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MIGUELTXO MONFORT (EX REPRESENTANTE DE LA KONPARSA SATORRAK |
Martes, 26 de agosto 2008, 11:18
«Los Aguadutxus desgraciadamente forman parte de la historia de Bilbao: los anteriores tuvieron lugar en junio de 1975 y los últimos, célebremente conocidos, en agosto del 83. Llovió mucho aquellos 26 y 27 de agosto. El día anterior hubo inundaciones en Guipúzcoa, pero como estábamos en fiestas prácticamente nadie prestó atención al hecho. Lo cierto es que no fueron las autoridades ni Protección Civil quienes actuaron al ver que seguía lloviendo, que la ría estaba a punto de desbordarse y que llegaba la pleamar. Fueron las konparsas quienes desalojaron El Arenal a eso de las seis de la tarde, con la esperanza de continuar la Aste Nagusia al día siguiente.
Aquella noche no había ni luz ni agua potable en el Casco Viejo y la única conexión con el exterior, en mi caso, era una radio a pilas. Más que miedo sentimos impotencia al saber que no nos podíamos mover: el agua casi alcanzó los primeros pisos y desde las ventanas veíamos la calle Bidebarrieta convertida en un río desenfrenado cuya corriente arrastraba todo tipo de objetos, hasta coches que chocaban con estrépito contra esquinas y escaparates. El alarmismo se apoderó de la ciudad y de media provincia. Incluso hubo algún locutor que pidió que no se dieran noticias de muertes, desapariciones o derrumbamientos de casas sin confirmación oficial. Pero en el barrio no nos hizo falta tal cosa para enterarnos de que Enrique Madriles había fallecido ahogado.
El nivel de las aguas bajó a media mañana del 27 y en el Casco Viejo (como Atxuri, Abusu, Errekalde, Deustu..) el barro lo cubría todo (en El Peñascal fueron las piedras). Suspendidas las fiestas, la primera tanda de las konparsas en El Arenal y aledaños fue recuperar algunos materiales (equipos de música, etc..) y hacer desaparecer toda la bebida y comida de las txosnas antes que la avidez humana terminara fuertemente contaminada. En los siguientes 10 días las konparsas organizaron numerosas Brigadas de Limpieza y, con la ayuda del Gobierno municipal, hasta 4.000 personas colaboraron diariamente en esa y otras tareas (coordinación con Osakidetza, atención a personas mayores, reparto de agua y alimentos. Con botas, palas y guantes, miles de personas trabajaron duramente mañana y tarde para limpiar calles y comercios.
Desde las escaleras del ayuntamiento, todos los días se organizaban las Brigadas que atendían al Casco Viejo, otros barrios afectados de Bilbao e incluso Laudio, a donde enviamos dos autobuses de brigadistas. Como alguien escribió, la solidaridad que surgió del barro. Recuerdo especialmente a una persona que apareció con su excavadora: Aquí estoy para lo que haga falta. Muchos perdimos una semana de trabajo o estudio, porque había cosas mas importantes que hacer, aunque no todo fue solidaridad. Hubo tenderos del centro de Bilbao (unos pocos) que triplicaron y cuadriplicaron el precio de la botella de agua, o gente que se apostaba al otro lado de los puentes para mirar, o el enconamiento político entre el gobierno municipal y central. La guinda la puso el gobernador Civil cuando en una radio (pensando que estaba en off) llamo «hijos de puta» a los brigadistas. Al día siguiente unas mil madres recorrieron la Gran Vía para recordarle al alto mandatario que ese no era su oficio y alguien saco una exitosa pegatina donde se podía leer Usted es bobo.
El Aguadutxo del 83 trajo destrucción y pérdida de vidas humanas, pero también un enorme ejercicio de solidaridad y cuando menos otra cosa más: aquel barro desnudo al Casco Viejo sacando a la luz todas las deficiencias de un Conjunto Histórico-Artístico que poco tiene que ver en su aspecto con el que hoy conocemos. Nuestro barrio ha mejorado mucho, aunque aún quedan varios temas importantes por solucionar. En aquellos tiempos no había ducha en muchas casas, el estado de muchos edificios era deplorable y sólo después de las inundaciones se asentó la zona peatonal que entonces excluía algunas calles donde había ferreterías. La asociación de vecinos Bihotzean, que colaboró activamente con las Brigadas, continuó trabajando en los meses posteriores hasta lograr que todos los grupos políticos municipales se comprometieran con la elaboración de un plan de rehabilitación especial para el barrio. Es más, a mediados de septiembre ocupamos siete viviendas en la calle Nueva para entregárselas a otras tantas familias que estaban en la calle desde la noche del 26 de agosto.
Para finalizar, un par de cuestiones. Por un lado, a pesar de todos los avances tecnológicos pretender ser superiores a la Naturaleza se demostró una vez más totalmente inútil. Y por otro hoy, 25 años después, en esta sociedad cada día más individualista y consumista, ¿sería posible reeditar la solidaridad que existió en aquellos días?
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