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El último modelo de la marca Xiaomi , el Mi3. | Vídeo: Youtube
Ni Apple, ni Samsung: ¡Xiaomi!
China, gigante tecnológico

Ni Apple, ni Samsung: ¡Xiaomi!

Han vendido 100.000 móviles en 83 segundos. Un millón de personas aguardan para poder comprar un terminal. Sus productos solo se ofertan en Internet y prescinden de la publicidad convencional para ahorrar costes. Ahora acaban de fichar al vicepresidente de Google

ZIGOR ALDAMA

Martes, 17 de diciembre 2013, 20:00

Once de noviembre. 11-11. China celebra el Día de los Solteros, una invención más del país comunista para que los consumidores del mercado más nutrido del mundo se lancen al capitalismo más exacerbado. Sobre todo en Internet. Y vaya si lo consigue. Solo hacen falta seis horas para que en el ciberespacio chino se gasten casi 1.300 millones de euros, una cifra nunca antes vista en el planeta. Y dentro de esta locura consumista una empresa destaca con varios récords: Xiaomi.

Xiaomi es el fabricante de electrónica que causa furor en China. En tres minutos vende más de 200.000 teléfonos móviles, y las 330.000 unidades que había reservado para este día tan señalado se agotan en otros tres minutos más. Así se convierte en la primera empresa que consigue colocar productos por más de 100 millones de yuanes (12 millones de euros) en el principal portal de comercio electrónico del gigante asiático Taobao, y triplica esa cifra en solo media hora más. Al final del día, en la caja tiene 61 millones de euros extra.

Y esto es solo el principio. Xiaomi, una empresa fundada a finales de 2009 y que hace poco más de dos años sacó su primer teléfono el Xiaomi Mi1, es la gran sensación tecnológica del año. Ha entrado con tal fuerza en el mercado chino de la telefonía móvil que se ha hecho con un 5% de la tarta más golosa del mundo, una porción incluso más grande que la de Apple. En los primeros seis meses del año vendió más de siete millones de aparatos que le reportaron ingresos de 1.650 millones de euros, cifras similares a las de todo 2012, y espera terminar este ejercicio habiendo colocado 20 millones de terminales.

«El año pasado, nuestro objetivo era acabar 2013 con 15 millones de unidades, pero lo cierto es que la demanda ha superado todas nuestras expectativas», reconoce abrumado el presidente de la empresa, Lin Bin. Eso se ha traducido en una creciente presión sobre la capacidad de producción, pero también en una impresionante sede en Pekín, que ocupa un rascacielos y da cobijo a gran parte de los 3.000 empleados de la empresa.

Dentro, cientos de programadores se dejan los ojos en pantallas alargadas. En lo que parece un intento por replicar el entorno de trabajo de gigantes como Google, para la que Lin estuvo trabajando como vicepresidente del mercado chino, en cada descansillo se encuentran cómodos sofás y futbolines. Pero es evidente que se trata de una empresa china: están todos vacíos. No hay tiempo, Xiaomi no da abasto. Su mayor problema es la falta de mercancía y, por lo tanto, la dificultad que tienen los clientes para conseguir uno de sus aparatos. Hay que estar pendiente del minuto exacto en el que salen a la venta y ser el más rápido sobre el teclado. Por eso algunos desisten decepcionados.

La razón de este rotundo éxito es sencilla: Xiaomi ofrece 'smartphones' de características similares a las de los nuevos Iphone o Galaxy por menos de la mitad de precio. El caso más extremo es el del 'Hongmi' literalmente 'arroz rojo', un teléfono con una pantalla de 4,7 pulgadas y dos potentes cámaras que vuela con un procesador a 1,5 gigahercios y que cuesta solo 799 yuanes (99 euros). Por eso no sorprende que la lista de espera supere el millón de nombres, que en el mercado negro se vendan al doble de su precio, y que este año Xiaomi se haya convertido en China en el segundo mayor vendedor de móviles Android superado solo por Samsung.

Además, el último lanzamiento de la compañía, el Mi3, el aparato más potente del mundo con un procesador Qualcomm a 2,4 gigahercios, también está teniendo una acogida espectacular. Las primeras 100.000 unidades se agotaron en 83 segundos, y el pasado día 28 otras 150.000 volaron en menos de diez minutos. En una nueva iniciativa comercial, esas últimas se vendieron a través de WeChat, el whatsapp chino. La lista de espera roza los dos millones, y eso que el Mi3 ya no es tan barato. La versión de 16 GB de memoria cuesta 1.999 yuanes (240 euros) y la de 64 GB sube hasta los 2.499 yuanes (312 euros).

