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La joven karateka está contenta por su rendimiento en su debut como junior.
«El karate me aporta espíritu, sacrificio y capacidad de superación para no decaer»
Ania Tato | Fitness Gasteiz

«El karate me aporta espíritu, sacrificio y capacidad de superación para no decaer»

Subcampeona de España junior de karate

Eduardo Izquierdo

Miércoles, 1 de junio 2016, 17:54

Como desde muy pequeña le gustabala práctica deportiva, su afición a las películas de artes marciales sentó las bases para iniciar el trayecto. Sus padres el animaron a que probara con el karate, así que decidió apuntarse cuando contaba solo con siete años. Ania Tato aprendió sus primeras técnicas en el Centro Cívico Sansomendi, pero al cesar las clases se pasó al Fitness Gasteiz, donde ha subido peldaño a peldaño hasta alcanzar su último gran éxito: poder participar en el Campeonato de Europa junior de Shinkyokushinkai. Aunque su estreno se saldó con derrota, la experiencia ha resultado muy positiva, «una más en mi trayectoria», y cree que le servirá para «mejorar» de cara al futuro.

Hasta Georgia se desplazó con bastante incertidumbre por lo que se podía encontrar. Lo afrontaba como una toma de contacto. «Cuando me estaba preparando, iba muy nerviosa al gimnasio porque sabía que tenía que darlo todo allí. En cambio, al llegar a Tbilisi, me tranquilicé», recuerda. En la pelea inaugural le correspondió como rival la ucraniana Alina Bezahla. «Los nervios volvieron a aflorar a la hora de entrar al tatami, pero afronté bien el combate. Pegaba fuerte y sentía los golpes, pero ella también sufría los míos. Aunque parecía que llevaba la iniciativa, me defendí bastante bien. Se movía mucho. Estuvo muy igualado hasta que me marcó un ippon, con una patada en la cabeza. Así se decantó a su favor», apunta Tato, que ya está pensando en repetir. «Espero regresar el año que viene. Además, con más experiencia».

Hasta la fecha ha firmado una notable campaña en su debut como junior. Al principio le costó un poco adaptarse a la categoría. «En la modalidad que practico, combate al K.O., hay una gran diferencia entre los golpes que te dan en cadetes y junior. En los entrenamientos he intentado darlo todo y he podido recoger la recompensa. El trabajo me ha permito acudir al Europeo. En líneas generales la valoración es muy positiva. El inicio del curso fue complicado, pero como entreno con gente mayor y menor de todos los niveles, te acostumbras y enseguida me amoldé. En algunos torneos pagué la novatada, pero he terminado mucho mejor de lo que empecé», valora.

El primer gran éxito de la temporada se produjo en casa con motivo del Campeonato de España de Shinkyokushinkai. Una vez más los nervios le acompañaron en el combate inaugural, aunque lo solventó por la vía rápida al marcarle dos ippones. Tato estaba a las puertas del título. En la final le esperaba una compañera de Fitness Gasteiz, Sara Torres, toda una lucha fratricida. «Aparte de que es una amiga, nos conocemos mucho dentro del tatami. Las dos sabíamos cómo íbamos a competir. Me amonestaron dos veces por apuntar mal los golpes, ya que le pegué dos patadas en la cara. Y no está permitido, así que me ganó», puntualiza.

Pero no tardó mucho en desquitarse ya que un mes después tomó parte en el Campeonato de Euskadi de clubes. Esta vez debía cambiar de chip, ya que competía en la modalidad de karate al punto. Este torneo le atraía mucho debido a los componentes que le rodeaban. «Lo importante es motivar al equipo. Hay que estar todo el rato dando ánimos para que no decaigan, sin pensamientos negativos y con la conciencia de salir a pasarlo bien. El trabajo para ganar o perder ya está hecho y hay que afrontarlo con positividad para hacer piña entre nosotras», subraya. Junto a ella formaron escuadra Miren Barquilla, Alba Pinilla y Paula Seneira. Cada ronda contaba de tres combates y había que ganar dos. «En caso de empate, se contaban los puntos. Miren y yo disputamos todos, mientas que Alba y Paula se turnaban. En la final le ganamos al equipo B (Sara Torres, Marta Mariño y Lorena Ocio)», resalta.

Nervios en el trayecto

Tato se ejercita tres veces a la semana, lunes, miércoles y viernes, aunque cuando llegan las competiciones importantes añade una jornada más en su preparación. Hasta ahora está compaginando bien el deporte con los estudios. «Es fundamental la organización, pero si un día tengo que faltar, no pasa nada. Estoy en 1º de Bachiller y la exigencia va en aumento. Los estudios son lo primero, algo que también nos remarcan los entrenadores», apostilla la joven karateka que se decanta por el kumite entre sus preferencias. «Es los que más me llena por la intensidad al medirte a otra contraria. Kata también está bien porque te aporta disciplina y saber estar, pero me atraen más los combates».

Del arte marcial ha extraído varias conclusiones que las ha puesto en práctica en su vida privada. De entre todas destaca la capacidad de superación. «Me aporta espíritu y sacrificio para sacar fuerzas de flaqueza a la hora de afrontar las tareas. Aunque estés cansada, hay que seguir, o cuando te duele algo. Si no lo haces tú, el rival lo aprovechará. También me ha ayudado a ser responsable, sin olvidar el respeto», manifiesta, al tiempo que reconoce la ansiedad que sufre en las previas. «Me cuesta mucho pensar en los combates, aunque poco a poco lo voy consiguiendo. En el trayecto hacia el lugar donde se desarrolla la competición me pongo muy nerviosa. Luego ya en el vestuario cuando me cambio y salto al tatami, desaparecen».

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