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elcorreo.com
Martes, 31 de julio 2012, 02:06
A ciertas edades, cruzar una gran avenida por un paso de cebra no es fácil. Por eso, si te echan una mano, todo va mejor. Esto le pasó a una anciana en Rusia, que temerosa del tráfico y cansada de cargar con el carro de la compra no era capaz de hacerlo. Se quedó parada apenas a unos metros de la acera y con los coches esquivándola. Hasta que uno de los conductores se compadeció de la mujer y se bajó de su coche para ayudarle a llegar al otro lado. Un gesto para reconciliarnos con el prójimo.
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