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El adulto y misterioso Diego Vasallo (San Sebastián, 57 años), ex Duncan Dhu, un artista tan sombrío como una carretera filmada de noche por David ... Lynch, ha editado el décimo disco de su trayectoria en solitario según contabiliza la hoja de promoción. Se titula 'Malo ni bueno', es el tercero que lanza en los últimos tres años, y sigue a los lúgubres y líricos 'Las rutas desiertas' (2020) y 'Caemos como cae un ángel' (2022). El autor llama EP a la novedad, aunque dura unos 31 minutos, como un LP, y la ha publicado en vinilo+CD, en tirada limitada. En redes sólo se puede encontrar en Bandcamp.
'Malo ni bueno' es un disco de alma literaria como podría entregar el difunto Mark Lanegan, o el cada vez más transversal Nick Cave. Un repertorio oscuro, aparentemente esquinado pero de fácil escucha si el oyente se frena y atiende un poco. Así describe el nuevo opus el propio autor en la mentada hoja de promoción: «Texturas nebulosas y cadencias eléctricas sostienen unos paisajes sonoros que apuntan hacia los márgenes, intentando salir de los cauces más estrechos de las aguas del rock, para, a veces, enseñar los dientes, y otras dejarse mecer por oscuras mareas de un lirismo roto, encharcado, ambiguo. Como mirar hacia atrás con las gafas sucias». Buena metáfora… El ex Duncan Dhu está cerrando fecha para presentar 'Malo ni bueno' en enero en Bilbao, pero conversemos antes con él.
- Diego, pensando en una pregunta que no te hagan a menudo se me ha ocurrido que eres tímido. ¿Es así?
- Sí, siempre fui tímido. Con los años se atenúa un poco la timidez, aunque siempre quedan restos por ahí. Para alguien tímido subirse al escenario es como una expedición a la Luna. Y, curiosamente, a eso me llevo dedicando toda la vida. Es como lanzarte desde un trampolín olímpico, o algo así. Enfrentarte al miedo es un aprendizaje.
- ¿Cuál es la pregunta que te hacen con más frecuencia?
- Si va a volver Duncan Dhu.
- Te juro que no había caído. Pues contéstala también para nuestros lectores, por favor.
- No, no veo posibilidades ya. No tendría ningún sentido con el trabajo que dedicamos Mikel y yo a nuestros propios proyectos. Duncan Dhu es el pasado. Y la marcha atrás en este oficio es un error.
- ¿Qué estás leyendo ahora mismo? Yo unos cuentos de Roald Dahl, y recién he terminado 'Rebelión en la granja' de Orwell, que al menos he leído tres veces. Es terrible. ¡Ese relato se puede trasladar a la actualidad con absoluta facilidad!
- Yo estoy leyendo 'El imperio del dolor', de Patrick Radden Keefe, sobre la crisis de opiáceos en los últimos años en Estados Unidos. Es la historia de la familia Sackler, quienes produjeron el OxyContin al que se engancharon cientos de miles de estadounidenses. Este autor tiene otro libro magnífico, sobre el IRA: 'No digas nada', una no ficción que parece una novela, potentísimo.
- ¿Te gusta ir al cine? ¿Qué has visto últimamente en salas? Yo la de Woody Allen, 'Golpe de suerte', que me encantó entre otras cosas porque parece que lees el guión según la ves. Y la sobrevalorada de Scorsese, 'Los asesinos de la Luna', que me aburrió por plana y reiterativa. ¡Una tarde perdida! Y mi ultimísima, a modo de sustituta de 'El asesino' de David Fincher, que no se ha exhibido en Bizkaia, ha sido la nueva de Robert Rodríguez, 'Hypnotic', una serie B también reiterativa, pero a modo de entretenimiento sin la pretenciosidad de la de Scorsese.
- La de Scorsese me aburrió. Y lo sentí, porque es un director al que admiro muchísimo, pero esta no me enganchó. Es larga y pesada. Me encanta ir al cine, el problema es que con estas nuevas cadenas de cines cada vez es más difícil encontrar películas tentadoras. Parece que todas las carteleras ya son para chavales.
- Ya. También quise ver en sala el documental de C. Tangana, 'Esta ambición desmedida', pero ya me conformaré con verlo en Movistar. Sobre lo desmedido, ¿en qué se diferencia tu modus vivendi cuando estabas en la cresta de la ola con Duncan Dhu y ahora, con tu carrera en solitario, bastante reactivada en años recientes, que llevas tres discos desde 2020?
