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El asesino de Vitoria fue primero a por M. J. y luego mató a su madre, según la autopsia

Las víctimas se defendieron de las puñaladas del agresor. La Ertzaintza ya analiza varios cuchillos hallados en el piso

david gonzález y ainhoa de las heras

Jueves, 26 de abril 2018

Comienzan a despejarse algunas de las numerosas incógnitas todavía abiertas en torno al crimen de M. J. B. y de su madre, F. J., quienes fueron asesinadas el pasado viernes en el piso de la primera, ubicado en la calle Julián de Arrese, en el barrio de Lakua-Arriaga de Vitoria. Los resultados provisionales de la autopsia, según ha podido saber este periódico, revelan que el presunto asesino -Javier R., expareja de M. J.- la mató primero a ella y, a continuación, a la que fuera su suegra, a quien supuestamente persiguió por el interior del edificio donde ocurrieron los macabros hechos.

Ambas mujeres, de 43 y 69 años, y cuyo funeral se celebra hoy a las 19.30 horas en la iglesia Nuestra Señora del Pilar, presentaban múltiples heridas por arma blanca, algunas producidas por su resistencia al atacante, según los primeros resultados del examen practicado en el Instituto Anatómico Forense. Las cuchilladas mortales, en los dos casos, se localizan en el tórax.

Esta primera valoración profesional, que se ampliará en fechas próximas, ayudará a recomponer las piezas de un complejo rompecabezas todavía por resolver. Ertzaintza y Fiscalía alavesa tienen clara la autoría de Javier R., de 46 años, en prisión preventiva desde el lunes. «Pero quedan muchos cabos por atar», insisten fuentes de la investigación. La negativa a hablar del único sospechoso, así como la destrucción del escenario donde empezó el ataque mortal -Javier presuntamente dio fuego al piso después del crimen-, complican sobremanera la reconstrucción del doble asesinato. La caída de Javier R. desde el octavo piso, del que pretendía escapar tras iniciarse el incendio, asaltó las portadas de los informativos. Un colchón colocado por los bomberos le salvó la vida. Sufrió lesiones leves.

Por las escaleras

Las principales dudas -deslizan medios consultados- se centran en los motivos del presunto asesino, que llevaba tiempo separado de M. J. y de sus dos hijos menores -de 9 y 11 años-. Los investigadores también intentan definir dónde ocurrió exactamente el doble crimen. Parece claro, por testimonios de vecinos, que los tres coincidieron en la vivienda, que hacía tiempo que él había dejado. Hasta su ingreso en prisión, de hecho, el sospechoso residía en Mondragón en casa de sus padres. La principal hipótesis es que el ataque inicial ocurrió en el interior de la casa. Ambas víctimas lograron abandonarla. Declaraciones recabadas por la Ertzaintza hablan de frases como: «¡Vete, vete, es un asesino!» y «¡Socorro, salvadme!».

Un policía local descubrió el cuerpo de M. J. en el ascensor, ya en la planta baja del bloque. F. fue hallada, agonizante, en la séptima planta, una altura por debajo del domicilio de su hija. Se cree que Javier R., tras matar a su expareja, pudo perseguirla por las escaleras y darle muerte al atraparla. Junto a ella se encontró un pequeño trozo de un cuchillo, la supuesta arma homicida.

Si hay ensañamiento se abrirá la puerta a la prisión permanente revisable

«Desde el cielo cuidarás de Aitana y de David»

Los que fueran compañeros de trabajo de M. J. en la clínica dental Vela y Lasagabaster quisieron recordarla ayer en las redes sociales. Colgaron un emotivo comunicado en memoria de esta vitoriana que les acompañó durante 13 años, hasta 2009, y también de su madre, F.. «Llevamos unos días intentando recomponernos de unos hechos terribles. Y aunque el dolor, la impotencia y la rabia se empeñen en nublar nuestra mente, queremos recordarte como tú eras, con esa alegría contagiosa, con esa maravillosa sonrisa que ahora ya es eterna. Seguro que desde el cielo cuidarás de Aitana y David junto a tu madre. Y nosotros desde aquí te ayudaremos en lo que podamos. Descansa en paz. Tus compañeros de V-L», firman desde la consulta de esta conocida clínica vitoriana.

Una vez controlado el incendio y refrigerado el domicilio, efectivos de la Policía Científica de la Ertzaintza buscaron evidencias en un escenario deformado por las llamas. Se llevaron, eso sí, varios cuchillos. Su análisis determinará si alguno se utilizó en el brutal crimen. Asimismo, el testimonio de una testigo, quien pudo ver uno de los ataques mortales, también se antoja «fundamental». El informe forense definitivo aportará otra clave. Si hubo o no ensañamiento. Esta diferencia determinará la calificación fiscal de los hechos para el juicio, que llegará como muy pronto en un año y medio.

Existe una clara diferencia entre el doble homicidio o el asesinato de dos personas. ¿Por qué? La primera estimación implicaría un máximo de 15 años por cada delito. La segunda figura subiría la estancia teórica en la cárcel hasta el cuarto de siglo. Y abriría el camino a la Fiscalía para reclamar la prisión permanente revisable a la Audiencia Provincial de Álava, instancia que juzgará el caso.

Inma, hermana e hija de las víctimas

«Agradecemos el cariño de la gente, pero pedimos respeto a nuestro dolor»

Convertida en portavoz improvisada de la familia, Inmaculada, hermana de M. J. B e hija de F. J., trató de agradecer ayer de forma pública la ola de afecto recibida estos días. Desde Vitoria a Extremadura, de donde son originarios. «Sobrepasados» por la pesadilla ocurrida el viernes, esta familiar directa explicó que tratan de sobrellevar como mejor pueden semejante pérdida.

Sacando fuerzas de donde no hay, Inmaculada explicó a este periódico que «agradecemos de corazón las muestras de cariño recibidas. Se lo agradecemos a todo el mundo. Han sido incontables», describió. «Estamos desbordados, la solidaridad ha venido de todos los puntos de España», abundó. Ha habido familiares llegados desde la zona de Delentosa que «han venido para estar apenas una o dos horas con nosotros», aseveró.

Pero también solicitó que se les deje llevar su duelo sin presiones. «Pedimos que respeten nuestro dolor». Teme, como el resto de su familia, que el funeral de esta tarde en la parroquia de Nuestra Señora de El Pilar se convierta en un enjambre de cámaras. «Insistimos en que nos dejen despedirnos de ellas con dignidad», reclamó.

Aparición de bulos

En estos días de espera hasta oficiar el funeral, los allegados de M. J. y F. se han encontrado con una avalancha de llamadas, visitas y mensajes. «La verdad es que cualquiera con un mínimo de vínculo ha querido ayudarnos», compartió la hermana de M. J. e hija de F.

La parte negativa de este eco mediático, según manifestó, es la aparición de bulos. Como por ejemplo el que hablaba de la colocación hoy en un colegio vitoriano de una «caja para recaudar todo el dinero que podamos». La cantidad entregada supuestamente se donaría a los dos hijos menores de M. J.. Otro pedía ropa para ambos chicos. «No tenemos nada que ver con eso. Ya estamos nosotros para cuidarles. Desconocemos de dónde han salido ni a quién se le han podido ocurrir».

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