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ISABEL URRUTIA
Domingo, 11 de agosto 2013, 11:06
¿Se acuerdan de las llamadas bandas de versiones? Lo mismo tocaban 'Yesterday' que '¿Dónde estará mi carro?'. O 'Bésame mucho' para que los veteranos más sentimentales soltaran una lagrimita. Qué tiempos. Tenían un repertorio extremadamente variopinto que satisfacía la demanda en las verbenas, con un público que pedía a gritos los 'hits' del momento. Eran multiusos y eficaces, como las navajas suizas. Un invento al que sacaban chispas los empresarios y ayuntamientos a la hora de organizar los programas de fiestas. Se llenaban las plazas y discotecas, sin necesidad de pagar cachés estratosféricos. ¿Qué más se podía pedir?
Pero -oh, sorpresa- resulta que estos grupos son todavía más rentables cuando apuestan por un conjunto o cantante. El abanico es amplísimo, desde Jerry Lee Lewis a Fito & Fitipaldis, pasando por los Beatles, Pink Floyd, Héroes del Silencio y Amy Winehouse. Vivos o muertos; retirados o en activo; internacionales o nacionales, heavy, pop o flamenco... todo vale. Lo importante es la especialización y la fidelidad. Cuanto más se acerquen al original, mejor que mejor. En ese empeño hay dos modelos a seguir, en función del histrionismo y picardía que se quiera echar al asunto. Veamos.
Para empezar, los hay que apuestan por el rigor musical puro y duro, como los gallegos de Brothers in Band, que dejaron ojiplático al mismísimo teclista de Dire Straits, Guy Fletcher, que les escuchó en una grabación y los confundió con su propio grupo. "Ja, ja, forma parte de nuestra leyenda y nos llena de orgullo. ¿Eh? No, no, es verdad. Aquello pasó en abril de 2008 y lo pone nuestra web. Pero, lo que te digo, lo más importante es la música. Yo me compré una guitarra como la de Mark Knofler, con tapa de madera de arce, y me costó 6.000 euros. Eso sí que merece la pena. Lo de disfrazarnos... ni se nos pasa por la cabeza. ¡No pienso raparme para parecerme a Mark Knopfler!", advierte Óscar Rosende, el guitarrista de Brothers in Band.
La otra opción viene de la mano de los artistas que revolucionan el cotarro al grito de guerra de... ¡TributABBA! No dudan en contonearse al son de 'Waterloo' luciendo palmito en mallas de látex, con escote y pecho peludo al aire (según el caso, claro). Son catalanes y conocen muy bien las salas de fiestas de Barcelona, que se multiplicaron a la sombra de los Juegos Olímpicos de 1992. "Hay que luchar por la música en directo. ¡Que no se pierda!", proclama Susana Hernández, profesora de técnica de voz y la 'rubia' de TributAbba en los escenarios de media España. La peluca le sienta de maravilla.
El 30% de la música 'live'
En España las bandas tributo ofrecen el 30% de la música 'live', sobre todo en las salas de concierto con programación fija. Hay que hacer caja como sea y la coyuntura socioeconómica no acompaña. La subida del IVA (del 8% al 21%) y la crisis les ha beneficiado. Cuando vienen mal dadas, los que menos piden son los que ganan. Salvo las estrellas internacionales, que ahora llegan con cuentagotas a España, se acabaron los honorarios de escándalo como los 90.000 euros que exigía Tequila.
Los grupos tributo españoles tienen un caché que oscila entre los 1.800 y 6.000 euros (o 10.000 excepcionalmente). El equipo de luz y sonido va aparte. En función del recinto y la complejidad de la puesta en escena, esta última partida oscila entre 600 y 3.000 euros. Son más baratos que los extranjeros pero la ley del mercado manda. Importa el negocio, no la nacionalidad. De hecho, bandas como Dios Salve a la Reina -tributo a Queen- arrasan allí por donde van, también en España. Entre otras cosas porque su líder, Pablo Padín, se ha convertido en el vivo retrato de Freddie Mercury. O casi. En los foros de fans, que pululan por Internet, dan por sentado que ha pasado por la ortodoncia para exhibir una dentadura tan espectacular como la de su ídolo.
Hasta ese extremo no llegamos en España. Ni los más veteranos, que llevan más de 15 años en la carretera, han echado mano de la cirugía. Los gallegos de Riff-Raff, que se desmelenan a gusto para mayor gloria de AC/DC, no tienen tiempo para implantes dentales o injertos de pelo. Compaginan su pasión por la música con el trabajo naval y son tipos pragmáticos. Al líder del grupo, Tomás Domínguez, le basta y sobra con lucir -muy de vez en cuando- una corbatita a lo Angus Young. Los jóvenes tampoco se plantean echar mano "de las prótesis o del teatro de mal gusto", en palabras de la sevillana Dina Arriaza, solista de 'Dina & The Holy Band'. Tiene 21 años, las ideas claras y mucho carisma. Es un clon de Amy Winehouse que ha seducido al mismísmo Robin Banerjee, exguitarrista de la malograda diva del soul.
