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El documento añado en el convento de las clarisas. / EFE
Un tesoro entre las piedras
GUIPÚZCOA

Un tesoro entre las piedras

Hallado en el convento oñatiarra de Bidaurreta el plano a escala más antiguo de la catedral de Sevilla

MARIAN GONZÁLEZ

Lunes, 21 de julio 2008, 04:47

Los muros del sobrio monasterio oñatiarra de Bidaurreta, donde el tiempo parece detenerse desde hace más de cinco siglos y el silencio es total, han desvelado, por casualidad, un plano del templo gótico más grande del mundo: la catedral de Sevilla. Nadie, ni las propias monjas clarisas eran conscientes del tesoro que custodiaban. La abadesa María Jesús Odriozola y las archiveras Araceli Azurza y Arantxa Gastesi, no salen de su asombro. «Hemos sido las primeras sorprendidas. Sabíamos que no respondía a los planos de la iglesia de Bidaurreta, pero como tenía trazado el nombre Iglesia de la Santísima Trinidad en el dorso, pensamos que era un diseño que barajó nuestro benefactor Lazarraga y que finalmente no se ejecutó».

El pasado día 8, Francisco Ortiz Gómez, Vicario General Deán de la catedral andaluza, les envió un escrito informándoles del «hallazgo histórico» y solicitándoles el préstamo del plano, un pliego de 46 por 55 centímetros en el que aparecen las 20 capillas y las 5 naves del templo con sus 32 pilares unidos a estribos y pilastras, para exponerlo en la catedral, «solamente durante el mes de octubre de 2008» corriendo por cuenta del cabildo sevillano el transporte de ida y vuelta con todos los seguros y garantías que las monjas estimen oportunos.

El descubrimiento tiene un nombre propio, el de la investigadora Begoña Alonso, especialista en arte tardogótico de la Universidad de Cantabria, que siguiendo los pasos de Juan de Ruesga, uno de los grandes maestros canteros del siglo XVI (así eran denominados los arquitectos de antaño) decidió visitar hace apenas un mes Bidaurreta. Su buena relación con María José Lanzagorta, autora de un trabajo de investigación sobre el archivo del monasterio de clausura, le animó a profundizar en la relación entre Lazarraga y el arquitecto.

«María José nos pidió si podían ver los planos del monasterio -explican las monjas-. Las dos investigadoras nos visitaron el 11 de junio y en principio no les llamó la atención ese plano. Eso sí, tomaron muchas fotografías de todos los legajos, y al parecer fue ya en Sevilla, revisando más concienzudamente la documentanción, cuando Begoña, ayudada por el maestro mayor de la catedral de Sevilla, Alfonso Jiménez, se dio cuenta del importante hallazgo».

Las fotografías realizadas certificaron que el plano es el más antiguo que se conserva de la catedral sevillana. «Pero es que además, puede tratarse del plano a escala más antiguo que exista de un edificio así en España», asegura Alonso, que según informa el departamento de Historia Moderna de la Universidad de Cantabria, «intuye que este documento ofrecerá nuevos datos sobre la construcción del mayor templo gótico de la cristiandad».

«Una rareza»

La historiadora cántabra destaca que pocos eran los arquitectos de la época que sabían dibujar a escala. «Trazaban los templos a tamaño real, con cuerdas y estacas con las que señalaban el lugar de cada piedra, por eso el plano descubierto es una rareza».

La pregunta del milón es cómo fue a parar un plano de la catedral de Sevilla a Bidaurreta, y la clave es el fundador del convento: Juan López de Lazarraga, que tuvo un papel muy importante en la corte de la época de los Reyes Católicos.

Al parecer, por el tipo de papel, letra y dibujo, el plano es de mediados del siglo XVI y seguramente llegó a tierras guipuzcoanas con otros papeles de Lazarraga que en 1499 organizó una reunión de las Cortes de Castilla en la Catedral, concretamente en la capilla de la Antigua, cuyo nombre aparece expresamente en el dibujo.

Y es que el monasterio de Bidaurreta nos habla de aquellos linajes vascos y montañeses que a partir de los Trastámara empezaban a medrar en la Corte, logrando ocupar importantes puestos en la administración de Austrias y Borbones, sobre todo como escribanos, logrado desde luego, una nada desdeñable influencia en los asuntos de Estado. Enriquecidos, éstos solían invertir parte de sus caudales en ponerse a bien con Dios y sus representantes en la tierra costeando fundaciones religiosas.

Juan, que fue contador de la corona de Castilla y de la Orden de Santiago, secretario del rey (Fernando de Aragón) y ejerció como testamentario de la Reina Isabel la católica, erigió Bidaurreta.

«Su rivalidad con el conde de Oñati, que le impidió construirse un mausoleo para enterrarse en la capilla de la Piedad de la parroquia de San Miguel, y los deseos de la reina que antes de morir quiso construir un convento en Gipuzkoa, hicieron que nuestro fundador decidiese erigirse su propio monasterio, asesorándose por los mejores arquitectos del momento», explica Araceli. Y así, el diseño del primer convento de clarisas de Gipuzkoa fue obra de los arquitectos Juan de Ruesga y Pedro Malpaso.

El origen del plano de planta hallado, por su parte, podría estar en un terremoto acaecido en la ciudad de Carmona (Sevilla) en 1504. El movimiento de tierras dañó el pilar que sujetaba el cimborrio de la catedral, que años después (1511) se desmoronaba. Para solucionar el problema, se convocó a los grandes arquitectos del momento a que aportasen soluciones.

Estos datos, según informa el deán sevillano a las clarisas oñatiarra, formarán parte de una publicación que el arzobispado sevillano piensa sufragar junto a la restauración del plano. Y es que los investigadores aseguran que, «aún conservándose bien, no soportaría mucho movimiento».

Hasta ahora, el plano de planta completa más antiguo de la catedral de Sevilla databa de alrededor de 1604 y se hallaba en la galería de los Uffizi, en Florencia. El hallado en Bidaurreta es bastante anterior y podría aportar claves novedosas a la historia de la catedral y de la arquitectura española. El primer plano de catedrales que se conoce en Europa es el de la Torre de Colonia, que se hizo antes de 1308 y en España, el dibujo de una catedral más antiguo es el de la fachada de la de Barcelona (1408).

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