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e.a.
Viernes, 24 de abril 2015, 01:07
La empresa Lanas Stop comunicó el pasado miércoles al comité de empresa la entrada en concurso de acreedores, un paso más dentro del dramático proceso en el que la histórica compañía se haya inmersa desde hace meses, con problemas económicos e impagos a sus 67 trabajadores de hasta cinco nóminas. La entrada en concurso aparecería como solución lógica, de no ser por la denuncia hecha ayer por trabajadoras y el sindicato CC OO de que el plan de viabilidad propuesto por la entidad «es en realidad un plan de liquidación».
«Muchas empresas han pasado por esto, pero lo significativo aquí es el planteamiento hecho de ir a cierre», denunciaba el secretario de Industria de CC OO, Jorge Ruano, quien describió como una «tomadura de pelo» lo que está sucediendo en los últimos meses en la empresa. El nuevo plan ofrecido por Lanas Stop, empresa de sello riojano dedicada al sector textil, plantea cuestiones como «13 despidos que ya se han producido, el cierre de delegaciones en el extranjero, la salida de comerciales, reducción de un turno de trabajo, el dejar de comprar materia prima y solo vender el stock existente en almacén esto es un plan de liquidación».
Plan que, asimismo, contrasta con el propuesto el pasado septiembre, cuando la empresa hablaba de potenciar la marca, reforzar la internacionalización y un nuevo enfoque comercial, además de previsiones de facturación de 13 millones de euros para este año y 18 para 2018, ahora reducidas casi a la mitad.
Concentraciones
Esta indefinición se produce de forma paralela a la complicada situación que vive la plantilla, de 67 trabajadores (la mayoría mujeres) en la actualidad, la inmensa mayoría de ellos con varias décadas de labor. A día de hoy, se les adeudan las dos pagas extras del año pasado, las de febrero y marzo de este año y una paga de beneficios, además de la de abril, que prevén tampoco se abone.
«La situación es dramática: nos deben cinco nóminas y nada garantiza que las vayamos a cobrar, llevamos muchos 40 años en la empresa y no sabemos cómo se ha gestionado en estos últimos años ni dónde está el dinero, pero la situación empieza a ser insostenible», lamentaba Marisa Tabernero, trabajadora de la empresa. La plantilla, que ya se concentró la pasada semana, realizó ayer por la tarde en El Espolón la primera de las concentraciones que, a partir de ahora, llevarán a cabo todos los martes y jueves a las 19.30 horas.
El temor se extiende a la circunstancia de que ahora, con el inicio del concurso, el problema de los impagos se dilate aún más en el tiempo «y se alcancen límites en los que el Fondo de Garantía Salarial ya no abarque toda la deuda», subrayaba Ruano, quien apuntó a una falta de comunicación desde la empresa, a la que «desde el primer momento, cuando planteó el preconcurso en septiembre, se le pidió que priorizara los salarios y se le ofreció ponernos de su lado para buscar financiación o lo que hiciera falta, como ya hemos hecho en otras ocasiones».
En este momento, otra reclamación principal es que «el concurso se agilice y el administrador que nombren ponga cuanto antes blanco sobre negro y explique dónde está el dinero, porque en los bolsillos de los trabajadores no está».
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