¡Al abordaje!

No se preocupen. No hubo heridos. Hasta donde sabemos sólo rompió el mástil del yate, de nombre Intrépido, que surcaba tranquilamente la costa de Ciudad del Cabo. ¿Qué le dieron a la ballena? Los hay que sospechan que la tripulación «hostigó» de alguna manera a este magnífico ejemplar de la especie franco austral, que pesa sus buenas 40 toneladas y no suele dar estos saltos olímpicos a la vista de extraños. Muy posiblemente nos quede la duda para siempre, ya que los navegantes todavía no se han recuperado del susto y niegan haber movido ni un solo dedo.

Una cosa está clara: esta Eubalaena australis nos ha dejado una imagen para la posteridad y el vago recuerdo de Moby Dick, esa sombra blanca que recorría las profundidades marinas como una maldición. Nunca se sabe por dónde puede saltar la liebre. Sobre todo cuando hay tantas barbaridades que desconocemos o guardamos en la trastienda de los horrores. Estas ballenas han sido masacradas sistemáticamente y, a estas alturas, su población ha menguado en más de un 90%. Han bastado dos siglos para reducirlas a poco más de 8.000.

En inglés llegaron a llamarlas right whales (ballenas perfectas) porque eran ideales para la caza: flotan muertas, equivalen a 7.200 litros de aceite y no rompen los tímpanos. Los alaridos siempre coartan cuando se mata lentamente. ¿Qué se le pasaría por la cabeza a este animal? Vio una embarcación y tuvo un arrebato: se elevó, su sombra penetró a babor y...zas.