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Eneko Gogeaskoetxea.
La generación desaparecida
POLÍTICA

La generación desaparecida

Las fuerzas de seguridad no encuentran el rastro de los terroristas que mandaban en ETA en los años noventa. Sospechan que algunos han huido a terceros países

ÓSCAR B. DE OTÁLORA

Domingo, 12 de julio 2009, 04:44

Una de las incógnitas de la lucha antiterrorista es el paradero de los veteranos de ETA. Las operaciones llevadas a cabo en los últimos meses han puesto de relieve el cada vez mayor peso en el aparato militar de la organización de jóvenes y su ascenso en el organigrama de la banda, en la mayoría de los casos, a causa de las sucesivas caídas de sus predecesores. Pero las investigaciones puestas en marcha no han permitido encontrar pistas sobre los veteranos que tuvieron un gran peso en la organización en los años 90, e incluso con anterioridad, y que suponen el nexo entre el pasado de la banda y el futuro. «Simplemente no se les ve. Han desaparecido», resume un experto en la lucha antiterrorista.

La detención de Itziar Plaza hace una semana supuso el arresto de una 'veterana' de tan sólo 27 años. La terrorista, que según el Ministerio de Interior estaba integrada en la cúpula de la banda, formó parte del 'comando Donosti' entre 2005 y 2006, año en el que pasó a la clandestinidad. Las fechas revelan que en apenas tres años pasó de ser una colaboradora de la banda a participar presuntamente en una treintena de atentados con explosivos y, con esa bagaje, ascendió a la dirección de la banda. Lo cierto es que su historial ponía de relieve un alto índice de supervivencia en la clandestinidad, similar al de los jefes etarras que más tiempo han aguantado antes de ser arrestados. Jurdan Martitegi, por ejemplo, estuvo tres años operativo antes de ser detenido. Otros jefes como Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki', llegaron a estar nueve años en la banda antes de ser arrestados. En cierta forma, es esta capacidad de resistir a la presión policial la que asciende a los terroristas dentro de ETA.

Lo paradójico, sin embargo, es la existencia de un buen número de activistas que llevan mucho más tiempo sin ser arrestados y que no aparecen en los organigramas de la banda ni su nombre asoma en las investigaciones emprendidas por las fuerzas de seguridad. Son los etarras que, literalmente, se han esfumado.

Uno de estos casos sería el de Eneko Gogeaskoetxea, al que se ha considerado históricamente jefe del aparato de explosivos de la banda. Huyó hace doce años, tras participar en el asesinato del ertzaina Txema Agirre en el Guggenheim, que sorprendió a su comando cuando pretendía colocar una maceta llena de bombas para que estallase el día de la inauguración de la pinacoteca, en presencia de los Reyes. Con él se escapó su primo Mikel Arronategi, de quien tampoco se tienen noticias.

El rastro de otro de los expertos en explosivos de la banda también se ha difuminado. Tomás Elgorriaga, 'Kunze', fue detenido en 1998 como integrante del 'aparato de mugas' -encargado del paso de fronteras de los etarras huidos-. Este experto en telecomunicaciones, que ha residido en Alemania, estuvo en la cárcel unos meses y, al quedar en libertad a la espera de juicio, huyó a Francia. Las fuerzas de seguridad saben que durante años dirigió el aparato logístico y, en compañía de Gogeaskoetxea, fue responsable de los intentos de la banda de desarrollar nuevos explosivos y probar bombas. Su última pista data de 2004, cuando fue encontrado un pasaporte suizo falso a su nombre en poder de los falsificadores de ETA. En su entorno también se han movido otros terroristas sobre los que se ha perdido la pista. Uno de ellos es José Ángel Uriz Zabaleta, quien en los ochenta formó parte de un grupo de apoyo al 'comando Nafarroa'. Entro los 'desaparecidos' se encuentra asimismo Aitor Elizaran, un antiguo responsable de reclutamiento de la banda huido hace siete años.

La duda es si estos veteranos permanecen en activo o se han retirado a un segundo plano o incluso a terceros países. El caso más significativo es el de Eusebio Arzallus Tapia, 'Paticorto', quien dirigió el 'aparato logístico' en 1996, cuando la banda se enfrentaba a una fuerte crisis interna por la presión policial y recurrió a este militante vinculado a los servicios secretos nicaragüenses y con un pasado sudamericano relacionado con arsenales de la guerrilla. Su paso por ETA en los noventa fue seguido de una desaparición absoluta. La teoría que manejan las fuerzas de seguridad es que desde hace años se encuentra en Cuba. Las fuerzas de seguridad no descartan que se hayan producido desplazamientos a terceros países de personas que deseaban descansar durante un largo periodo de la clandestinidad. Y la última hipótesis es que estos desaparecidos siguen trabajando. «Simplemente, se mueven menos», señaló una fuente.

Reincorporaciones

En este sentido, las fuerzas de seguridad sí sospechan que a la jefatura de la banda se han podido reincorporar algunos activistas procedentes de Sudamérica. Juan Cruz Maiztegi Bengoa, 'Pastor', y José Luis Eciolaza Galán, 'Dienteputo'. 'Pastor', de 61 años, huyó a México en los 90 tras haber sido uno de los responsables de la fabricación de zulos de ETA. En 1998 regresó a Europa y, tras un incidente en la frontera belga, su pista se perdió. Se le considera un sustituto del jefe del 'aparato político', Xabier López Peña, 'Thierry'. Por su parte, José Luis Eciolaza Galán, 'Dienteputo', de 49 años, huyó a México en los 90, tras haber sido uno de los terroristas más activos del 'comando Gohierri Kosta'. Se cree que ha podido ascender a la dirección de la banda, aunque las fuerzas de seguridad no son unánimes al considerar esta posibilidad. Ambos son coetáneos de José Antonio Urrutikoetxea, 'Josu Ternera', quien desapareció tras el fracaso del proceso negociador con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Esta situación de los veteranos de la banda contrasta con la de las nuevas incorporaciones de terroristas jóvenes, sin experiencia y, en muchos casos, sin antecedentes. No se trataría de los jóvenes procedentes de la 'kale borroka', sino de personas vinculadas a la izquierda abertzale. Uno de estos casos sería el de Itxaso Legorburu, de 28 años, candidata de ANV, que fue arrestada en abril de este año en el centro de Francia, cuando vigilaba una armería, presuntamente, para llevar a cabo un asalto al establecimiento.

El caso es idéntico al del Oihana Mardaras, detenida este mes tras sufrir un accidente de tráfico en el noroeste de Francia. Carecía de antecedentes e iba armada con una pistola. Para las fuerzas de seguridad también fue una sorpresa la imputación de Beñat Aguinagalde como presunto asesino de Inaxio Uria e Isaías Carrasco. Aguinagalde, huido en marzo, era un completo desconocido, estudiaba medicina en Pamplona y ya había aprobado el MIR.

Los expertos creen que la incorporación de estas personas revela que la banda busca reorganizarse con miembro

totalmente 'legales' y que garanticen la mayor seguridad posible en un momento en el que la presión policial en Francia es cada vez mayor. En este sentido, las fuerzas de seguridad han comenzado a detectar cada vez con mayor frecuencia el reclutamiento de jóvenes activistas con este perfil

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