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BEATRIZ CORRAL
Domingo, 23 de noviembre 2008, 03:44
Adiós a otro pequeño retazo de la historia comercial y social de Vitoria. A lo largo del próximo año, la ciudad despedirá a su última platería, la joyería Arroyabe, situada desde su fundación, en 1840, en la calle Cuchillería. 168 años después de que de su fragua salieran los primeros cubiertos de una larga lista de creaciones de plata, oro y piedras preciosas, Miguel Ángel Martínez Fernández de Arroyabe ha decidido poner el punto y final a una historia repleta de anécdotas, clientes y, sobre todo, joyas.
La falta de relevo generacional, problemas en un ojo y un progresivo descenso en las ventas impulsaron a Miguel Ángel, más conocido como 'Arroyabe', a tomar la decisión de jubilarse. «Soy la quinta generación y esto se acaba, me da mucha pena», reconoce el joyero, con 60 años y casi cinco décadas de trabajo en una tienda que fundó su tatarabuelo Ramón Arroyabe. Platero de profesión, recorría los pueblos «en un burro para recoger monedas de plata que luego fundía en la fragua y les daba la forma deseada a martillazos», relata.
«Él hacía sólo cubiertos. El taller estaba dos lonjas más allá de la tienda, que entonces no existía. No fue hasta 1940 cuando la puso mi tío Félix y empezamos a hacer también joyas», recuerda con cierta añoranza. No es de extrañar, puesto que, desde que con 13 años su familia notara que tenía buena mano para el dibujo, empezó a trabajar a jornada completa en el que ha sido como su segundo hogar. Recuerda que, en los inicios, uno de aquellos cubiertos podía costar «tres o cuatro duros». Ahora, un kilo de plata sin elaborar le supone pagar «100.000 pesetas, luego hay que tratarla, engastarla, grabarla... la gente se piensa que va de mercadillo, y no es así», explica.
Joyas de reyes
Joyero, platero y relojero, por su establecimiento han desfilado políticos, pelotaris, artistas... «En la época de Franco, aquí han venido policías, generales, brigadas... y también etarras, pero nosotros hacíamos lo que nos pedían, sin entrar en política», aclara. Suyos son también un agua benditera de la Virgen Blanca que el Rey regaló a Iñaki Urdangarín y una caja con piedras de ámbar que posee la Reina. «Ambos por encargo de la Diputación. También, entre mi padre y yo, hicimos el primer bastón democrático a Cuerda». En los mostradores, numerosos ejemplos de su buen hacer con la plata. De sus manos han salido un tocador, una cocina, coches, sonajeros, escopetas y todo un zoológico completo de animales.
Trabajos finos que Miguel Ángel confía en vender. Para ello, ha puesto descuentos del 30% en platería y del 20% en joyería. «Cuando se acaben, cerraré», afirma antes de criticar las dificultades de un negocio donde las ventas «han caído un 80%».
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