El boca a oreja funciona

Lin Bin no tiene reparo en explicar cómo es posible hacer negocio con esos precios. La transparencia es marca de la casa, dice. «En primer lugar está el hecho de que únicamente vendemos nuestros productos en Internet aunque hay distribuidores no autorizados hasta en España, oficialmente solo se comercializan en China, Hong Kong y Taiwán a través de su página web xiaomi.com. Estamos completamente convencidos de que el comercio electrónico es el futuro. Nos permite eliminar todos los costes relacionados con el canal de venta, que pueden superar incluso el 30% del precio del teléfono. Con la penetración que tiene ahora Internet en China y en casi todo el mundo, ese gasto es innecesario».

Xiaomi también ahorra en marketing. Es difícil ver anuncios de sus productos en los canales habituales. Su estrategia se basa en el apoyo que le ofrece la comunidad de 20 millones de usuarios y fans que pueblan el ciberespacio y que dan cuenta de las bondades del producto. El boca a oreja, versión 2.0. «Nuestro presupuesto en promoción al estilo clásico es mínimo», reconoce el presidente. «Nos volcamos en las redes sociales y contamos con la ventaja de una comunidad implicada. El costo de esa publicidad es casi cero, y así es como podemos ofrecer las mismas prestaciones que nuestros competidores, o incluso más, a un 50% del precio. Queremos que la mejor tecnología sea accesible para todo el mundo».

Además, recalca Lin, son los consumidores quienes proponen mejoras en el diseño del 'hardware' y el 'software'. Así, el sistema MIUI, basado en el Android de Google, ha incluido, por ejemplo, una revolucionaria función diseñada por usuarios para bloquear las llamadas y los mensajes de 'spam'. «Somos todo lo contrario de Apple. Nuestro sistema es completamente abierto y personalizable. Eso provoca un sentimiento de pertenencia que no se da en otras marcas». No en vano, los fans de Xiaomi se rapan el pelo con la forma del logotipo de la empresa, exhiben camisetas y pancartas, y las mascotas de la firma se venden como rosquillas.

«Uno de los grandes aciertos, y lo que les diferencia de otras marcas como Huawei o ZTE, ha sido la creación de una imagen joven y cercana», apunta Xian Ming, una usuaria del Xiaomi Mi2S considerado el mejor móvil de 2013 según una encuesta de Antutu, el blog especializado en móviles, que pagó los 199 yuanes (24 euros) que costaba el acceso a la presentación del Mi3. «No se trata solo de comprar un teléfono, sino de utilizar todo lo que se ofrece para el mismo». Desde cientos de fondos de pantalla e iconos creados por los usuarios hasta un inmenso abanico de divertidos adminículos.

«No tenemos intención, todavía, de hacer dinero con la venta de teléfonos», revela Lin. «Pero sí con el resto de productos». Y ahora el catálogo ya cuenta incluso con una televisión inteligente que ha nacido con la pretensión de romper también ese mercado. Xiaomi TV, una pantalla 'Full HD' 3D de 47 pulgadas y sistema innovador, ha llegado con un precio de 2.999 yuanes (370 euros). El público ahora espera con ansiedad la irrupción de la tableta. Los rumores apuntan a que tratará de competir con el Ipad Mini mediante su precio: 120 euros.

Sin duda, la estrategia funciona. Tanto que en octubre Xiaomi dio la campanada con un sonado fichaje. El brasileño Hugo Barra, hasta entonces vicepresidente de Google y responsable del sistema Android, dejó la multinacional estadounidense para integrarse en la plantilla de la empresa que dirige Lin. «He seguido muy de cerca el trabajo de la marca y su sistema operativo resulta espectacular. Yo también me considero un MiFan», aseguró durante la presentación del Mi3. «Creo que ha llegado la hora de que el mundo conozca Xiaomi». Ese va a ser el objetivo del brasileño y, a juzgar por el interés que ha despertado la empresa en los cinco continentes, no parece que le vaya a costar demasiado conseguirlo.

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