El juez libera a Djokovic pero Australia no renuncia a deportarlo

La justicia da la razón a Djokovic y le permite entrar en el país para disputar el Open de Australia, pero el Gobierno no le quiere allí y pretende aplicarle la misma norma que el resto de los ciudadanos: sin vacuna no puede estar en su territorio. El partido sigue abierto y se ha convertido en un pulso entre el poder judicial y el ejecutivo australiano y, a la vez, en un duelo entre Djokovic y buena parte de la opinión pública mundial.

De madrugada, Djokovic había remontado el duelo que le enfrenta desde el jueves al Gobierno de Australia, que mantenía recluido al tenista en un hotel por no estar vacunado contra el Covid. El número uno del mundo parecía tener el encuentro perdido, pero esta pasada noche un juez de las Cortes Federales del país austral ha ordenado la liberación inmediata del deportista. Así, a Djokovic se le abren en principio las puertas del Open de Australia, que comenzará el próximo lunes y donde quiere alcanzar su triunfo número 21 en un Grand Slam.

El partido continúa, ya que el departamento de Inmigración no ha renunciado aún a retirar de nuevo el visado del jugador serbio. Queda todavía un set por jugar en este combate entre las autoridades australianas y Djokovic, convertido en el nuevo mesías del negacionismo. No está vacunado, ha pasado dos veces la enfermedad y se le ha visto en fiestas y actos públicos sin mascarilla.

Para liberar al tenista, devolverle sus pertenencias y dejarle salir del hotel de Melbourne en el que llevaba recluido desde el jueves, el juez federal Anthony Kelly no se basa en si la exención médica presentada por el tenista le da derecho a ingresar en el país sin estar vacunado, sino en que los agentes que le interrogaron al llegar a Australia no le dieron tiempo para explicar su situación y defenderse. Djokovic alega que dio positivo el pasado 16 de diciembre (registró un test PCR negativo el día 22) y que por eso dispone de un permiso médico para no ser vacunado. Voló a Melbourne con el visto bueno de la Federación australiana, pero la legislación sanitaria del país no permite a nadie entrar sin haber cubierto la pauta completa antiCovid.

Djokovic asegura que tenía el permiso del torneo australiano para acudir a la cita. Su abogado, Nicolas Wood, justificó ante el juez la postura del tenista serbio. Dijo que había cumplido todos los requisitos exigidos por la Federación Australiana de Tenis y que había presentado la exención médica. Todo estaba, en su opinión, en regla. Y así viajó el pasado miércoles a Melbourne, donde se topó con agentes de Inmigración y fue recluido en el hotel donde ha permanecido hasta esta madrugada. «¿Qué más podría haber hecho este hombre?», dice el juez, que considera que al tenista no se le permitió defenderse a su llegada a Australia.

Durante la vista, los abogados del departamento de Inmigración presentaron un informe científico para defender que la vacunación no supone ningún riesgo para los que hayan pasado recientemente la enfermedad. Como en un partido de tenis, el juez, sentado en su silla, escuchó a las dos partes y decidió liberar a Djokovic, permitirle la entrada en el país y jugar el Open de Australia, su torneo preferido.

La pelota sigue en la cancha. «Quieren capturar de nuevo a Djokovic», denunció la familia del tenista. Al parecer, varios agentes se han personado en el lugar donde Djokovic está reunido con sus abogados. El Gobierno australiano se plantea volver a retirar la visa al tenista, según varios medios de comunicación del país.