en el marcador, y lo peor para los dirigidos por Mosquera es que el encuentro auguraba más goles, puesto que la tricolor no parecía dispuesta a levantar el pie del acelerador. Muy superiores en el centro del campo Beñat, Iturraspe y Xabi Prieto hicieron lo que quisieron con su rival a lo largo de la primera parte las oportunidades llegaron sin cesar, y por ejemplo, permitieron que Aduriz sumara otro gol a su cuenta, el noveno ya en sus comparecencias con Euskadi y su tercer doblete.
La segunda parte trajo el habitual relevo en el once de la selección vasca. Amorrortu y Etxarri permitieron que todos sus futbolistas disfrutaran de la fiesta y vivieran la posibilidad de pisar el nuevo San Mamés en este apartado Jon Aurtenetxe fue el más feliz, al no haber podido jugar con el Celta por cuestiones relacionadas con su cesión, y el más rápido en sumarse a la celebración fue Imanol Agirretxe. El delantero de la Real Sociedad parece dispuesto a dejar atrás la sequía goleadora que ha vivido esta temporada y en apenas cinco minutos marcó dos goles que terminaron por hundir a una angustiada Perú. Con 5-0, la Euskal Selekzioa se dedicó a recrearse y a evitar, de paso, la humillación del rival, que pese a todo se llevó un sexto tanto para redondear la goleada.
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