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E. C.
Lunes, 13 de agosto 2007, 10:11
Los principales partidos y líderes políticos catalanes ensalzaron ayer la figura del ex senador y sacerdote Lluís Maria Xirinacs, quien apareció muerto el sábado en un bosque de Gerona. El anterior presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, definió al fallecido como «un profeta» que «quiere a su pueblo y por eso lo fustiga». «Advirtió siempre de los peligros, los errores, los pecados y las debilidades», destacó, tras confesarse muy afectado por lo ocurrido.
El actual Ejecutivo catalán también quiso expresar su pésame por la muerte de Xirinacs, a quien definió como un destacado «luchador antifranquista». El conseller socialista de Política Territorial, Joaquim Nadal, recordó que fue una persona crítica «con su propia condición de sacerdote, con el funcionamiento del país e incluso con el modo de vida». «Entendió siempre la política fuera de los circuitos habituales», subrayó.
El presidente de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, aseguró haber sufrido «una enorme conmoción» al enterarse del deceso del ex senador, a quien consideraba «un símbolo de la resistencia pacífica». El portavoz de CIU en el Parlament, Felipe Puig, aseguró que con Xirinacs se va «el precursor de la lucha por los derechos civiles» y su homóloga de ICV-EUiA, Dolors Camats, destacó su papel en la «recuperación de las libertades democráticas» de Cataluña.
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