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TONIA ETXARRI
Lunes, 7 de mayo 2012, 22:26
Hasta hoy ha durado el "gobierno tranquilo" de Patxi López en Ajuria Enea, sostenido por el PP vasco. La legislatura del único ejecutivo constitucionalista que ha tenido Euskadi venía atravesando dificultades que normalmente acababan siendo superadas por la necesidad de proclamar una cerrada defensa del marco constitucional y la deslegitimacion de la violencia. Pero a partir del momento en que el lehendakari decidió enfrentarse al partido que le apoya , para marcar su perfil de izquierda en tiempo electoral, la estabilidad gubernamental se había convertido en una ficción. Resultaba difícil mantener un pacto que chocaba con la intención de Patxi López de llevar al Tribunal Constitucional las medidas de recorte en sanidad y educación que pretende aplicar el gobierno de Mariano Rajoy para poder cumplir con el compromiso del déficit que exige la Unión Europea. Las divergencias anteriores habían aguantado el paso del tiempo, incluso las que provocaron tensiones de calado en torno a la gestión del fin de la violencia. Con ponencias, observadores, mediadores y congreso de la memoria incluidos. Pero a partir del momento en que el lehendakari decide emprender el camino de la Junta de Andalucía para oponerse al plan de recortes del gobierno de Rajoy, el divorcio entre Basagoiti y López parecía inevitable. Solo quedaba la duda de quién de los dos socios iba a dar el anuncio de la ruptura. Y, como la estabilidad del Gobierno dependía de la voluntad de su socio preferente, ha sido Antonio Basagoiti quien ha manejado los tiempos.
Sin consultar con el presidente Rajoy; sin haber hablado antes con el propio lehendakari. El líder de los populares vascos ha dado un golpe de timón esta mañana al anunciar en Punto Radio que el acuerdo de gobierno ya no tiene ningún sentido. Seguramente le habría gustado haberlo hablado antes con Patxi López . De hecho, lleva días solicitándole una entrevista para comunicarle, sin dramatizacion alguna, que la legislatura, con su apoyo, ha dejado de tener sentido. Al final, la puesta en escena de la ruptura unilateral del pacto de gobierno, supone un golpe de autoridad de Antonio Basagoiti al liberarse de un vínculo que, a estas alturas, solo le generaba tensiones por sostener un gobierno que ha decidido reforzar su perfil electoral, por la izquierda y por el nacionalismo. Y también un gesto de independencia en relación a la estructura del Partido Popular a nivel nacional. El presidente Rajoy, enterado esta misma mañana de la decisión del líder de los populares vascos, le ha transmitido su apoyo. Este movimiento deja a Basagoiti en una situación de reafirmacion de liderazgo cuando tan solo queda una semana para la celebración del congreso del PP vasco. Tendrá una oportunidad de oro para explicar todos los pasos que ha seguido, hasta llegar a la conclusión de que no podía seguir manteniendo la ficción de sostener un gobierno agotado. Le habría gustado llegar hasta el final del calendario. Entre otras cosas, por no regalar ni un día a la izquierda abertzale, que espera impaciente la próxima convocatoria para volver a sentarse en los escaños del próximo Parlamento vasco. Quizás en unos meses la situación económica le hubiese liberado del estigma electoral de pertenecer al partido de los recortes. Pero más allá de los cálculos electorales, el presidente del PP vasco ha decidido no asumir acciones que luego no se puedan explicar.
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