"No se trata de ser un friqui, yo no recargo ni el vestuario ni la peluca... Y mucho menos voy a salir tambaleándome para parecerme a Amy en su peor época. ¡Ni hablar!", advierte muy seria la cantante, todavía en una nube por su reciente éxito en Londres. Hace un par de semanas, compartió escenario con Banerjee en un local de moda llamado Primo Bar, con motivo del segundo aniversario de la muerte de la artista británica de origen judío. Hay muchos nostálgicos que no terminan de asimilar su pérdida y ella bien sirve de consuelo...
"De un tiempo a esta parte se cultiva mucho la melancolía y la moda 'retro'. De eso no cabe la menor duda. Es una tendencia que nos favorece y, a nivel musical, tiene un punto festivo muy simpático. ¡Son espectáculos ideales para toda la familia!", asegura Elisabeth Francesch, directora de Tinglados Management, con sede en Barcelona. No hay más que ver las caras del público que corea 'Burro amarrado' con El Último Tributo (fans de Manolo García) para darle la razón. La inmensa mayoría tiene más de 40 años.
Raquel Bassans, gerente de la empresa B33 y competidora en el negocio de Francesch, ahonda en la misma idea y aprovecha para hacer una crítica constructiva. "Con estas bandas llenamos un hueco importante en la oferta. Piensa que mucha gente de entre 40 y 60 años no tiene espectáculos a su medida. La música actual no les dice nada y no todo va a ser Raphael o Leonard Cohen. ¡Ellos también tienen ganas de salir a divertirse y bailar! Las 'tributo' les sacan de casa", admite Bassans, una entusiasta de poco más de 40 años que también siente "un nudo en la garganta" cuando escucha a El Último Tributo.
El buen rollo con U2
No suele haber conflictos con las bandas originales. Todo lo contrario. Solo alguna que otra discográfica, como Universal, ha roto ese clima de buen rollo. Ocurrió en 2010 cuando el sello de ABBA se querelló contra los clones que empleaban el nombre del grupo sueco. Quería monopolizar la 'marca ABBA', pero los tribunales no le dieron la razón. Aquello quedó en agua de borrajas y ahora se impone la sana convivencia. Ya te puedes bautizar TributABBA, VivaABBA o lo que sea... Al fin y al cabo, se trata de un beneficio mutuo.
Eso sí, para 'pelotazo' el que protagonizaron los catalanes de Please, tributo a U2 en España. La propia casa discográfica -la mentada Universal- les pidió en 2005 que promocionaran un disco de los irlandeses. ¡Lo nunca visto! Desde entonces, el solista del grupo, Miquel Fargas, reconoce que les va de maravilla. Mucho mejor que con su banda propia -Radio Manía Pop- que solo les permite jugar "en segunda división o regional". Como integrantes de Please se comen el mundo.
- Oiga, ¿acaso lo hacen mejor que Bono y cía?
- No, qué va. Lo que pasó en 2005 tiene fácil explicación. Bono y sus chicos querían promocionar en España 'How to dismantle an atomic bomb' pero no les cuadraban las fechas. Por eso nos llamó la discográfica. Nos habían oído en la radio y, por lo visto, les caímos en gracia... Fuimos los elegidos. ¡Un honor!
- Se os considera una banda tributo 'oficial'.
- Ya. Es una etiqueta que se nos ha colgado.
- ¿Quién otorga ese rango?
- Nadie. Se nos califica de 'oficiales' porque hicimos la promoción del disco que te he comentado.
- ¿No hay que pedir autorización para cantar los temas de otro grupo?
- Noooo. No hay que pedir permiso para cantar como banda tributo en una plaza, discoteca, sala o donde sea... Los derechos de autor ya los pagará el empresario que lleva el recinto.
- Por cierto, hay quien dice que el público se ha vuelto más vago.
- Gran verdad. ¡Les da pereza escuchar a grupos nuevos! Ya no es como antes, la gente tenía más curiosidad y muchísima cultura musical... Ahora se tira por lo conocido y punto. Como músico, si pretendes vivir de tus temas propios, lo tienes claro. Nadie te busca. Con las bandas tributo, en cambio, los empresarios y el público te buscan. Es un reclamo -en nuestro caso, U2- que se vende solo.
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