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J. FERNÁNDEZ
Domingo, 3 de enero 2010, 03:34
Desde que los socialistas asumieron el Gobierno vasco, han expresado con firmeza sus dudas en torno al Guggenheim de Urdaibai. Entre sus principales argumentos están las consecuencias medioambientales que, a su juicio, podría ocasionar su ubicación en plena Reserva de la Biosfera. La propia consejera de Medio Ambiente salió precisamente ayer a la palestra para advertir que «no se puede hipotecar» la zona con un gran museo y las infraestructuras que éste conllevaría, como nuevos aparcamientos o la construcción de mejores carreteras. Pilar Unzalu lo tiene claro: «¿Un millón de personas en Urdaibai, como ahora visitan el Guggenheim de Bilbao cada año? Eso no es sostenible».
Con ese crítico discurso, la dirigente mandó su primer mensaje nítido contra la iniciativa promovida por la Diputación vizcaína. La Administración foral pretende revitalizar la zona con la creación de cientos de puestos de trabajo; 926 en todo el país, según los recogen los primeros estudios de viabilidad del proyecto. En una entrevista a la agencia 'Efe', Unzalu anunció también que apoyará «las medidas que signifiquen un incentivo económico» para Busturialdea, pero que en ningún caso permitirá que se haga a costa del frágil ecosistema de esta comarca.
La consejera se mostró convencida de que abrir un recinto de las características del 'Guggenheim 2', de alguna manera, podría llegar a tener consecuencias sobre el medio ambiente. «Un edificio que focalice todos los visitantes, con los aparcamientos correspondientes, la hostelería concentrada, la ampliación de la carreteras, los accesos al museo... Eso no es un gestión sostenible de una Reserva de la Biosfera», avisó a la Diputación.
Pilar Unzalu abogó por buscar otro tipo de instalación cultural para Urdaibai y puso como ejemplo el modelo instaurado en Copenhague, donde las obras están diseminadas por un amplio espacio por el que el visitante puede pasear.
Calificación de la Unesco
El Ejecutivo autónomo ha decidido idear un proyecto similar al de la capital danesa como alternativa al proyecto planteado por la institución foral porque, según la consejera, el hecho de llevar la marca Guggenheim tampoco es garantía de éxito. «En el mundo del arte se están haciendo medidas impactantes que no significan un contenedor emblemático», dijo Unzalu.
En el mismo sentido se ha expresado en las últimas semanas su homóloga de Cultura, Blanca Urgell, que considera que el Guggenheim ya «no es, ni de lejos, el líder mundial que nosotros fichamos hace veinte años». En una comparecencia en una comisión del Parlamento vasco celebrada el pasado 17 de diciembre, Urgell avanzó que existen unos informes en los que se dice que la Unesco «retiraría la distinción de Reserva de la Biosfera» en el caso abrirse un museo de este tamaño. El PNV le retó entonces a que presentara dichos estudios. Ya hay fecha y hora para que lo haga. Será el próximo 1 de febrero a partir de las diez de la mañana.
Quitar esa calificación, a priori, no sería nada sencillo. Comunicarlo tampoco. Aunque las competencias en medio ambiente son autonómicas y Urdaibai es supervisado por un patronato en manos del departamento vasco de Medio Ambiente, la Unesco es un organismo intergubernamental que reúne a estados. Eso quiere decir que cualquier decisión que afecte a esta Reserva de Biosfera se le trasladará siempre al ministerio correspondiente, quien, a su vez, se lo rebotaría al Gobierno autonómico.
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