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OCTAVIO IGEA
Jueves, 22 de septiembre 2011, 14:04
El desalojo del gaztetxe bilbaíno de Kukutza se saldó con una treintena de detenidos. Una persona tuvo que ser trasladada con heridas leves al hospital de Basurto, mientras que varios vehículos particulares sufrieron daños en los altercados registrados en la calle, donde la Ertzaintza llevó a cabo varias cargas, según ha informado el Departamento de Interior.
Sobre las cinco de la mañana de ayer, un operativo de la Ertzaintza integrado por "muchos efectivos" se dirigió al gaztetxe de Kukutxa, situado en el bilbaíno barrio de Rekalde, en respuesta a una orden judicial de "desalojo y auxilio para el derribo del edificio" dictada por el Juzgado de Instrucción Nº6 de Bilbao por un delito de usurpación de bien inmueble. La Policía Municipal de Bilbao había acordonado previamente las inmediaciones.
A la llegada de los agentes, los 'okupas' hicieron sonar una bocina y lanzaron varios cohetes para avisar del desalojo y dificultar la labor policial. Una vez dentro, los agentes se toparon con diversos objetos cruzados a modo de barricadas, mientras que los okupas se subieron a la azotea, donde colocaron una pancarta en la que se leía en euskera 'Gaztetxe de Kukutza ni tocarlo'.
Los ertzainas tuvieron que usar mazas y otros utensilios para acceder a los pisos superiores, ya que se encontraban puertas soldadas, tapiadas, y elementos que bloqueaban el paso. Los inquilinos de Kukutza contaban con un circuito cerrado de televisión con varias cámaras que controlaban lo que ocurría en cada planta del edificio.
Pasadas las seis de la mañana se iniciaron incidentes en el exterior del edificio, por la calle Gordóniz y adyacentes, con lanzamientos de piedras y ladrillos a las patrullas y cruce de contenedores. La Ertzaintza realizó varias cargas y detuvo a un total de 30 personas por desórdenes públicos. Asimismo identificó a varias personas, una de las cuales tuvo que ser trasladada al Hospital de Basurto con heridas de carácter leve.
Los agentes sufrieron el lanzamiento de piedras, ladrillos, extintores, cemento, pintura y otros objetos que causaron destrozos en algunos vehículos, tanto particulares como policiales, aparcados en las inmediaciones, agregó el consejero de Interior. Durante estos incidentes, un autobús urbano de la compañía Bilbobus fue apedreado cuando se encontraba vacío en la parada y sus lunas resultaron rotas, informó por su parte el Ayuntamiento de Bilbao.
Seis horas de intervención policial
Tras casi seis horas de intervención policial, la Ertzaintza consiguió desalojar el edificio sin que ninguno de los 'okupas' sufriera daños. Los agentes trasladaron a depencias policiales a un total de 30 personas para realizar las diligencias correspondientes.
Portavoces de Kukutza, por su parte, denunciaron que, a las 5:30 horas de la mañana llegó la policía al barrio de Rekalde "con una actitud muy violenta cargando contra los vecinos de Rekalde dando palizas y cada vez son más los heridos, para dar paso al desalojo que hará posible el derribo de Kukutza III".
También confirmaron su voluntad de resistirse al desalojo, responsabilizando de lo que pueda ocurrir a 'Cabisa SA, el Ayuntamiento de Bilbao y el Departamento de Interior del Gobierno vasco' e insistiendo en su voluntad de alcanzar una solución dialogada.
Asimismo, hicieron un llamamiento a toda la ciudadanía para que acuda a Rekalde y al Ararteko "para que se persone inmediatamente a fin de que Alguien garantice la seguridad de los encerrados y los vecinos".
13 años ocupado
La antigua fábrica de maquinaria industrial de Rekalde cumplió el 5 de agosto 13 años ocupada. "Nunca pensamos que íbamos a llegar tan lejos", reconocían los miembros de Kukutza que han convertido el tercer gaztetxe del barrio -los dos anteriores fueron desalojados- en un icono cultural. Arquitectos, políticos, profesores universitarios, músicos, intelectuales y personalidades de todo el país han apoyado públicamente su supervivencia.
El edificio donde se ubica el gaztetxe estaba en desuso y fue ocupado por vecinos que desarrollaron diversas actividades culturales en su interior hasta que el propietario decidió recuperar la parcela y construir pisos. El Ayuntamiento ofreció a estas personas el traslado a otro edificio en régimen de alquiler y, por tanto, dentro de la legalidad, además de contar con apoyo financiero municipal. La oferta fue rechazada.
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