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IÑIGO MUÑOYERRO
Domingo, 17 de mayo 2009, 11:27
Pedro Horrillo, ermuarra de 34 años licenciado en Filosofía, disputaba ayer el Giro'09 con su profesionalidad habitual, con la intensidad que le ha permitido ganarse el respeto del pelotón. Hasta que una curva mal trazada en el puerto de San Pietro, en el transcurso de la 8ª etapa, Marbegno-Bérgamo, terminó en accidente. El corredor vizcaíno del Rabobank realizó un 'volo all'altezza' (una caída desde lo más alto) que acabó 60 metros más abajo, en el fondo de un barranco alpino. Fue literalmente engullido por la vegetación y desapareció. Los primeros socorristas que acudieron en su auxilio sólo localizaron la bicicleta. De Horrillo no había ni rastro. Tuvieron que ser los bomberos los encargados de desbrozar la ladera y encontrarlo en el fondo, sobre la pedrera del torrente. Un especialista en reanimación, Stefano Alberti, le entubó y prestó los primeros auxilios durante 27 minutos eternos. Posteriormente fue trasladado en helicóptero al Hospital de Bérgamo, donde quedó ingresado.
El doctor Claudio Sileo, director del hospital, tras indicar que el ciclista se encontraba en reanimación en coma inducido, emitió un parte médico demoledor. «Los TAC no han encontrado lesiones ni en el cerebro ni en los órganos vitales ni en la columna. Sin embargo su estado es grave. Ha perdido mucha sangre y tiene fractura abierta de fémur, de rótula y de varias vértebras y costillas. También presentaba un neumotórax que ha sido drenado».
«El traumatismo torácico es complejo, aunque lo más urgente que hay que tratar son las dificultades respiratorias. Se le va a mantener en coma inducido durante 24 horas», agregó el doctor Leinders, de los servicios médicos de Rabobank, que añadió que Horrillo recuperó la consciencia al poco de llegar al hospital, pero fue inducido al coma con el fin de facilitar su recuperación.
Pedro Horrillo Muñoz, 34 años, 12 años de profesional sobre la bicicleta, aún tenía cuerda para alguno más. En el barranco de Culmine de San Pietro, un rincón de una carretera bergamasca, quizá haya puesto punto final a una carrera que comenzó en 1998, en el Memorial Valenciaga. El vallisoletado Javier Mínguez, el impulsivo director del Vitalicio, llegó a la clásica de Eibar con Horrillo como objetivo. Había ganado la Vuelta a Valladolid y vino a ficharle. Pedro corrió bien, pero terminó segundo. El vencedor fue un avispado ciclista de Torrelavega, Óscar Freire. Mínguez no lo conocía. Al final se llevó a los dos.
Desde ese día su suerte quedó ligada a la del cántabro. El campeón del mundo con los galones de 'capo'; Horrillo, como gregario de lujo. Han sido compañeros y amigos en España, en Vitalicio. Después, siempre en el extranjero. Ha corrido en el Mapei-Quick Step, Quick Step-Davitamon y desde hace cinco temporadas en el Rabobank, un equipo que se amolda a su filosofía.
Todo sigue igual
El bielorruso Kanstantsub Siutsou, del Columbia, fue el ganador en solitario en la octava etapa tras la que sigue como líder el italiano Danilo Di Luca (LPR), que fue tercero. Siutsou se escapó del grupo de favoritos a 15 kilómetros de la meta.
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