Una niña yemení estremece al mundo: "Casadme y me mato, tan simple como eso"

En el colosal contenedor que es Internet, donde se cuelgan infinidad de vídeos -muchos de ellos frívolos, curiosos, gamberros, insustanciales- hay uno que en los últimos días ha encogido el corazón de millones de Internautas: el que recoge el testimonio de Nada Al-Ahdal, una niña de origen yemení que, con sólo once años, explica que ha huido de su familia porque la iban a obligar a casarse. Quizá lo más estremecedor del documento es que la pequeña, menuda y resuelta, lanza su terrible historia al mundo con los ojos empañados por las lágrimas, pero sin derramar ninguna, y con una entereza, una dignidad y unos argumentos que desarman a cualquiera. El vídeo, publicado en Youtube por el Instituto de Investigaciones de Medios de Comunicación en Oriente Medio (MEMRI), ha alcanzado los dos millones y medio de visitas en apenas un día.

La niña ha logrado zafarse del destino que le tenían preparado y ahora vive con su tío tras haber presentado una denuncia contra su madre. Pero no se conforma con haberse 'salvado' y pasar página para dedicarse a los despreocupados quehaceres de una chica de su edad: ha querido hacer un llamamiento por los que no han tenido tanta suerte como ella. "¿Dónde ha quedado la inocencia de la infancia?¿Qué han hecho de malo los niños?¿Por qué los quieren casar así?", se pregunta con los ojos fijos en la cámara. No hay respuestas para ella.

"Yo he conseguido resolver mi problema, pero muchos niños inocentes no pueden resolver los suyos y pueden morir, suicidarse o hacer lo primero que les venga a la mente. Sólo son niños, ¿qué saben ellos? No han tenido tiempo para estudiar ni para nada. No es nuestra culpa. No soy la única. Le puede pasar a cualquier niño. Hay muchos casos como este. Algunos decidieron lanzarse al mar y ahora están muertos. Esto no es lo normal para un niño inocente [...] Denuncié a mi madre en la Policía. Les dije que ella quería casarme a pesar de que tengo once años. Me quedaría sin vida, sin educación, ¿acaso no tienen compasión?¿qué clase de educación les dieron?", desgrana sin un asomo de titubeo. De nuevo, todos sus interrogantes se quedan en el aire.

"Habéis arruinado mis sueños"

Sus referencias al suicidio suenan terribles pronunciadas por una niña tan pequeña, para quien la muerte debería ser algo reservado a los abuelos, una certeza tan lejana que rozaría lo irreal. Y lo más doloroso es que ella trata el asunto de su propia desaparición no como una amenaza o una pataleta -lo que sería propio de su edad-, sino como la única vía de escape para una pequeña atrapada en medio de unas 'tradiciones' indefendibles en pleno siglo XXI. "¿Qué clase de gente trata así a sus hijos? ¿de verdad os haría feliz casarme en contra de mi voluntad? Adelante. Casadme y me mato, tan simple como eso. No voy a volver con ellos, no lo haré. Han acabado con nuestros sueños, con todo lo que hay dentro de nosotros. Ya no queda nada. Es criminal, sencillamente criminal. Mi tía tenía 14 años (cuando se casó) y duró uno con su marido, después se cubrió de gasolina y se prendió fuego. La maltrataba con cadenas, se emborrachaba... ¿de verdad os haría felices casarme? Mamá, familia, creedme cuando os digo esto: He acabado con vosotros. Habéis arruinado mis sueños». Aunque tiene razón en todo lo que dice con su vocecilla dulce y recriminatoria, quizá la pequeña se haya equivocado en este punto, porque al lograr escapar de un matrimonio forzoso y prematuro, sus sueños aún tienen alguna oportunidad. Como los de otros niños para quienes la desgarradora bronca lanzada a la familia y al mundo por Nada pueden serlo todo.