- Además de por los años, que van pasando, con mi carrera musical en solitario y mis exposiciones de pintura vivo ya a otro ritmo, lejos del frenesí del éxito y de los miles de compromisos poco apetecibles. Soy alguien pausado, me gusta el tiempo lento y pasar temporadas sin hacer absolutamente nada, salvo leer y caminar. Adoro la rutina, justo lo contrario de lo que es la vida de un músico. En fin, somos mares de contradicciones, ¿no?
- Sí, como la contradicción que decías antes sobre la timidez y el subirte a un escenario. Abordemos tu nuevo cancionero, 'Malo ni bueno'. ¿Por qué está solo en Bandcamp y no en Spotify? ¿Porque paga un poquito mejor a los artistas? Yo prefiero Bandcamp porque ofrece más información y la presentación es más cálida. Refleja más lo que es cada grupo o solista.
- Las grandes plataformas de streaming ganan dinero a base de retribuir porcentajes ridículos a los artistas. En realidad les regalas tu música. Han hundido esta profesión. Mi trayectoria bastante errática me ha llevado a la necesidad de una autoproducción al 100 %: grabación, fabricación, promoción, e incluso hoy en día las ventas del formato físico. La edición en vinilo + CD está disponible en venta por correo en mi página de Bandcamp y en breve en mi web. También lo tienen en discos Bloody Mary, de Irún. Además hay opción de descarga digital en Bandcamp.
- Eso, que lo has editado en físico. ¿Qué tal la distribución?
- Tenemos el garaje con pilas de cartones para empaquetar vinilos. Y mi mujer haciendo viajes a Correos. En fin, todo muy artesanal. Me recuerda un poco a los fanzines de los 80, con una infraestructura rudimentaria, la justa para no perder pasta.
- Esto es síntoma de que mantienes la ilusión. 'Malo ni bueno' es un EP de canciones largas. Supongo que tus canciones empiezan siempre por la letra.
Pues curiosamente no. Siempre tengo una sencilla estructura melódica, un armazón de unos cuantos acordes sobre los que voy vertiendo los versos, que van saliendo sobre todo en largas caminatas. Es un proceso lento y bastante aburrido. Tiene poco que ver con el arrebato del artista romántico y más con el viejo artesano que trabaja las estrofas como si se trataran de un trozo de madera. Vas limando y puliendo hasta que aparece la canción como el casco de un barco. En realidad, gran parte del proceso consiste en desechar palabras, es una cuestión de elección.
- Desechas palabras y aun así son letras muy extensas. Es un disco que puede gustar al común de los melómanos. Sólo lo he puesto una vez y la primera canción me ha evocado a un Corcobado amable, la segunda al blues de Nick Cave, la tercera al mejor Sabina –que por otra parte no me llama la atención-, la cuarta al blues crepuscular contemporáneo americano, y la quinta al folk alternativo también algo sabiniano.
- Corcobado siempre me ha parecido un artista enigmático y atractivo. De Nick Cave, qué voy a decir, es enorme, uno de los mejores. De Sabina me gustan muchas canciones, pero en cuanto a sonido, a producción, creo que estamos muy lejos.
- Sí… Lo del sonido de los discos de Sabina previos a '19 días y 500 noches', que se lo produjo Ariel Rot, es de juzgado de guardia. Pero bueno, sigamos con el contenido de tu EP…
- Pues sí, creo que hay blues y folk en 'Malo ni bueno', aunque de una manera muy indirecta. Es como si el blues estuviera escondido en el fondo, debajo de capas de texturas pantanosas y ambientes brumosos. En esa línea mi héroe es Hugo Race.
- Hugo Race, ¡exmiembro de los Bad Seeds de Nick Cave! Diego, ¿tienes agencia de conciertos? ¿O prefieres ir a tu ritmo, suavemente, dando bolo esporádicos?
- Cuento con la inestimable ayuda de Naiara Egimendia, que tiene el difícil reto de perseguir a los programadores de conciertos. Mi ritmo es uno o dos bolos al mes, hasta el verano. Y en verano cierro por vacaciones hasta septiembre, como los colegios.
- Qué envidia… ¿Estás pintando algo ahora mismo?
- Ahora mismo, con la gestión del disco me resulta imposible, pero todo llegará. Paso temporadas sin pintar, aunque siempre vuelvo a ello. Lo llevo haciendo toda la vida. Mi taller, pequeño y sucio, me está esperando.
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