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A. G.
Martes, 20 de mayo 2008, 11:58
La Policía sudafricana reforzó ayer su presencia en las barriadas pobres de Johannesburgo después de que cerca de 25 personas, entre ellas dos niños, hayan sido asesinadas en los últimos días a causa de un brote racista. La agitación comenzó el domingo en el barrio de Alexandra cuando algunos sudafricanos atacaron a varios inmigrantes. Ayer, en el suburbio de Primrose, perecieron dos extranjeros y dos escolares.
Aunque la nacionalidad de los inmigrantes que están siendo objeto de las agresiones se desconoce, fuentes policiales afirman que se trata en su mayoría de mozambiqueños y zimbabuenses. Los agresores les acusan de ser los causantes del alto índice de criminalidad que se registra en Johannesburgo y de acaparar los pocos puestos de trabajo que están disponibles. Sudáfrica ha estado soportando un alto nivel de inmigración en los últimos años que proviene en su mayoría de Zimbabue. Este país vecino sufre la peor crisis económica de su historia.
Desde 2005 se han registrado dieciséis ataques a residentes extranjeros, la mayoría de los cuales sucedieron en los últimos seis meses. La ola de disturbios de Johannesburgo se intensificó el domingo cuando se registraron once muertes sólo en la zona de East Rand, y otra en Alexandra. Los enfrentamientos entre la Policía y los agresores se producen continuamente. Mientras, los bomberos intentaban apagar los incendios provocados que destruyeron decenas de chabolas en varios barrios de esta ciudad. Sólo en Primrose, unas cincuenta viviendas quedaron calcinadas ayer.
El pasado fin de semana más de 260 personas fueron detenidas en Johannesburgo, según la Policía, la mayoría de ellas en relación con las revueltas. «Todo esto es bastante grave, hay más de 6.000 desplazados y disturbios por toda la ciudad», declaró el portavoz de la ONG Médicos Sin Fronteras, Eric Goemaere, que calificó la situación de «crisis humanitaria». Los inmigrantes acuden a ayuntamientos, comisarías e iglesias para refugiarse de los ataques.
Condena y lamento
El presidente de Sudáfrica , Thabo Mbeki, ha condenado este brote xenófobo, mientras que el Gobierno ha hecho un llamamiento para que los servicios de inteligencia investiguen qué o quién está detrás de estos ataques. «Creemos que hay algún tipo de planificación; no son sólo criminales», dijo ayer el portavoz gubernamental Themba Maseko. La Fundación Nelson Mandela se unió al resto de Sudáfrica para lamentar las agresiones. «La violencia sin sentido no es la solución», declaró el director gerente de la Fundación, Achmat Dangor. «Recordad el horror del que venimos», dijo el ex presidente Mandela en una comparecencia la semana pasada, en referencia a los años de 'apartheid'.
El miedo se extendió ayer a la ciudad vecina de Pretoria, según informes de emisoras locales, donde numerosos inmigrantes cerraron sus comercios y cargaron toda su mercancía en sus coches.
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