Borrar
Eneko Sagardoy da vida al Gigante de Altzo. En la imagen, en un Londres nevado (en realidad Bilbao). E.C.
El cine vasco se hace gigante

El cine vasco se hace gigante

El vasco más alto de todos los tiempos se asoma hoy al Zinemaldia. 'Handia' es una película deslumbrante que opone tradición y modernidad, realidad y leyenda

Domingo, 24 de septiembre 2017

'Loreak' hizo historia en 2014, cuando fue el primer largometraje rodado en euskera que competía por la Concha de Oro en el Zinemaldia. Después figuró entre las cinco candidatas al Goya a la mejor película y fue seleccionada por la Academia de Cine para representar a España en los Oscar. Aquel drama coral protagonizado por tres mujeres partía de una imagen icónica: un ramo de flores en una carretera, recordatorio de un accidente de coche. Sus directores, Jon Garaño y José Mari Goenaga, hablaban sin alzar la voz, con un pudor muy vasco, de temas como la pérdida, el hastío de la vida conyugal y la familia.

'Handia', la nueva obra de los autores de 'Loreak' (Aitor Arregi sustituye a Goenaga como codirector), confirma el inmenso talento de estos guipuzcoanos agrupados en la productora Moriarti, que de nuevo recorrerán el mundo con una preciosa fábula que hoy se presenta en la sección oficial de San Sebastián. Un salto de gigante que podría perfectamente hacerse con el galardón máximo del palmarés. «Inspirada en hechos y personajes reales», como rezan los títulos de crédito iniciales, 'Handia' debe su título a Miguel Joaquín Eleizegi, que con sus 2, 42 metros de altura fue considerado en su época como el hombre más alto del mundo. El Gigante de Altzo, localidad cercana a San Sebastián, no fue un personaje mitológico. El Museo de San Telmo conserva un sombrero de copa, un par de guantes, una horma de zapato y una silla que pertenecieron a este aldeano que, merced a su gigantismo, fue recibido por reyes y exhibido como un monstruo de feria.

Ramón Agirre y Joseba Usabiaga, padre e hijo en el caserío. A su lado, el cartel de la película. E.C.
Imagen secundaria 1 - Ramón Agirre y Joseba Usabiaga, padre e hijo en el caserío. A su lado, el cartel de la película.
Imagen secundaria 2 - Ramón Agirre y Joseba Usabiaga, padre e hijo en el caserío. A su lado, el cartel de la película.

'Handia

  • Directores: Jon Garaño y Aitor Arregi.

  • Intérpretes: Eneko Sagardoy, Joseba Usabiaga, Ramón Agirre, Iñigo Aranburu, Aia Kruse.

  • Fecha de estreno en cines: 20 de octubre.

Leída la sinopsis resulta inevitable pensar en 'El hombre elefante'. Sin embargo, 'Handia' no cuenta la historia del John Merrick vasco. O, además de eso, cuenta muchas cosas más. La voz en off del hermano del protagonista nos introduce en unos tiempos turbulentos, en una Europa cambiante «que se debate entre el Antiguo y el Nuevo Régimen». Esta tensión entre progreso y tradición, entre modernidad y superstición o religiosidad, es uno de los vectores del filme.

Así, mientras Martín Eleizegi combate en las Guerras Carlistas (la sombra de 'Vacas' se proyecta en este tramo), su hermano crece y crece en el caserío. A su vuelta, Martín le acompañará por toda Europa asombrando a nobles y plebeyos con su altura. La tumba vacía en los primeros compases de 'Handia' nos introducen en los territorios míticos de la leyenda. Los huesos del gigante, dice la tradición popular, fueron robados del cementerio de Altzo para ser estudiados en algún museo inglés. El protagonismo pasa sucesivamente de quien cuenta la historia a quien la protagoniza. Y como afirmaba John Ford, si hay que elegir entre leyenda y realidad, nada mejor que imprimir la primera.

Crujir de huesos

'Handia' atesora así una riqueza de temas que un medido guion desgrana sin afectación ni pretenciosidad. Su cuidadísimo aspecto formal, la bellísima fotografía y el meticuloso en el encuadre, se ponen al servicio de una narración seca, pudorosa, sin apenas diálogos. Digámoslo de nuevo: muy vasca. Sin ir más lejos, cuando Martín regresa de la guerra y descubre que su hermano es un fenómeno de la naturaleza no le dice ni mu. De la misma manera elíptica, ejemplar, están resueltas las escenas de batalla o el deseo que comparten los dos hermanos por la misma mujer.

'Handia' habla del final del caserío como modo de vida y de la imposibilidad de huir del sitio al que perteneces

No hay ni un solo subrayado sentimental en este cuento donde el infeliz Joaquín recorre como un alma pena el mundo mientras sueña con quedarse en Altzo. A su vez, su hermano Martín siempre ha querido escapar del terruño, al que estará condenado a regresar. Uno no para de crecer, hasta el punto de escuchar sus huesos crujir mientras duerme en un pesadillesco apunte de película de terror. El otro, que abomina de sus orígenes y no quiere dejar de moverse, tiene un brazo inmóvil por culpa de la guerra.

