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ANA MTZ. IMAZ
Miércoles, 19 de agosto 2009, 10:01
«Es una tragedia. En mi familia estamos fatal, todos, pero mis abuelos sobre todo. Era la primera vez que corría el encierro y ya ves...». Oliver Albiol, primo de Álex Malo Albiol, el menor fallecido ayer tras ser embestido por un cabestro en las fiestas de su pueblo, en la localidad navarra de Cabanillas, no podía creérselo. Él no participó en el festejo taurino porque tiene 15 años, pero sí se encontraba viéndolo en el momento en que un toro manso, que corría en sentido contrario, golpeó a su primo. El brutal impacto le produjo heridas graves y un traumatismo torácico que, pese a la rápida actuación de los sanitarios y su traslado urgente al hospital de Tudela, le provocaron la muerte. Tenía 16 años y era la primera vez que podía correr los encierros del municipio que le vio nacer.
El festejo comenzó poco antes de las nueve de la mañana. A diferencia de los días anterior, «se partió por la mitad», comentaba Javier Alonso, uno de los corredores. «Una vaca salió disparada hacia delante y el manso le siguió. Detrás quedaron el resto, con los chavales increpándolas. Por eso, volvieron a soltar al manso, para que las recogiera y se las llevara a la plaza. Y en ese momento, Álex se chocó con él, que iba en dirección contraria. La verdad es que en el encierro no nos hemos enterado prácticamente de nada porque todo el mundo estaba pendiente de las vaquillas, y casi nadie se fijaba en el cabestro. Seguramente, por eso se ha chocado con él». Según varios testigos, tras la embestida, el joven se levantó, dio tres pasos e intentó subir por una de las vallas, pero se desplomó. Los servicios de emergencia intentaron reanimarle y acto seguido fue evacuado al hospital Reina Sofía de Tudela, donde falleció unas horas después.
Cabanillas, de algo menos de 1.500 habitantes, celebra estos días las fiestas de San Roque. El encierro es un homenaje a los antiguos pastores que llevaban el ganado por el pueblo: «Es una forma de recordar la forma en que se hacía antes, cuando llevaban las vacas como podían por las calles. Ahora, las traen en camión y las sueltan poco antes de llegar a la plaza», relataba una vecina. Después del festejo taurino tiene lugar un gran almuerzo al que suele acudir gran parte de los residentes. Por eso estaba tan abarrotado de gente, y no sólo por los peñistas que, como Álex, corrían el encierro. Tras el trágico accidente, la corporación municipal decidió por unanimidad suspender todos los actos festivos programados para ayer. A partir de las 13.00 horas de hoy, una vez concluya el funeral por Álex, se reanudará el programa. El Ayuntamiento, donde lucían las banderas a media asta con crespones negros, decretó luto oficial.
Un chico del pueblo
Álex Malo, que había nacido en el pueblo y era el pequeño de tres hermanos, vivía en la actualidad con sus abuelos maternos, todos de Cabanillas. Sus progenitores estaban divorciados. El padre se había vuelto a casar y ya no residía en la localidad. Su madre también había rehecho su vida, aunque permanecía en el municipio. Sus hermanas mayores, gemelas, se habían independizado.
El joven estudiaba en Tudela. Esta semana se encontraba disfrutando de las fiestas de San Roque, participando activamente como mozo en su peña 'El Desastre'. Era la primera vez que podía correr el encierro, ya que no está permitido para los menores de 16 años. Según Luis Ayala Sánchez, que se encontraba de camino al encierro cuando se produjo la cogida, Álex era un chico «muy majico». «Yo soy amigo de los abuelos. No he podido estar todavía con ellos, pero tienen que estar deshechos. Estaban muy unidos, porque vivían en la misma casa desde hacía un tiempo», recordaba este vecino con pesar.
La alcaldesa de la localidad, Ana María Cabanillas (PSN), descartó ayer la existencia de fallos de seguridad en el encierro: «Ha sido un cúmulo de circunstancias. Aquí todo estaba en regla como tiene que estar: el director de lidia, la ambulancia, el equipo médico, todo». El director general de Interior del Gobierno de Navarra, Juan Ramón Rábade, comentaba, asimismo, que el espectáculo taurino había sido autorizado y se estaba desarrollando «con normalidad». La Policía foral se ha hecho cargo de las investigaciones, mientras el Gobierno foral ya ha enviado psicólogos a Cabanillas para atender a los familiares y amigos de Álex.
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