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AGENCIAS |
Miércoles, 16 de enero 2008, 19:11
Los dos presuntos miembros del 'comando Elurra' de ETA Martín Sarasola y Joseba Iturbide fueron los encargados de irrumpir en un homenaje a etarras muertos que se celebró el 27 de septiembre de 2006 en la campa del monte Aritxulegi. Según la declaración de Sarasola, tras disparar, escondieron los fusiles cerca de donde se celebró el acto, regresaron meses después a recogerlos y se los devolvieron a quien se los había entregado, José Antonio Aranibar, responsable del comando especial de la banda.
Los cuatro miembros del 'talde' comenzaron su actividad en 2002 guiando a 'liberados' de un lado a otro de la frontera con Francia, después se les encomendó trasladar armas y explosivos y en la acción de la campa de Aritxulegi (Guipúzcoa) se convirtieron por primera vez en protagonistas de una acción de ETA. Aquel suceso se produjo en pleno alto el fuego y fue interpretada cómo una seria advertencia de la crisis que vivía el denominado 'proceso de paz'.
Según Sarasola, en mayo o junio de 2006, durante una cita con Aranibar a la que acudió Igor Portu, el primero propuso que el comando participase en el acto que la izquierda abertzale celebra todos los años en Oiartzun con motivo del Gudari Eguna. El comando decidió entonces que fueran el propio Sarasola y el ahora huido Joseba Iturbide los encargados de irrumpir en el homenaje.
En una segunda cita, que tuvo lugar en la localidad de Endarlaza, Aranibar les entregó a Sarasola e Iturbide los dos fusiles de asalto G-3 -muy similares a los Cetme que utiliza el Ejército español-, así cómo montarlos y desmontarlos. También les indicó las pautas de su actuación y el modo en el que debían contactar con un tercer miembro de la banda, que sería el encargado de leer un texto.
Segundo escondite
Los dos presuntos miembros del 'Elurra' escondieron los fusiles en un zulo que habían construido previamente en la localidad donde residían, Lesaka, y prepararon un segundo escondite cerca de donde sabían se iba a celebrar el acto. El 26 de septiembre, víspera del Gudari Eguna, caminaron desde Lesaka a Aritxulegi, cargando con los fusiles, para encontrarse con el tercer presunto etarra en el punto que les había marcado Aranibar. Le reconocieron por una contraseña, acordaron encontrarse al día siguiente en las proximidades del acto y subirse juntos al escenario.
Al día siguiente, y una vez comenzado el acto, el tercer encapuchado, flanqueado por Sarasola e Iturbide, leyó un comunicado de ETA en el que advertía que los "gudaris estaban dispuestos a dar su sangre por Euskal Herria" porque "la lucha" no era algo del pasado "sino del presente y del futuro". Los Servicios de Información detectaron cierto acento francés en el individuo que leyó el comunicado. Al terminar, los dos miembros del comando Elurra dispararon al aire en siete ocasiones y huyeron a la carrera, junto al otro presunto etarra. Estas imágenes aparecen en el vídeo proselitista de ETA que interceptaron las Fuerzas de Seguridad en ambientes radicales del País Vasco.
Sin embargo, según el relato de Sarasola, enseguida él e Iturbide se separaron del otro encapuchado, dirigiéndose al zulo que habían construido cerca. Una vez allí, desmontaron los fusiles y los escondieron, tomando dirección a Arantza. En esa localidad, se montaron en el coche de Sarasola y regresaron a Lesaka. Meses después, ambos regresaron al 'zulo', recogieron los fusiles y se los entregaron a Aranibar en un punto de entrega próximo a la N-121. En su declaración ante la Guardia Civil, Sarasola dibujó, a mano alzada, al menos cuatro croquis, incluido el del punto de entrega de los fusiles a Aranibar. En los otros tres, dibujó uno de los 'buzones' utilizados para entregar y recoger armas, la ubicación del 'zulo' de Lesaka y de otro cerca de Nocito, en Huesca.
Armas
Por otra parte, el presunto etarra Martín Sarasola confesó en su declaración ante la Guardia Civil que las pistolas que les fueron intervenidas eran para ellos y no para entregarlas a otros terroristas. Así lo han informado fuentes de la investigación, que han recordado que las dos armas, procedentes del robo perpetrado en un almacén de Vauvert (Francia) en octubre de 2006, en plena tregua, estaban envueltas en celofán y tenían todavía restos de tierra, por lo que en un primer momento se pensó que Sarasola y Portu las habían recogido para otros miembros de ETA.
Las manifestaciones de Sarasola permitieron al instituto armado la localización de dos zulos en los que los terroristas, a los que entre otros se imputa el atentado de la T-4 y la explosión de una furgoneta en Castellón el pasado verano, ocultaban unos 150 kilogramos de material explosivo. El primero de los zulos estaba en Sabiñánigo (Huesca) y el segundo en la localidad navarra de Lesaka.
Además, en el transcurso de la búsqueda de ese segundo escondite, el pasado día 8, se descubrió el "buzón" a través del que los dos detenidos se comunicaban con la dirección de la banda terrorista. Las fuentes consultadas han señalado que en el momento del hallazgo el citado "buzón", un bote metálico con plásticos en su interior oculto en un claro de una zona boscosa, estaba vacío.
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