«Tú estás aquí, pero tu leyenda está fuera y crece más rápido que tú», le alecciona Martín a este monstruo amable y taciturno, con el que mantiene una relación de dependencia. 'Handia' habla del final del caserío como modo de vida y de la imposibilidad de huir del sitio al que perteneces. Descubre a dos actores perfectos en sus respectivos papeles: Eneko Sagardoy, el hermano pequeño vasco de Richard Kiel, el villano de James Bond, y Joseba Usabiaga, enternecedor cuando se averguenza de chapurrear castellano.

El modo ejemplar con el que los directores resuelven la estatura del protagonista, sin alardear de efectos especiales, con eficacia y poesía, es un apunte más en una película hermosa y sincera. Con 'Handia', el cine vasco se hace gigante.

Jon Garaño y Aitor Arregi, los directores de 'Handia'.

«De pequeños vimos sus zapatos en San Telmo y se nos quedó grabado»

- 'Handia' no es la historia del Hombre Elefante vasco. O no es solamente eso.

- Cuando contábamos que íbamos a rodar la historia del Gigante de Alzo la gente se imaginaba una película muy cercana a 'El Hombre Elefante'. Incluso en las primeras versiones del guion se parecía. Hasta barajamos rodarla en blanco y negro. Fue una referencia para huir de ella.

- Esta es la historia de un hombre infeliz, no de un monstruo atormentado como John Merrick.

- Nos imaginamos que Miguel Joaquín Eleizegi podía haber tenido esta personalidad. Alguien normal, que mide mucho más que los demás, con sus mismas frustaciones e ilusiones.

- ¿Es cierto que la inspiración les vino en una visita al Museo de San Telmo, que conserva enseres del Gigante?

- Sí. Cuando éramos pequeños fuimos con la ikastola y vimos sus zapatos, su sombrero, una silla... Y desde entonces conservamos la fascinación, se nos quedó grabado.

- Porque el Gigante existió en la vida real.

- Sí. Muchos piensan que es un personaje mitológico. En la iglesia de Altzo Azpi -era una persona muy religiosa- siguen las marcas que hicieron en la pared según fue creciendo. Después encuentras en la documentación cosas imposibles, como que bebía 24 litros de sidra al día.

- Realidad y leyenda, uno de los temas del filme.

- Sí. ¿Cuándo una persona deja de ser persona y se convierte en mito? Es lo que le pasó, a su pesar, a Miguel Joaquín. No importa lo que eres, sino lo que la gente dice que eres. También ocurre hoy con personajes públicos.

En euskera

- El hermano del gigante simboliza el progreso, enfrentado a la religiosidad y la superstición. Tradición frente a modernidad.

- Esa idea es el motor de la película. Estamos en un momento de cambio, el siglo XIX, donde todo explota. En Euskadi sufrimos las guerras carlistas; ellos defienden que nadie cambie y las fuerzas isabelinas, nuevas ideas. Miguel no quiere cambiar pero desgraciadamente para él no deja de hacerlo al crecer; Martín en cambio quiere progresar y tiene un brazo inmóvil...

- No se idealiza la vida rural, algo muy habitual en el cine vasco. Lo bucólico frente a lo urbano.

- Cualquier casero te dirá que parece una vida muy bonita desde fuera pero que es muy dura. Martín encuentra ataduras en el caserío. Descubre un nuevo mundo y quiere escapar.

- 'Handia' luce mucho más cara de lo que es.

- Hemos tenido un presupuesto muy grande para una película vasca, 3,5 millones de euros, pero es muy poco para hacer una cinta así. El equipo técnico ha hecho un esfuerzo muy grande. Ha habido mucha figuración, animales, un montón de localizaciones...

- La estatura del protagonista se ha logrado de manera sutil, a través de juegos de perspectiva, efectos digitales y un gigante real, el exjugador de baloncesto Saad Kaiche, que mide 2,31.

- No queríamos distraer al espectador, que estuviese pendiente todo el rato. Ves al gigante por primera vez y pasa a ser un personaje más.

- En 'Handia' se habla en euskera y algo novedoso en el cine: hablan mal castellano, como ocurría en la época.

- Sí, se avergozaban de ello. Hasta yo siento ese complejo a veces. Esta película tenía que ser en euskera porque los personajes hablaban en euskera. Cuando viajan se escuchan hasta seis lenguas.

- ¿Les pesa el éxito de 'Loreak'?

- Sin 'Loreak' no podríamos haber hecho 'Handia'. La gente comparará, pero esta es muy diferente, y eso nos quita presión.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo El cine vasco se hace gigante