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El paleontólogo Antonio Rosas (c) posa junto a otros integrantes de un equipo internacional de investigadores, con participación española, que ha descifrado el primer borrador del genoma del neandertal./ CSIC
Somos un poco neandertales
CIENCIA

Somos un poco neandertales

Los humanos modernos se hibridaron con los neandertales tras salir de África y antes de conquistar Eurasia

LUIS ALFONSO GÁMEZ

Jueves, 6 de mayo 2010, 22:53

El equipo internacional de científicos que ha elaborado el primer borrador del genoma neandertal ha descubierto que todos los humanos no africanos compartimos entre un 1% y un 4% de nuestro ADN con ese homínido extinto. Según los autores del estudio, que publica hoy la revista Science, esa porción del genoma es la prueba de una hibridación que ocurrió muy poco después de que los primeros Homo sapiens abandonaran África. Hace entre 50.000 y 80.000 años, un pequeño grupo de nuestros antepasados como mucho, unos centenares se encontró en Oriente Próximo u Oriente Medio con poblaciones neandertales, y ambas Humanidades se mezclaron. Cuando luego nuestros ancestros se multiplicaron, dividieron y expandieron por Eurasia, portaban ya material neandertal en su genoma.

Los neandertales aparecieron en Europa entre hace 200.000 y 300.000 años. Descendían de homínidos que habían abandonado África hace unos 2 millones de años. Eran más bajos y fornidos que nosotros, y también hábiles fabricantes de herramientas. Se extinguieron hace unos 27.000 años, tras la llegada al continente de los Homo sapiens, los nuestros, procedentes de África. Los primeros restos de neandertal se encontraron en la cueva belga de Engis en 1829; pero la especie no fue bautizada hasta 1857, tras el hallazgo de parte de un cráneo y otras piezas en el valle de Neander (Alemania).

83 genes diferentes

Para obtener el ADN necesario para la secuenciación del genoma neandertal, un equipo internacional dirigido por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ha utilizado restos de ese homínido procedentes de los yacimientos de Vindija (Croacia), Mezmaiskaya (Rusia), Feldhofer (Alemania) y la cueva de El Sidrón (Asturias). El análisis preliminar de la secuencia y su comparación con cinco genomas de humanos actuales un sudafricano San, un Yoruba, un chino Han, un francés y un nativo de Papúa-Nueva Guinea ha permitido identificar 83 genes diferentes entre los neandertales y nosotros, y descubrir que hubo hibridación entre ambas especies, un fenómeno que no afectó a los Homo sapiens que se quedaron en África.

«Los humanos no africanos llevamos ADN neandertal en, al menos, 10 de los 23 cromosomas», indica Carles Lalueza-Fox, paleogenetista de la Universidad Pompeu Fabra, codirector del proyecto de El Sidrón y uno de los coautores del trabajo. La presencia de material de ese homínido en similar proporción en poblaciones actuales europeas, asiáticas y oceánicas, y su ausencia en las africanas, apunta a que el episodio sexual tuvo que tener lugar poco después de que los antepasados de todos los no africanos salieran del continente y antes de que esa población registrara una explosión demográfica y se distribuyera por Eurasia.

«Fue un intercambio genético no muy intenso; pero, como el grupo de Homo sapiens implicado era muy pequeño y estaba en expansión, tuvo impacto en toda la población», explica otro de los autores de la investigación, el paleontólogo Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales y también codirector de las excavaciones de El Sidrón. Y, por eso, como indica Pääbo, ese pariente que creíamos muerto no lo está por completo. «En cierto sentido, los neandertales no se han extinguido. Viven en algunos de nosotros», recuerda el paleogenetista sueco.

Las diferencias entre humanos modernos y neandertales se localizan en 83 genes relacionados con funciones cognitivas; fisiología y anatomía de la piel; y desarrollo esquelético, especialmente del cráneo. «Todos estos son resultados importantes, pero es sólo el principio», advierte Rosas. Para ver la diferente expresión de los genes propios de los Homo sapiens y los neandertales, los científicos tendrán que poner a prueba algunos de esos hallazgos en cultivos y otros en modelos animales.

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