Análisis de Mario Tennis Aces: el golpe maestro de Nintendo Switch

Llegamos así a Mario Tennis Aces, disponible esta semana para Nintendo Switch. No lo tenía difícil para superar a su predecesor, otro de los desarrollos apresurados con que Nintendo vitaminó el catálogo de su consola asimétrica. Se trató así de un título poco inspirado, falto de contenido y opciones a medio plazo; algo raro en Camelot, estudio que también ha probado su valía con la serie Mario Golf.

La gran seña de Aces, más allá de su repertorio de movimientos especiales (los repasaremos enseguida), es la inclusión de un modo historia o solitario. Tan solo practicado en «Power Tour», supone una opción fantástica para quienes rehuyan de la competición pura: una raqueta diabólica ha secuestrado a Luigi y debemos rescatarlo, al tiempo que localizamos unos cristales mágicos para evitar que el adversario recupere todo su poder. Surrealista, pero es lo de menos ante una ristra de niveles harto originales. Se ambientan en escenarios clásicos de Super Mario Bros. como el desierto, el bosque o la mismísima Mansión Boo, cameos inclusive. Lo mismo disputamos un juego a tres sets contra Donkey Kong que derrotamos a Floro Piraña en un duelo sin tregua. Porque sí, «Aventura» incluye sus propios jefes finales. En otras ocasiones afrontaremos minijuegos tales como atravesar un laberinto ejecutando golpes concretos, lo que refuerza el componente didáctico de la modalidad. Sea como fuere, nunca la sentimos como un tutorial enmascarado. De hecho, algunas pruebas os harán sudar tinta china.

En cuanto a mecánicas, Mario Tennis Aces supone todo un revulsivo. La cantidad de habilidades abruma en un primer momento, costando incluso distinguirlas, pero es algo a lo que la práctica pone remedio. Todo parte del «indicador de energía» sito en la esquina superior izquierda: lo rellenamos con cada raquetazo, permitiéndonos ejecutar movimientos como el «golpe dirigido» (pulsamos R sobre la marca de estrella que aparecerá sobre la pista y devolvemos la pelota orientando el tiro con el giroscopio de Switch, en vista subjetiva). Igualmente podemos realizar «servicios dirigidos» y «golpes especiales», estos últimos cuando la mentada barra se encuentre repleta. Se trata de la técnica más devastadora y consume una gran cantidad de energía, por lo que debe utilizarse a discreción (cuando vayamos a perder un punto clave, por ejemplo). ¿Queda indefenso el otro adversario ante semejantes disparos de cañón? Ni mucho menos, ya que todos los golpes pueden bloquearse si pulsamos el botón de tiro en el tempo correcto. De lo contrario veremos como nuestra querida raqueta se parte en dos: si nos quedamos sin repuestos, la victoria será inevitablemente para el otro jugador.

Vemos así como Aces coquetea con aspectos más propios del uno contra uno. Pero hay más. «Velocidad etérea» ralentiza el paso del tiempo excepto para nuestro personaje y los llamados «Golpes maestros» salvan distancias considerables a base de saltos acrobáticos. Sendas habilidades permiten alcanzar las pelotas más esquivas. Así, hablamos de técnicas tan satisfactorios como efectistas, que insuflan emoción hasta el último segundo (la remontada es una posibilidad cuasi constante).

Por supuesto, habrá quienes prefieran el tenis de toda la vida, pudiendo disputar partidos sin reglas especiales (estilo de juego «sencillo») en el modo «Libre». Éste resulta compatible con juego local (hasta cuatro jugadores con sus respectivas Nintendo Switch) y online, tanto en solitario como por equipos (dos usuarios por máquina). Aunque nos ha costado encontrar rivales estos primeros días, las partidas se han disputado de forma satisfactoria, sin rastro de lag. Pero ya que hablábamos de tenis tradicional y por si alguien estaba llevándose la impresión equivocada, sabed que el software encierra una profundidad fuera de toda duda. La ejecución de liftados, cortados, golpes planos, dejadas y globos está a la orden del día para quienes dominen unos mínimos. Los golpes cargados, potentes y en salto son sólo el principio de un título que, paradójicamente, consigue sacar los colocres a simuladores propiamente dichos (Tennis World Tour y AO Tennis).

Otros modos de Mario Tennis Aces son «Torneo», para un jugador y con el indicador de raquetas como principal handicap y «Realista», donde el juego se aproxima a la generación de Wii Sports. Desacoplamos el Joy-Con y lo agarramos como si fuera una raqueta, confiando en los giroscopios para trasladar nuestros aspavientos a la pantalla. Con todo, también se permiten globos, dejadas, golpes adelantados y demorados... Eso sí, hemos detectado un ligero retardo en la interpretación de los movimientos.

Como recursos a medio y largo plazo, para terminar, Camelot confía en la mejora de estadísticas (subiendo de nivel en «Aventura») o el desbloqueo de personajes y atuendos, victorias online mediante. Contamos 16 tenistas iniciales, cada cual con sus bazas y debilidades, si bien Nintendo promete futuras incorporaciones. Respecto a las pistas, van en consonancia a las ambientaciones que citábamos al comienzo (Ruinas de Solarium, Bosque Piraña, Isla Caldera...), integrando obstáculos pintorescos que aportan variedad a los encuentros.

Técnicamente no cabe duda de que estamos ante el Mario Tennis más refinado hasta la fecha, con unos modelados ligeramente superiores a lo visto en Ultra Smash; mejores efectos de iluminación y escenarios más detallados. Las animaciones son cruciales en este género y tampoco defraudan lo más mínimo, siempre acompasadas por las melodías e interjecciones acostumbradas por Mario y compañía. En modo portátil pasamos de 108op a 720p, aunque manteniéndose los 60 frames por segundo y con una nitidez espectacular.